Mrs and Mr Bassi

525 79 4
                                    

Gema Lancaster

—¡Y tu una bastarda que se atreve a tachar a otra de perrasabiendo que su madre fue la la zorra de otro por siete años! — Sus crudas palabras calan en lo más profundo de mi corazón — ¡Qué tú madre haya criado a Christopher no te excluye de aceptar los errores que comentas Lancaster!

No digo nada, escucho callada como despotrica contra mi, de nuevo, muerdo la parte interior de mi mejilla para no soltar a llorar hasta que siento el metalico sabor de la sangre tocar mi lengua.

Termina y me ve aún más molesto que cuando nos reclamo lo que Liz y yo hicisimos, y joder tiene razón destruir las cosas de Rachel no estuvo bien pero, ¿porque su mirada de enojo y decepción duele tanto?

— Lamento lo que paso, se que es mi culpa por dejarme influenciar por la sargento Molina, cubriré todos los daños hacía la teniente James y le daré mi habitación asignada en el comando — Por más que trato que mi voz salga fuerte y clara no lo consigo — Ahora aclarado todo, quisisera saber cual es mi sanción por la falta cometida.

— La sargento Molina sera llevada a prisión durante una semana, que no sea alimentada con más que pan y agua — Le hace una seña a sus guardias que se llevan a Liz apesar de que ella trata de defederse — Y usted teniente Lancaster será suspendida de sus labores durante una semana, tiene prohibido siquiera acercarse a 100 metros de la central, ¡¿Entendido?!

— Entendido ministro — Hago el saludo correspondiente — Permiso para retirarme

— Concedido, ahora larguese antes de que alargue sus sanción

Asiento y salgo, una vez fuera de la sala de juntas dejo salir las lágrimas que guarde durante tanto tiempo, corro lo más rápido que puedo hasta mi auto y al llegar, no me la pienso dos veces antes de arrancar, comienzo conducir sin rumbo alguno mientras el llanto me nubla la vista.

Llego hacía el centro de la ciudad y recuerdo el lugar al que iba de pequeña, pongo la ubicación en el GPS y tomo el camino hasta llegar.

Estaciono el auto y al bajar la fachada del edificio me recibe, sigue igual que como lo recordaba, sin pensarlo me adentro y al ver que no hay nadie me alegro.

Al llegar al gran salon de baile me quito los zapatos que llevaba dejando que mis pies toquen el frío suelo, tomo mi celular y reproduzco una canción.

Lana del Rey inunda mis oídos y yo me acerco más al centro del salón, como si no doliera suficiente el recuerdo de cuando era niña y me la pasaba aquí, ensayando horas al día para que cuado fueran los concursos de baile poder ganar el primer lugar y así tal vez mamá se sentiría orgullosa de mí y me vendría a ver.

Pero ella nunca venía, ni ella ni Alex, ni Chris, la pequeña que llegaba cada que podía con una invitación para el recital simplemente un día se canso y dejo de hacerlo, así como dejo de bailar.

Mis pies comienzan a moverse mientras mi cuerpo lo sigue, llevo años sin hacer esto pero se siente igual de bien que el día que recibí mi primer clase, mis manos se apoyan en el suelo y arqueo mi espalda.

Y así como el agua tiene memoria y con ella puede llegar a crear cosas hermosas o caóticas según las vibraciones, mi cuerpo también al moverse cual petalo libre pero temeroso, mis movimientos desprolijos son los que más daño me hacen porque así me diento.

Sucia...

Imperfecta...

Pero hermosa sin sentirme así...

Comienzo a girar sin control sintiendo como la música se apodera de cada parte de mí , como dejo de estar conciente para solo ser y existir.

Ver mi reflejo con cada movimiento dejo de importar, porque nisiquiera me reconozco, juego con mis manos, mi cabeza y hago movimientos en el suelo que me hacen saber que sigo aquí.

One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora