Jahaerys

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── eye for eye

── Es tu hijo, Viserys. Tu sangre ── lágrimas rodaron por el rostro de la reina; nunca se había sentido tan insuficiente.

── No dejes que tu enojo guíe tu juicio ── advirtió el rey, decidido a proteger a sus nietos de cualquier daño.

── Ya hay guardias buscando al lobo, majestad ── dijo un guardia, Alicent asintió con un destello de satisfacción.

En ese momento, Ezra dejó escapar un jadeo y cayó al suelo. Todos se alarmaron al ver su estado. Viserys, olvidando todo lo demás, llamó al maestre de inmediato, dejando a Aemond sin cuidado alguno.

── El bebé viene ── murmuró Ezra entre el dolor.

── No es posible, no has cumplido nueve lunas ── dijo Jahaerys, tomando a su esposa en brazos ── Váyanse y cuiden a Ezra ── ordenó a su hijo. Ser Erryk tomó a la mujer y la llevó apresuradamente fuera del salón. Baelon no quería irse, y no lo hizo.

── Si el rey no busca justicia, la reina lo hará ── habló Alicent con decisión ── Ser Criston, tráigame el ojo de Lucerys Velaryon.

── ¡Madre! ── exclamó el pequeño, buscando refugio entre su familia, quienes lo pusieron detrás de todos.

── Elegirá qué ojo perderá, un privilegio que mi hijo no tuvo ── dijo Alicent con una frialdad que dejó a Rhaenyra estupefacta. ¿Cómo podía ser tan cruel?

── No harás tal cosa ── Jahaerys, mirando a su antigua amante. No comprendía cómo habían llegado a este punto. Dos personas que se amaron con sinceridad, que habrían dado la vida el uno por el otro, ahora se enfrentaban con odio.

── No se mueva, Ser ── el rey dirigió una mirada severa a Criston Cole.

── ¡Él es leal a mí! ── exclamó la reina con impotencia.

── Como su protector, mi reina ── corrigió Criston, con voz tensa.

── ¡Y escuchen todos! La lengua del que cuestione el nacimiento de los hijos de Rhaenyra o de Aemma será cortada ── declaró Viserys con firmeza ── ¡Y al que intente cazar a los lobos de mis nietos, le esperara el mismo destino!