Capitulo 2

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Max Verstappen

Rompo la nariz del tipo que tengo enfrente. Ver su cara bañada en sangre me da una satisfacción infinita. Sus manos atadas a la silla me dan la inmortalidad que necesito para seguir sacando de su cuerpo el líquido más hermoso del ser humano.

-Debes tener los huevos más grandes de esta ciudad para vender droga en mis territorios- Lewis que está detrás de mí se soba las muñecas.

Ser jefe de la mafia ma da el poder absoluto de dominar esta ciudad. Mi padre y mi abuelo dominaron y se enfrentaron a millones de imbeciles que creían que podían quitar el poder de la familia Verstappen, están equivocados. Yo Max Verstappen tengo en mis manos hacer respetar el apellido. Y el imbécil que estoy aniquilando con mis manos no solo se atrevió a vender sustancias en mis territorios, sino que trafica con mujer y omegas que eran obligados a trabajar en burdeles de mala muerte.

-Me dijeron que te gustan los jovencito- Le enseñó mi navaja. Mi camisa blanca manchada con su sangre le da un aspecto más terrorífico.

-Mujeres y omegas que tuvieron que ser violadas por viejos asquerosos, se tiene que tener huevos para eso- Mi navaja hace un perfecto recorrido desde su oreja hasta su mejilla, el grito de dolor alimenta mi sed de poder.

- Yo.. no.. yo no hice nada- Las lágrimas escapan de su rostro. Me encanta ver la desesperación en el rostro de mis víctimas, dios, oírlos suplicar es deleite a mis oído.

Me volteo observando a Lewis que ríe al ver al idiota.

-El no lo hizo- Sonrió.

- Tal vez nos equivocamos Max- Lewis me sigue la corriente.

-Entonces debemos dejarlo libre y darle una recompensa- Me burlo, el hombre empieza a moverse cuando ve le arma en mi mano.

- Si, debemos darle un premio- Se cruza de brazos mi mano derecha y amigo de años Lewis Hamilton.

- ¡No! ¡No!... - Grita el hombre.

-Tranquilo, le entregaremos las cenizas a tus padres- Disparó su cabeza, su sangre baña mi rostro. Lewis me pasa una toalla.

- Son 2 de 3 de los que tienes que cazar, el siguiente aún sigue oculto, pero lo encontramos- Pasó la toalla llena de sangre. Deja mi arma encima de la mesa,salimos del sótano de mi edificio, en la puerta me encuentro con Carlos, unos de mis hombres de combate.

-Deja todo limpio, no quiero dejar ninguna huella- Es un hombre de pocas palabras, pero muy leal. Sus brazos con una que otra cicatriz le dan un aire sádico y cruel que se necesita en este negocio.

Camino a mi oficina. Subo el ascensor hasta llegar a la suite en donde vivo, por ahora.

-Entrégame las coordenadas del próximo envío-

Me dirijo al baño, tiro mi ropa al cesto de basura. Dejo que el agua limpie hasta la última mancha de sangre. Enjabono mi cuerpo hasta por mi cabeza pasan esos ojos marrones con un toque de verde que vi esta tarde.

Un día como cualquier otro. A la misma hora de siempre saco a Enzo a dar un paseo, comúnmente lo hago cerca del medio día para no tener que toparme con mocosos en el parque. Hoy como cualquier otro cm día solté su correa para dejarlo dar un paseo, lo que menos que creí fue ver a lo que parecía ser un joven omega sentado en una banca lanzando su celular el piso. Su cabellera negra algo desordenada, trague grueso cuando vi la forma de su cuerpo a lo lejos.

El muy altanero me trató como un puto niño, me regañó por no saber cuidar a mi perro que no sé por qué no lo ataco. Enzo es un animal salvaje que no empatiza con ninguna persona, incluyendo a Lewis que lo conoce desde que era un cachorro. Volviendo a mi príncipe guerrero, mi cuerpo reacciona solo de imaginar su cuerpo retorciéndose en mi cama.

Su olor lo tengo impregnado en mi memoria. Necesito saber quién es el.

Cierro la llave del agua, secó mi cuerpo hasta envolver mi cintura con una toalla. Enzo está acostado a un lado de la cama.

-No sé si debería castigarte o darte un premio por lo de hoy- Muevo la cabeza.

