Capítulo 3

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Sergio Pérez

Humillante, es así como puedo describir esta situación. El café gotea por mi camisa blanca que lave ayer en la noche, y de la que estoy muy seguro que será difícil quitar la mancha. La mujer que vino a reclamarme alega que fue estafada por un empleado de la empresa que huyó con su dinero, me reclama a mí por todo. El dolor en mi mejilla aún está latente, imagino que tengo una gran mancha roja, mi piel tiende a enrojecerse con facilidad.

Gracias a dios el señor Hamilton llegó para salvarme de la situación. No perdí de vista su mirada de desaprobación, no quiero ser despedido, es solo mi segundo día de trabajo. No puedo perder este trabajo que tanto me costó conseguir. Las lágrimas luchan por escapar de mis ojos. Tengo que respirar fuerte para no avergonzarme más.

Un pañuelo es extendido frente a mi. Con la mano temblorosa lo tomo al sentir la primera lágrima rodar por mi rostro. Empiezo a sollozar, no por lo que pasó hoy, sino por toda la Mierda que he tenido que aguantar de la vida. Está es la mejor excusa para llorar y no me importa pasar más vergüenza.

- Podrías dejar de llorar y peor por una loca histérica- Una voz profunda me hace levantar la cabeza. Mi mirada recorre a un hombre muy alto y de una belleza si igual, sus ojos claros me observan con detenimiento. Miro el pañuelo en mis manos.

-¿Es suyo?- Se cruza de brazos, lo que logra que sus músculos se aprecien más. Este alfa podría pasar como un modelo o un actor.

-Vez a alguien más por aquí- Su cabello rubio con estilo despeinado como si fuera un piloto de fórmula uno pos carrera le da un toque muy varonil. Muevo la cabeza para concentrarme de una vez. Lo que tiene de atractivo se pierde por su actitud agria.

-Bueno yo...- No se que decir, faltan 15 minutos para que George llegue y sea hora de almorzar.

No deja de verme, su mirada produce un ardor en mi estomago y el nerviosismo lo siento en todo el rostro.

-Es mejor que te cambies la camisa pecas, desde aquí puedo ver el color de tu bralette- su mirada se dirigir a mi pecho. Que alfa más descarado cubro mi pecho con los brazos para que el pervertido no vea nada. ¿Se está riendo?

-Es un pervertido sin vergüenza- Se lleva las manos a los bolsillos, pero mira mi rostro esta vez.

-¿Le dices eso a la persona que te dio su ayuda?- Se burla mostrando una sonrisa sexi en el rostro. ¿Estás loco Sergio? Ese alfa no es nada sexi. Bueno si un poco.

- No pedí su ayuda, pudo haber pasado de largo- Empuño la tela en mi mano, sé que de seguro es caro, pero no me importa.

-No habría podido ignorarte- Abro mis ojos de golpe, no le da vergüenza decir eso.

-Prefería que si- Respondo enseguida desafiante.

- De nada pecas, el gracias es gratis- Recalca no veo a nadie por aquí, necesito fijarme en otra cosa que no sea este alfa alto, atractivo, pero con una personalidad de mujeriego a kilómetros.

-Cuando lo sienta lo diré- Levantó mi mentón.

- Me encantaría escuchar tu voz cuando lo sientas- Frunzo el ceño.

-Bueno ya, puede irse señor mi compañero no tarda en venir- Vuelve a mirar mi pecho donde la tela se trasparenta. Dios dame paciencia para no hacer yo esta vez un escándalo. Hasta las ganas de llorar se me quitaron.

-¿Tienes ropa para cambiarte?- Está vez lo dice serio. Muevo mi cabeza dando una señal negativa. Lo mejor que podría hacer es lavar mi camisa en el baño y secarla allí, no cuento con el dinero suficiente para comprarme otra, ayer entregué todo mi dinero a los hombres a quienes les debo.

KING ||Chestappen||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora