Era un día soleado en Los Ángeles, y la estación de bomberos estaba llena de vida. Risas resonaban en el aire mientras los bomberos compartían anécdotas del trabajo y disfrutaban de un merecido descanso. Eddie Díaz se encontraba en la sala de descanso, mirando por la ventana con una expresión pensativa.
Buck, siempre lleno de energía y entusiasmo, se acercó a él con una bebida fría en la mano. —¿En qué piensas, Díaz? Pareces más serio que de costumbre.
Eddie sonrió levemente, pero había algo en sus ojos que Buck reconocía. —Solo... reflexionando sobre lo que hemos vivido juntos. A veces siento que hay algo más entre nosotros.
Buck se sentó a su lado, sintiendo cómo la tensión del momento llenaba el espacio. —Yo también lo siento —dijo Buck con sinceridad—. Pero no sé cómo dar el siguiente paso.
Eddie asintió, comprendiendo perfectamente esa lucha interna. Ambos habían construido una amistad sólida, pero era evidente que había algo más profundo entre ellos. El amor que compartían era innegable, pero la idea de dar ese salto les llenaba de dudas.
Los días pasaron y la conversación sobre sus sentimientos quedó suspendida en el aire. Sin embargo, Buck no podía dejar de pensar en cómo formalizar ese vínculo que sentía tan fuerte. Así fue como decidió planear algo especial.
Una tarde, después de un largo turno, Buck llevó a Eddie a su lugar favorito: un pequeño mirador con vista al océano. La brisa del mar acariciaba sus rostros mientras se sentaban en silencio, disfrutando del paisaje.
—¿Sabes? Este lugar siempre me ha hecho sentir libre —dijo Buck, rompiendo el silencio—. Como si pudiera ser yo mismo sin miedo al juicio.
Eddie lo miró con curiosidad. —¿Y qué es lo que sientes ser tú mismo?
Buck respiró hondo antes de responder. —Que quiero construir algo contigo. Algo real y duradero.
La mirada intensa de Eddie hizo que su corazón latiera más rápido. —Yo también quiero eso, Buck.
Con esa confirmación resonando entre ellos, Buck sacó un pequeño estuche del bolsillo trasero de su jeans. Su corazón latía con fuerza mientras lo abría para revelar dos anillos simples pero significativos: uno plateado y otro dorado.
—Estos son anillos de promesa —dijo Buck con voz temblorosa—. Quiero que este simbolice nuestra conexión y el compromiso que tenemos el uno con el otro.
Eddie miró los anillos con sorpresa y emoción. —Buck... esto es... increíble.
—Sé que no es un anillo de compromiso tradicional —continuó Buck—, pero significa que estoy aquí para ti, sin importar lo que pase. Quiero enfrentar todo juntos.
Eddie sintió una oleada de emoción al escuchar esas palabras. Con manos temblorosas, tomó uno de los anillos y lo colocó en el dedo anular de Buck. —Te prometo estar a tu lado siempre —dijo Eddie con sinceridad—. No importa lo que venga.
Buck sonrió ampliamente mientras sentía el peso del anillo en su dedo; era más que metal; era una promesa tangible del amor y apoyo incondicional que compartían.
Luego fue el turno de Buck; tomó el otro anillo y lo colocó delicadamente en el dedo de Eddie. —Y yo te prometo lo mismo —dijo Buck—. Estoy aquí para ti hoy y siempre.
Ambos se miraron a los ojos, sintiendo cómo sus corazones latían al unísono. En ese instante, todo parecía perfecto: el sonido del mar, la luz dorada del atardecer y la conexión profunda entre ellos.
A medida que las olas rompían suavemente contra las rocas, Eddie tomó la mano de Buck entre las suyas, sintiendo la calidez del contacto físico y emocional que los unía aún más.
—Esto es solo el comienzo —dijo Eddie mientras sonreía—. Hay tanto por venir para nosotros.
Buck asintió con entusiasmo. —Sí, tanto por vivir juntos... aventuras, risas y hasta algunas peleas amistosas.
Ambos rieron ante esa idea; después de todo, sabían que cada relación tenía sus altibajos, pero estaban listos para enfrentarlos juntos.
Con cada día que pasaba después de esa prometedora tarde en el mirador, su relación se fortalecía aún más. Compartieron momentos cotidianos: cenas improvisadas después del trabajo, noches viendo películas acurrucados en el sofá o escapadas espontáneas a lugares nuevos.
Los anillos nunca dejaron sus dedos como símbolo constante del compromiso mutuo que habían hecho ese día. A medida que pasaron los meses y las estaciones cambiaron, también lo hizo su amor; se volvió más profundo y significativo.
Una noche estrellada varios meses después, Eddie llevó a Buck nuevamente al mirador donde todo había comenzado. La luna brillaba intensamente sobre ellos mientras se sentaban juntos nuevamente en ese lugar especial.
—No puedo creer todo lo que hemos vivido desde aquel día —dijo Eddie mirando hacia las estrellas—. Cada momento contigo ha sido mágico.
Buck sonrió mientras recordaba esos días llenos de risas y amor compartido. —Y pensar que todo comenzó con estos anillos...
Eddie giró hacia él con una mirada seria pero llena de ternura. —No solo son anillos; son nuestra promesa mutua... nuestro futuro juntos.
Ambos supieron entonces que estaban listos para dar ese siguiente paso cuando llegara el momento adecuado; no había prisa porque ya estaban construyendo algo hermoso juntos cada día.
Al final de esa noche mágica bajo las estrellas, se tomaron de las manos mientras contemplaban el horizonte infinito frente a ellos; sabían que cualquier cosa era posible cuando estaban juntos.
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un Dulce beso (Buddie )
Fanficflufftober Evan y Eddie ¡Este mes me lanzo a dos retos creativos! Espero que mis ideas no se quemen como las galletas que hice la última vez. ¡Acompáñenme en esta aventura!"