The omega sorcerer [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]

28

—Oh, el Jimin que trajiste intentó levantarse. —lo vio.

—¿Así? —le dijo.

—Hice lo que me pediste. —mencionó el alfa.

—Ya veo. —se acercó y le sonrió. —Me quedaré un rato aquí y luego volveré con mi misión.

—¿No será peligroso? —lo vio.

Jimin negó y se acercó para darle un corto beso al alfa, Yoongi cerró los ojos y atrajo más a su omega; ambos se besaban de manera lenta y Jimin sonrió mientras le iba abriendo la camisa al alfa de tez pálida.

—Jimin. —le dijo Yoongi.

—Quiero hacer el amor contigo alfa. —le susurro.

Yoongi miró a Jimin fijamente, sus ojos oscuros reflejaban una mezcla de deseo y preocupación. Por un momento, el silencio entre ellos fue palpable, como si ambos estuvieran midiendo las consecuencias de lo que estaba por ocurrir.

—Jimin... —susurró Yoongi, con su mano acariciando suavemente el rostro de su omega, como si temiera que fuera a desaparecer en cualquier instante.

Jimin lo observó con ternura, sus labios todavía curvados en una pequeña sonrisa. No había duda en sus ojos. El alfa pudo sentir la sinceridad en cada uno de sus gestos. Se inclinó más cerca, su respiración entremezclándose con la de Jimin, y sus manos continuaron deslizándose por el pecho descubierto de su omega.

—No tienes que hacerlo... —dijo Yoongi suavemente, aunque sus manos se aferraban a la cintura de Jimin, deseando lo contrario.

—Quiero hacerlo. —respondió Jimin con firmeza, su voz baja pero segura. —Quiero que sea contigo.

Yoongi no pudo resistir más; se inclinó hacia él, capturando sus labios nuevamente, esta vez con más intensidad. El beso se profundizó, lento, pero lleno de pasión, como si ambos estuvieran descubriendo algo nuevo en ese momento. Las manos de Jimin continuaron abriéndose paso por el cuerpo de Yoongi, mientras el alfa lo guiaba hacia la cama, sin dejar de mirarlo con una mezcla de adoración y deseo.

Ambos se detuvieron un segundo, mirándose a los ojos, como si fuera un acuerdo tácito. Yoongi, con un suspiro pesado, se inclinó sobre él, cubriendo el cuerpo de Jimin con el suyo. Todo lo que existía en ese instante era la conexión entre los dos, el alfa y su omega, sin prisas ni interrupciones. El mundo exterior desapareció mientras ellos se perdían en los gestos y el contacto que ambos anhelaban.

La noche se volvió una promesa, una que Jimin y Yoongi estaban dispuestos a cumplir juntos, Yoongi bajó su mano lentamente por la espalda de Jimin, trazando el contorno de su cuerpo con una delicadeza que contrastaba con la urgencia que ambos sentían en sus corazones. Cada caricia encendía algo más profundo entre ellos, una chispa que se había estado gestando desde hacía tiempo.

Jimin dejó escapar un suspiro suave al sentir el roce de los dedos de Yoongi sobre su piel desnuda. Sus manos exploraban con cuidado, descubriendo cada rincón del cuerpo de su omega, mientras Jimin se acurrucaba más cerca, buscando el calor y la intimidad que únicamente Yoongi podía ofrecerle.

—Jimin... —murmuró Yoongi contra su cuello, dejando un rastro de besos ligeros que hicieron que la piel de Jimin se erizara.

El alfa lo tomó con firmeza, pero sin apresurarse, como si estuviera saboreando cada momento. Jimin respondió rodeando la cintura de Yoongi con sus piernas, permitiendo que el alfa se acercara aún más. Sus respiraciones se volvieron entrecortadas mientras sus cuerpos se movían en una danza lenta y compenetrada, como si cada uno de sus movimientos fuera parte de algo más profundo, algo que iba más allá del simple contacto físico.

Los dedos de Jimin acariciaban la nuca de Yoongi mientras su pecho se elevaba y descendía rápidamente, atrapado entre la excitación y el deseo de algo más significativo. Yoongi se inclinó para capturar sus labios de nuevo, esta vez con un beso más profundo, más apasionado. El tiempo parecía detenerse a medida que ambos se perdían en el momento, sus cuerpos entrelazándose con una mezcla de deseo y cariño.

La habitación quedó en silencio, roto únicamente por los suaves gemidos y susurros que compartían, sus cuerpos alineados perfectamente, sincronizados en una conexión que iba mucho más allá de lo físico.