Rose observaba el paisaje oscuro a través de la ventana de la camioneta, sus pensamientos vagaban entre lo ocurrido en la casa de Memo y la sensación de calma que le había dejado la noche. A su lado, su tío Daniel estaba callado, más de lo normal, lo que despertó una inquietud en ella.
—¿Todo bien, tío? —preguntó Rose, notando su expresión tensa.
Daniel soltó un suspiro profundo, sus manos apretadas al volante, sin apartar la vista de la carretera.
—Quería esperar a que llegáramos... pero creo que es mejor decírtelo ya —dijo él, buscando las palabras—. No quería preocuparte antes.
Rose sintió que algo en su estómago se retorcía. Nunca era una buena señal cuando alguien comenzaba una frase así.
—¿Qué pasa? —insistió ella, sus ojos buscando la respuesta en la expresión de su tío.
Daniel respiró hondo.
—Es tu papá... —dijo, su voz baja—. Tuvo un pequeño accidente. Se cayó de las escaleras esta tarde... No estaba borracho, estaba intentando no beber, pero... lo llevaron al hospital.
Rose lo miró con el corazón acelerado.
—¿Está bien? —preguntó rápidamente.
Daniel asintió, tratando de tranquilizarla.
—Sí, sí... no es grave. Solo fue un golpe fuerte, pero lo llevaron para asegurarse de que todo esté bien. Está en observación por ahora.
Rose suspiró aliviada, pero la preocupación no desaparecía por completo.
—Pensé en llevarte a casa con María —continuó Daniel—, para que descanses y no te angusties más por esto. Ya se está encargando ella...
Rose negó de inmediato.
—No, quiero ir a verlo. Llévame al hospital, por favor —pidió con firmeza, sus manos temblando levemente.
Daniel se mantuvo en silencio, apretando un poco más el volante, como si estuviera luchando contra algo dentro de él.
—No sé, Rose... —empezó a decir, su tono dubitativo—. Mañana tienes escuela, no quiero que te quedes hasta tarde. Ya tu mamá está al tanto y mañana, si quieres, vamos temprano.
Rose lo miró con la frente fruncida, su inquietud transformándose en algo más.
—Tío, por favor —le rogó—. Solo un rato... Quiero verlo, aunque sea para saber que está bien. No voy a poder dormir si no lo hago.
Daniel respiró hondo, intentando resistirse, pero la firmeza en la voz de Rose lo hizo ceder. Sabía lo importante que era para ella, más de lo que él podía admitir.
—Está bien... —dijo al fin, derrotado—. Pero solo un rato, y luego te llevo a casa. Tienes que descansar.
Rose asintió agradecida, mirando de nuevo hacia el camino, aunque su mente estaba en otro lugar. El hospital. Su padre.
Cuando llegaron al hospital, la sala de espera estaba casi vacía, solo algunas personas sentadas en las sillas de plástico. Rose sentía el corazón acelerado mientras caminaba hacia la recepción. Después de un breve intercambio, la enfermera le indicó la habitación.
Entró despacio, como si temiera lo que iba a ver. Ahí estaba su padre, recostado en la cama del hospital, una venda en la cabeza, pero consciente, aunque cansado. Al verla, sus ojos brillaron ligeramente.
—Rose... —murmuró él, intentando sonreír—. No tenías que venir.
Rose se acercó, observando cómo las líneas de preocupación en su rostro parecían más profundas, pero también había algo diferente. Algo vulnerable.
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Te estoy mirando (Nadie nos va a extrañar)
FanficRose y Tenoch son dos jóvenes que, al principio, parecen estar en extremos opuestos: él, con su actitud desafiante y ella, con su actitud egocéntrica. Pero, como suele suceder, del odio al amor solo hay un paso. Entre exámenes complicados, relacion...