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Jess PoV


Después de una semana volvía al instituto, ya no podía seguir fingiendo un resfriado y, además, mi madre ya había empezado a sospechar.

Iba en el coche con mi madre, que esa mañana se había ofrecido a llevarme debido a la intensa lluvia, mirando hacia la carreta sin decir nada.Aparentaba estar tranquila, pues mi cuerpo no se movía, sin embargo mi interior estaba desfasado: mi corazón latía a una velocidad considerablemente más rápido de lo normal, mi estómago estaba revuelto, mis pulmones parecían estar faltos de aire y en mi garganta había un nudo enorme que apenas me dejaba respirar. Mi cabeza no paraba de pensar en posibles situaciones embarazosas que podrían pasarme a lo largo del día, además justo hoy, que era lunes, y había clases por la tarde. Definitivamente este iba a ser un día muy largo.


Mi madre paró el coche justo en frente de la puerta principal, todavía era muy temprano y a penas había gente en la entrada y, eso me reconfortaba.


-Nos vemos después – se despidió mi madre, yo abrí la puerta y el frío aire, junto con pequeñas gotas, me golpeó la cara.


-Adiós– cerré la puerta del coche y comencé a caminar para evitar mojarme demasiado, lo que me faltaba era ponerme enferma después de haber pasado una semana en casa por cuento.


Al llegar a la entrada, un gran cartel de color rojo decoraba la parte superior de la puerta. Era el cartel que anunciaba el baile, apenas quedaban cuatro días para que se celebrase y la gente estaba eufórica. Di una última mirada al enorme cartel. Respiré profundo y me armé de valor para empezar a caminar. No levanté la mirada del suelo durante el trayecto hasta mi taquilla, ya que todo el pasillo estaba decorado de carteles sobre el baile, hasta podían verse todavía algún que otro globo colgado de una taquilla, mostrándome que yo era la única que jamás tendría un globo de colores flotando encima de mi taquilla. Basta ya, me regañó mi subconsciente.Tenía que superar a Louis y a su invitación para el baile. Ese era un tema que nunca antes me había preocupado y no iba a empezar a preocuparme ahora o, al menos, eso era lo que yo quería pensar, pero por desgracia, no iba a ser así. Seguiría rompiéndome la cabeza hasta el final de los días.


Llegué a la taquilla y cogí los libros de latín; acababa de darme cuenta de que odiaba esa asignatura.


-¡Hola!– saludó Cindy desde atrás, me sobresalté ante su euforia –¿Cómo estás? – preguntó poniéndose a mi lado.


Cerré la taquilla, suspiré y la miré. No entendía cómo podía haber preguntado aquella estupidez, mi cara mostraba claramente que no estaba bien.


-Bueno...– fue lo único que logré decir pues cualquier otra cosas que hubiera dicho igual la hubiera molestado o puesto en un apuro, así que no le di demasiada importancia.


Louis PoV


Iba de camino a clase de geometría cuando una larga cabellera rubia se interpuso en mi campo de visión. Jess. Hacía más de una semana que no sabía nada de ella, pues Cindy no había vuelto a llamarme ni a hablar conmigo.


Como iba a llegar tarde a clase, la dejé pasar, ahora que sabía que estaba en el instituto podría hablar con ella en algún descanso, yeso es lo que haría.

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