𝗱𝗲𝗰𝗶𝗺𝗼 𝗻𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲

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Louis aún seguía parado frente a un rizado de ojos cristalizados, esperando escuchar un "puedes pasar" de su parte. Su mirada no podía dejar de recorrer el rostro de su... De Harry, no estaba seguro de si todavía podía mirarlo como "su novio"; desde lo más profundo de su corazón deseó que sí.

—Claro que puedes, por favor—. Respondió educadamente mientras se movía hacía un lado, viendo la figura del compositor pasar junto a él—. Estaba por ir a buscarte, de hecho.

—¿Ah si? Hola, Shawn—. Escucha saludar al rizado mientras cierra la puerta detrás de ambos.

—Dios, mira esos ojitos. Deja todo y vámonos de aquí—. Dice el abogado, acercándose al de ojos verdes, ahuecando su rostro con ambas manos, dejando ver un puchero en sus labios. Esto sacándole a Harry una pequeña sonrisita.

—Shawn—. Habla Niall con cierto tono de advertencia, negando con su cabeza—. Debemos ir a ver si Alison sigue durmiendo. Hola, Harry.

—¿Qué tal, Niall? —Contesta el rizado aún con una suave sonrisa.

—Bien, los dejaremos hablar a solas—. Dice el de ojos café, mientras camina hacia la habitación de la pequeña voltea dándole a Louis una mirada de semi-advertencia.

Shawn y Niall han desaparecido en el corredor camino al dormitorio.

Harry da un gran suspiro antes de voltear su cuerpo para mirar al castaño frente a él. Louis, por su parte, contiene la respiración, expectante, como si cualquier movimiento pudiera lograr que el hombre parado frente a él comience a gritar cuanto lo odia y salga por completo de su vida.

No lo tolera. Esa idea es...

—¿Por qué no me lo dijiste? —Comienza a decir el rizado, yendo directo al punto principal de su encuentro, dejando al castaño muy quieto desde el lugar donde estaba parado, sin esperar que quisiera abordar el tema tan rápido—. Quiero decir, lo lamento...

—¿Cómo te enteraste? —Logra decir el castaño, arrepintiéndose al momento de ver la mirada del compositor frente él contorsionándose de la tristeza al enojo—. No, no perdón, no quise decirlo así...

—Debe ser una maldita broma—. Expresó con una mezcla de agitación y serenidad en su tono.

—Harry...—Intenta decir pero se ve interrumpido nuevamente.

—¡No! ¿Quieres saber cómo me enteré? —Espetó, arqueando una ceja con una sonrisa amarga, pintando sus rojizos e inflamados labios, producto de haberlos estado mordiendo de camino al departamento—. La madre de tu hija se tomó la molestia de ir hasta mi casa y decírmelo de frente, algo que le agradezco ya que claramente tú no tuviste el mismo valor.

Louis escuchó cada una de sus palabras y, por un momento, las palabras parecieron atorarse en su garganta. Abrió la boca para decir algo, pero solo salió un suspiro. Sus ojos se agrandaron, incapaces de disimular el desconcierto que lo embargaba. —¿Ella fue...? ¿Fue a tu departamento? —Murmuró finalmente, lento, como si todavía tratara de procesar lo que acababa de escuchar—. No lo entiendo, ¿cómo siquiera obtuvo tu dirección? —Una chispa de entendimiento cruzó por sus ojos—. Ah claro, la disquera debió dársela...

—Si... Espera, yo creía que se la habías dado tu—. Lo miró con extrañeza en sus ojos, sacudiendo su cabeza con desconcierto ya que no comprendía lo que estaba pasando—. Ella me dijo que se reunieron ayer por la noche.

Ahora le tocó al castaño quedarse atónito ante las palabras del otro. Bastó escuchar esas frases para darse cuenta de que Haley había manipulado la verdad a su favor al hablar con Harry. Sin embargo, eso no lo eximía de la culpa por haberle ocultado la verdad a su amado novio sobre lo que realmente estaba ocurriendo en su trabajo, todo por esa estúpida idea de protegerlo de sus problemas.

𝗧𝗵𝗲 𝗧𝗼𝗺𝗹𝗶𝗻𝘀𝗼𝗻𝘀 [𝗟.𝗦]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora