Rose Mary estaba apoyada contra una de las paredes de la escuela, los audífonos puestos, dejando que la suave melodía de Duncan Dhu llenara su mente mientras esperaba a que su tío pasara por ella. La música la mantenía en su propio mundo, aunque no podía evitar observar lo que ocurría alrededor.
A lo lejos, vio a Marifer y Memo conversando cerca de la entrada, quizá memo se disculpaba por lo sucedido en clase. Un pequeño suspiro escapó de sus labios, y, sin darse cuenta, una suave sonrisa se dibujó en su rostro. Había algo reconfortante en ver a sus amigos, pero al mismo tiempo, sentía un vacío que la hacía querer estar en cualquier otro lugar menos en casa.
Las ganas de regresar a su casa eran nulas. No quería lidiar con lo que la esperaba ahí; prefería quedarse en ese espacio donde todo parecía más simple, más lejano. Cerró los ojos por un momento, dejando que la música la envolviera aún más.
Cuando los abrió de nuevo, lo vio. Tenoch salía de la escuela con su habitual paso despreocupado, esa mezcla de seguridad y arrogancia que tanto la irritaba y... le gustaba, aunque jamás lo admitiría.
Instintivamente, Rose Mary enderezó su postura y compuso su fachada de indiferencia, como si no le importara lo más mínimo que él estuviera ahí. Sin embargo, sus ojos, esos traicioneros ojos, no podían evitar delatarla. Había algo en la manera en que lo miraba, una mezcla de frustración y atracción que ni ella misma entendía por completo.
Tenoch, sin embargo, parecía no notarla o tal vez sí, pero como siempre, decidió ignorarla, manteniendo esa actitud distante que solo hacía que Rose se sintiera más irritada.
— Pinche Benito Juárez... —murmuró para sí misma, con una sonrisa irónica mientras lo veía alejarse.
En ese momento, el auto de su tío llegó, sacándola de sus pensamientos. Con sus audífonos aun puestos, caminó hacia el coche, aún con la música de Duncan Dhu resonando en su mente, y después saludo a su tío, mientras sus pensamientos seguían con un nombre que no se iría fácilmente: Tenoch.
El tío de Rose, Daniel, conducía con una mano sobre el volante y la otra descansando sobre el marco de la ventana, dejando entrar el aire fresco de la tarde. Miró de reojo a su sobrina, que estaba sentada en el asiento del copiloto, aún perdida en su mundo con su casete reproduciendo música.
— ¿Todo bien, Rose? —preguntó sin apartar demasiado la vista del camino.
Rose, un poco sorprendida por la pregunta, tardó unos segundos en contestar.
— Sí... todo bien —respondió con un tono que no convencía ni a ella misma.
Daniel soltó una risa ligera.
— Te conozco, chamaca. No puedes engañar a tu tío. ¿Qué pasa? ¿Problemas en la escuela o...? —Dejó la pregunta en el aire, esperando a que Rose continuara.
Ella suspiró, sabiendo que no tenía sentido ocultarle nada a Daniel. Él siempre lograba sacarle las cosas, de una forma u otra.
— No es nada serio, tío. Solo... ya sabes, la escuela, la gente. A veces todo es un relajo.
Daniel asintió, sin presionarla más.
— Es parte de crecer, ¿no? Aunque no siempre es fácil, lo sé. Pero ya sabes, la vida no es un pinche campo de flores, a veces hay espinas.
Rose sonrió levemente, entendiendo la metáfora, pero decidió no ahondar más en el tema. Pronto llegaron a la casa.
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Te estoy mirando (Nadie nos va a extrañar)
FanfictionRose y Tenoch son dos jóvenes que, al principio, parecen estar en extremos opuestos: él, con su actitud desafiante y ella, con su actitud egocéntrica. Pero, como suele suceder, del odio al amor solo hay un paso. Entre exámenes complicados, relacion...