-Según Carlos el cargamento pasará en tres meses de Mónaco a Paris en la madrugada, los Leclerc enviarán un regalo por la tardanza- Esa familia es la peor escoria que conozco, y más la cabeza principal de esa familia. Hervé Leclerc quien ascendió al poder luego de la muerte de su abuelo y padre, no me extrañaría que fuera el mismo quien los matara. Ser el hijo bastardo de Leclerc le dio poder que se necesitaba para gobernar.

- Lo que sea que te vaya a dar el bastardo de Leclerc quémalo-

-Informaré a Carlos- Lewis sale de la habitación dejándome solo. Reviso mi celular, los mensajes de mi nueva secretaria llenan mi buzón. Cierro los ojos y solo puede ver esa tonalidad marrón perfecta y provocadora. Duermo con la forma de sus labios en mi boca.

A la mañana siguiente me encuentro en mi oficina revisando revisando unos papeles referentes a la empresa, revisar los balances y estados de cuentas, no es misterio para mi gente que esta empresa funciona para lavar dinero. Recibo una llamada de mi secretaria.

-Señor los señores Mendoza desean verlo- No entiende el significado de "No estoy para nadie,"no comprende el está mujer.

Cuelgo la llamada sin responder, odio la ineptitud de esta mujer. No le he visto pero sé quién es. Alice Hadworth, una beta de 25 años, graduada de la mejor universidad del país, hija de un bastardo que vende autos. El celular vuelve a sonar y tengo ganas de lanzarlo como el príncipe guerrero al suelo.

Harto de estar aquí salgo de mi oficina para encontrar vacío el puesto de mi secretaria, es hora de almorzar, el momento para dar un recorrido por mi empresa. Tomo el ascensor del personal para escabullirme. El primer piso está vacío, llevo mis manos a los bolsillos, mi celular vuelve a sonar, decido ignorarlo. La única persona que puede llamarme es Kelly. La muy tonta no entiende que no quiero tener nada con ella ¿los omegas realmente saben escuchar? Si no fuera la hija de uno de mis mayores proveedores la mataría sin piedad alguna.

Un par de cogidas y ya piensa en una especie de relación.

Puedo admitir que la chupa muy bien, pero eso es todo. Es igual que todos lo omegas que he conocido y cogido, simples, insípidos y aburridos.

-¡Me vas a decir que es mi culpa no saber que me iban a estafar!- Una mujer con unas piernas largas le grita a no sé quién.

- Señorita ya le expliqué que como empresa no se contrata a terceros para...-

-¡Me importa una mierda lo que digas mojigato! Me devuelves mi dinero o te juro que haré que te despidan inútil- La mujer que por cierto es una beta levanta el café que tiene en sus manos y se lo avienta al recepcionista.

Una cabellera negra capta mi atención y tengo que avanzar más cerca para verlo bien. En otra situación me daría media vuelta y me iría, no me importa el sufrimiento de los demás. Pero esta vez avanzo para encontrarme al mismo omega de ayer. El no se percata de mi presencia porque todo su atención está en la loca histérica.

El líquido se esparce por su barbilla y cuello. Lo veo hacer una mueca de dolor.

-Necesito hablar con tu jefe ahora mismo-

- Señorita, lo lamento pero...- La loca levanta la mano y voltea su rostro. Una ira crece en mi pecho al ver como la mejilla de mi príncipe se torna rojiza. Tenso la mandíbula y camino.

- ¡Como te atreves a responderme inútil! Voy hacer que despidan- Veo el terror en los ojos de mi empleado por las palabras de la loca.

- Lo lamento señorita...- Baja la cabeza apenado pidiendo perdón cuando fue a él a quien le aventaron café caliente que enrojeció su delicada piel, pide perdón aún cuando fue a él a quien abofetearon.

-Al menos ten la decencia de ponerse ropa más llamativa, pareces moribundo- Lewis me mira prestando atención a la situación, muevo mi cabeza para que actúe por que sabe que si yo intervengo soy capaz de abrirle la mandíbula a la beta que acaba de agredir a mi omega.















Se supone que este Capítulo lo subiría ayer pero la neta está bien triste porfa borren este fin de semana 🥹

Pero algo bueno es que ganó Carlos la carrera felicidades 🥰☺️

Con cariño Lex💖

KING ||Chestappen||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora