día 2 amanecer

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La luz del amanecer comenzaba a filtrarse por las cortinas, tiñendo la habitación con suaves tonos dorados. Buck se desperezó lentamente, sintiendo el calor del cuerpo de Eddie a su lado. La noche anterior había sido mágica, llena de risas, confidencias y una intimidad que ambos habían anhelado durante tanto tiempo.

Con una sonrisa en los labios, Buck se giró para observar a Eddie. Su cabello despeinado caía sobre su frente y su rostro estaba sereno en el sueño. Era un espectáculo que nunca se cansaría de ver. Sin hacer ruido, Buck se levantó de la cama, tratando de no despertar a su pareja.

Se dirigió a la cocina, aún sintiendo la calidez del abrazo de Eddie en su piel. La casa estaba en silencio, pero el aroma del café recién hecho pronto llenaría el aire. Buck sacó la cafetera y comenzó a preparar el desayuno: huevos revueltos, tostadas con aguacate y un par de frutas frescas. Le encantaba cocinar para Eddie; era una forma de demostrarle cuánto significaba para él.

Mientras la comida se cocinaba, Buck se permitió perderse en sus pensamientos. Recordaba cómo sus corazones habían empezado a latir al unísono después de tantas dudas y miedos. La conexión entre ellos era innegable; cada momento juntos lo confirmaba.

Cuando finalmente todo estuvo listo, sirvió el desayuno en dos platos y preparó dos tazas de café humeante. Con una bandeja en mano, volvió a la habitación, sintiéndose emocionado por compartir ese momento con Eddie.

Al entrar, encontró a Eddie medio despierto, estirándose como un gato y sonriendo al ver a Buck con la bandeja. —¿Qué tienes ahí? , preguntó con voz somnolienta, sus ojos brillando con curiosidad.

—Solo algo para hacer tu mañana un poco mejor , respondió Buck con una sonrisa traviesa mientras dejaba la bandeja sobre la cama.

Eddie se sentó, frotándose los ojos antes de mirar el desayuno con asombro. —Wow, esto se ve increíble , dijo mientras tomaba una tostada y le daba un mordisco. Su expresión cambió a una de pura felicidad. —Esto es delicioso.

Buck sonrió al verlo disfrutar de la comida. —Me alegra que te guste , dijo mientras tomaba un sorbo de su café. —Me encanta cocinar para ti.

Eddie lo miró fijamente por un momento antes de decir: —Sabes… me encanta despertar a tu lado . Sus palabras estaban llenas de sinceridad y afecto.

Buck sintió que su corazón daba un vuelco ante esa declaración. —A mí también me encanta , respondió con suavidad. —No hay nada mejor que esto.

—Es verdad , asintió Eddie mientras dejaba su taza sobre la mesa de noche y se acercaba más a Buck.  —Nunca pensé que podría encontrar esto… esta paz .

Buck sintió una oleada de emoción al escuchar las palabras de Eddie. Se acercó aún más y tomó su mano, entrelazando sus dedos con naturalidad. —Siempre estaré aquí para ti , prometió.

Eddie sonrió, sus ojos brillando con ternura mientras lo miraba. —Lo sé , dijo suavemente antes de inclinarse hacia adelante para darle un beso suave pero significativo.

El beso fue dulce y lleno de promesas silenciosas. Al separarse, ambos sonrieron como dos adolescentes enamorados.

—¿Te gustaría salir a disfrutar del amanecer? , preguntó Buck después de un momento, señalando hacia la ventana donde los primeros rayos del sol comenzaban a iluminar el cielo.

—Claro , respondió Eddie con entusiasmo, levantándose y estirándose antes de seguir a Buck hacia el balcón.

Se acomodaron en las sillas del pequeño balcón que daba al jardín trasero. El aire fresco de la mañana les acariciaba el rostro mientras observaban cómo el sol ascendía lentamente en el horizonte, pintando el cielo con tonos naranjas y rosas.

—Es hermoso , murmuró Eddie mientras disfrutaba del espectáculo natural ante ellos.

—Sí lo es , contestó Buck mirando a Eddie más que al paisaje. —Pero no tan hermoso como tú.

Eddie se sonrojó levemente ante el cumplido pero no pudo evitar sonreír ampliamente al mismo tiempo. —Eres un romántico.

—Solo digo la verdad , replicó Buck riendo suavemente.

Pasaron los siguientes minutos disfrutando del silencio cómodo entre ellos y compartiendo pequeñas charlas sobre lo que les esperaba ese día: trabajo, compromisos y quizás unas horas libres para disfrutar juntos otra vez.

Finalmente, cuando el sol ya estaba alto en el cielo y los pájaros cantaban alegremente alrededor, Buck rompió el silencio:  —Gracias por ser parte de mi vida .

Eddie lo miró serio por un momento antes de sonreír ampliamente nuevamente: —Gracias a ti por hacerme sentir amado .

Ambos sabían que había mucho más por venir en su relación; desafíos y alegrías por igual, pero estaban listos para enfrentarlos juntos.

Y así comenzó otro día lleno de posibilidades para Buck y Eddie, un día que prometía ser tan brillante como el amanecer que acababan de compartir.

Aún seguiré actualizando las otras historias

un Dulce beso (Buddie )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora