Missing

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Gema Lancaster

Suelto un suspiro antes de entrar al pent house, hace unos días que nos emboscaron en el Ocúlos y en pleno combate Stefan diro una daga que le dio a Chris.

No se si lo hizo intencionalmente o no, pero Alex se puso como loco y no dejo que le pusieran anestesia, la central es otra cosa que no da más dolores de cabeza, a este punto considero el retiro de todo, de la campaña, de la milicia, de la vida que llevo en londres, cada cosa que pasa solo agrega estres.

Muevo mis dedos tratando de acompasar los nervios cuando el ascensor marca que llegue al pent house, lo primero que me recibe es un Zeus gruñendome como de costumbre.

Hasta de el estoy cansada ya, no se que le pasa si me conoce desde que era una bebé, aunque tal vez sea porque el regreso de Rachel James, ignoro esos pensamientos y me encamino a la habitación de Chris.

Toco antes de entrar pero el lugar esta vacío, busco en las demás habitaciones hasta que llego al estudio, no tomo la molestia de preguntar simplemente me adentro encontrando una imagen horrible.

Christopher esta recostado sobre su escritorio, las colillas de cigarrilos lo rodean al igual que las botellas vacías, si no muere por la daga muere por el maldito coma etilico que le dará si sigue bebiendo así.

Me acerco con cuidado y cuando toco su hombro, el toma mi muñeca fuertemente sacandome un quejido de dolor.

— Dije que no quería ver a nadie — Sus ojos lucen perdidos mientras yo trato de safarme de su agarre.

— Pues mala suerte porque yo no dejo morir a nadie — Despúes de mucho logro quitar su mano de mi brazo, lo froto cuando noto la marca roja que quedo y bajo la manga del abrigo.

— Largate Gema, no estoy para tus dramas

— No vengo a hacer dramas, vine a ayudar y para tu maldición no me voy a ir hasta dejarte en condiciones más decentes. — Comienzo a levantar el desorden del lugar mientras siento su mirada en mi.

Me vuelvo a acerco y a el tratando de ayudarlo alevantarse, pero al no estar en su cinco sentidos termina empujandome contra la pared, maldigo para misa dentros cuando siento un epqueño hilo de sangre bajar por mi frente.

Tomo una respiración y lo sigo cuando lo veo caminar hacía su habitación, no da ni dos pasos adentros cuando cae al suelo, limpio con mi mano la sangre de mi rostro y me acerco.

— Si quieres que me vaya lo hare, pero dejame ayudarte — Tomo su rostro para que me vea, la súplica no pasa desapercibida en mi tono de voz.

— Has lo que se te de la gana

Esa es mi señal, me quito el abrigo dejandolo en el borde de la cama y lo ayudo a levantarse, pesa como el demonio sin embargo consigo hacer que se ponga de pie.

Paso su brazo sobre mis hombros y lo llevo al baño, lo siento en el borde de la bañera y le quito la ropa con cuidado de no lastimar la herida que tiene el vendaje más que sucio,

Esta medio dormido pero aún así me ayuda cuando debo meterlo a la tina, comienzo a lavar su cabello al igual que su cuerpo, tomo el botiquín que tiene y comienzo a limpiar la herida antes de que se infecte y deban cortarle el brazo.

Es como cuidar a un niño berrinchudo pero lo hago, y de la nada una presión en mi pecho se instala al verlo así, tan solo, no se de donde viene el impulso y lo abrazo sin importar mojarme.

— Me jodió

No entiendo sus palabras, pero no pregunto me quedo callada hasta que continúa hablando.

— Me jodió su maldito exilio teniente

No habla de ti Gema

El nudo en mi garganta se hace presente al igual que las lágrimas, continuo cuidandolo y voy al closet por su ropa, le coloco un nuevo bendaje y lo saco del baño para cambiarlo.

One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora