Capítulo 5

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Sergio Pérez

¿Cómo estoy?

Esa pregunta retumba en mi cabeza. El hombre que está frente a mí me observa detalladamente esperando una respuesta. Esto es lo peor que me pudo haber pasado. Ser atropellado mientras huía de uno de los hombres de Helmut.

La duda que he tenido por muchos años vienen a mí como un golpe en el estómago. ¿Cómo voy a pagar ahora dos cuotas al mes? Si con una ya tengo suficientes problemas.

- Ya estoy mejor- Bajó la mirada observando mis manos. Necesito otro trabajo, uno que sea nocturno. Tal vez si encuentro alguno que pague bien pobre salir del agujero en el que he estado metido por ochos años. Ocho jodidos años.

- Eso es bueno- El alfa suspira y se relaja. Bueno es obvio que esté así. A nadie le gustaría llevar esto a lo legal. Por su vestimenta da por sentado que es alguien con dinero. Si pensara en denunciarlo sería imposible ganar, y sobre todo, no tengo la fuerza suficiente para lidiar con eso.

-Creo que ya estoy mejor- me levanto tratando de ponerme de pie. Mañana tengo que trabajar temprano y no quisiera ser regañado por el señor Hamilton. Este empleado es todo lo que tengo.

Un dolor punzante me hace detener.

- Es mejor que te relajes, el doctor informó que lo puedes moverte mucho. Aunque el golpe no fue muy contundente, es necesario que permanezcas aquí- Me niego enseguida.

-Mañana tengo que trabajar. Es mi tercer día laborando no creo conseguir un permiso- Me burlo, bueno más bien el señor Hamilton no le gustará, porque el presidente de king ni siquiera tiene idea de mi existencia.

-Tu salud es más importante que cualquier trabajo- Suspira, sus palabras logran ponerme molesto.

-Díselo, a los que están en punta de la pirámide- Muevo la cabeza, coloco un pie en la l suelo, la mano del alfa me agarra el brazo, su toque manda un choque eléctrico a mi cuerpo y me de estremezco enseguida. Sus manos son grandes y está tan cerca que me siento diminuto. Quisiera abofetearlo pero no quiero más problemas.

-Debes de hacerle caso al doctor-  su voz es profunda y seria. Me suelto colocando el otro pie en el suelo, soy muy terco, lo sé .

- Podrías pasarme mi bolso- Me observa con el ceño fruncido, al ver mi determinación se acerca y lo extiende.

Una vez de pie y descalzo busco mis tenis, no los encuentro por ninguna parte.

Un mareo me hace tambalear, el extraño lleva su mano a mi espalda.

- Lo ves pecas, no estás bien- ignoro su apodo.

-Solo necesito descansar- Cuando encuentro mis zapatos camino más deprisa.

-En mi casa- Recalcó.

Suspira fuerte, me ha de estar odiando en este momento, pero no importa, no creo volver a verlo. Ya lo viste dos veces hoy Sergio. Si, pero dos no es tres.

Me acerco a la puerta, pero me sujeta fuerte y me voltea logrando que me cabeza choque con su pecho. Doy un respingo cuando la dureza impacta mi rostro. Me pongo rígido cuando me agarro a sus brazos para no caerme. Este hombre es puro músculo. No me quiero imaginar lo que se esconde detrás de la camisa. Pero que estás pensando Sergio.

La punta de mi nariz toca su pecho.

-Voy a llevarte a casa, pero espera cinco minutos aquí- Baja la mirada y esos ojos azules vuelven a producirme un estremecimiento en el cuerpo. No es momento de fantasear Sergio.

Soy un leve asentimiento. El hombre me suelta y sale dejándome solo en la habitación. Tengo que expulsar el aire que tengo retenido y ventilarme para sacar estas sensación que tengo dentro. No quiero verme para saber que soy un completo desastre ahora.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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