Capítulo 8

366 45 6
                                        

Pedri tomó un sorbo más de su cerveza, sintiendo cómo el ambiente entre él y Gavi se volvía menos tenso. La sonrisa confiada de Gavi aún seguía allí, pero había algo diferente en su mirada. Algo que no había notado antes. Pedri se recostó un poco en su asiento, dejando que la conversación fluyera de manera más natural.

—¿Siempre eres así de insoportable con todos o solo conmigo? —preguntó, en tono de broma, intentando relajarse del todo.

Gavi soltó una pequeña carcajada.

—¿Insoportable? Me gusta pensar que soy encantador. Solo tienes que acostumbrarte a mí.

—¿Encantador? —Pedri se inclinó hacia adelante, arqueando una ceja—. Eso es debatible.

Gavi le devolvió la mirada, apoyando los codos sobre la mesa.

—Vamos, diseñador, admítelo. Si realmente me odiaras tanto, no habrías venido a verme al partido ni estarías aquí tomándote una cerveza conmigo.

Pedri no pudo evitar sonreír ante esa verdad incómoda. Era cierto que, a pesar de lo mal que había comenzado todo entre ellos, algo en Gavi lo atraía. Quizás era su confianza arrolladora, o la forma en que siempre parecía estar un paso por delante, desafiándolo a cada momento. Sin embargo, no iba a dárselo tan fácil.

—Quizá solo estoy aquí por la cerveza gratis —respondió Pedri con una sonrisa burlona.

Gavi rió, inclinándose aún más hacia él.

—Entonces te tendré que invitar a más cervezas, ¿no?

Pedri fingió pensarlo un segundo.

—No estaría mal, pero no creo que eso sea suficiente para soportar tu ego.

Gavi puso una expresión de fingida sorpresa.

—¿Mi ego? ¿Qué ego? Soy la humildad en persona.

Pedri no pudo evitar reírse ante ese comentario. Gavi siempre sabía cómo hacerle soltar una carcajada, aunque tratara de resistirse.

—Si tú eres humilde, entonces yo soy astronauta.

Gavi sonrió de lado, disfrutando de cómo Pedri empezaba a soltarse más en la conversación.

—Oye, nunca digas nunca, diseñador. Podrías ser un astronauta de la moda.

Pedri negó con la cabeza, todavía sonriendo, mientras tomaba otro sorbo de su cerveza. El ambiente entre ellos había cambiado completamente desde que habían salido del campo de entrenamiento. Aunque Gavi seguía siendo descarado, también había algo genuino en su actitud, algo que empezaba a hacer que Pedri se sintiera más cómodo a su alrededor.

De repente, el teléfono de Pedri vibró en su bolsillo. Lo sacó y vio que había nuevas notificaciones en Instagram y Twitter. A pesar de que intentaba ignorarlo, su curiosidad lo venció. Abrió la aplicación y, como esperaba, vio más fotos de él y Gavi juntos, esta vez saliendo del campo de entrenamiento y entrando al bar.

—Genial —murmuró para sí mismo.

Gavi se dio cuenta de que algo estaba pasando y miró su teléfono.

—¿Otra vez lo mismo? —preguntó, entre serio y divertido.

Pedri asintió.

—Fotos nuestras saliendo del entrenamiento y entrando aquí. Ya están diciendo que somos inseparables o algo así.

Gavi se encogió de hombros.

—¿Y qué? Que digan lo que quieran. No tenemos que dar explicaciones a nadie.

En Esta VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora