un Dulce beso (Buddie )

día 24 disculpas

Era una tarde gris en Los Ángeles, el cielo estaba cubierto de nubes pesadas que parecían reflejar la tensión que había entre Buck y Eddie. La discusión había comenzado como una simple diferencia de opiniones sobre cómo manejar un caso en el trabajo, pero rápidamente se convirtió en un intercambio acalorado. Ambos habían dicho cosas que no pensaban, palabras que resonaban en el aire frío de su pequeño apartamento.

Buck estaba sentado en el sofá, con las piernas cruzadas y la mirada perdida en la ventana. La lluvia comenzó a caer, y cada gota parecía marcar el ritmo de sus pensamientos. Se sentía culpable por lo que había pasado. Sabía que el tono de su voz había sido hiriente y que Eddie merecía más respeto del que le había mostrado.

Por otro lado, Eddie estaba en la cocina, tratando de distraerse preparando algo para cenar. Pero incluso el sonido de los utensilios no podía ahogar su frustración. Se sentía herido por lo que Buck había dicho sobre su forma de manejar las cosas. Sabía que ambos podían ser apasionados, pero esta vez había cruzado una línea.

Después de unos minutos en silencio, Buck finalmente se levantó y se dirigió hacia la cocina. Con cada paso, su corazón latía más rápido. Se detuvo en el umbral, observando a Eddie mientras este cortaba verduras con movimientos casi automáticos.

—Eddie —dijo Buck, rompiendo el silencio—. Necesitamos hablar.

Eddie se giró lentamente, sus ojos reflejaban una mezcla de dolor y decepción. —¿De verdad? ¿Qué más hay que decir? Ya hemos dicho suficiente.

Buck sintió un nudo en el estómago. —Lo sé… pero quiero disculparme. No quise herirte.

Eddie suspiró profundamente, dejando caer el cuchillo sobre la tabla. —No es solo eso, Buck. A veces siento que no me tomas en serio. Que piensas que puedes simplemente pasar por encima de mis sentimientos.

Buck dio un paso hacia adelante, sintiendo la urgencia de hacerle entender cuánto significaba para él. —No es así… Te respeto más de lo que puedes imaginar. Me dejé llevar por la frustración y eso fue inexcusable.

La mirada de Eddie se suavizó un poco al escuchar las palabras sinceras de Buck, pero aún había una sombra de duda en su rostro. —No es fácil para mí abrirme a ti cuando siento que mis opiniones no cuentan.

—Tienes razón —admitió Buck—. No debería haber hablado así. Quiero aprender a ser mejor compañero para ti.

Eddie cruzó los brazos y bajó la mirada por un momento antes de responder: —Tampoco soy perfecto… Pero necesito saber que estás aquí para quedarte, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.

Buck asintió con firmeza. —Siempre estaré aquí para ti, Eddie. Te prometo que trabajaré en esto porque te amo y no quiero perderte por algo tan tonto.

Eddie levantó la vista y vio la sinceridad en los ojos azules de Buck. Era esa mirada la que siempre lo hacía sentir seguro y amado. Con un profundo suspiro, decidió dar un paso hacia adelante también: —Yo también te amo… Y quiero resolver esto juntos.

Con esa declaración flotando entre ellos, Buck dio otro paso adelante y tomó las manos de Eddie entre las suyas. La conexión era instantánea; ambos podían sentir cómo la tensión comenzaba a desvanecerse.

—¿Podemos empezar otra vez? —preguntó Buck con una pequeña sonrisa esperanzadora—. Tal vez cocinar juntos podría ayudar a liberar un poco esta frustración acumulada.

Eddie soltó una risa suave por primera vez desde la pelea. —Eso suena bien… pero tú te encargas del postre esta vez.

Ambos rieron mientras se movían hacia la cocina juntos, dejando atrás las palabras hirientes y abrazando el camino hacia la reconciliación. Mientras preparaban la cena, compartieron risas y anécdotas sobre sus días en el trabajo, recordando lo mucho que disfrutaban estar juntos.

Al final de la noche, después de haber cocinado y reído juntos, Buck miró a Eddie con ternura y le dijo: —Gracias por darme otra oportunidad.

—Siempre lo haré —respondió Eddie sonriendo—. Solo recuerda que somos un equipo.

Y bajo la suave lluvia que caía afuera, ambos supieron que podían superar cualquier tormenta siempre y cuando estuvieran dispuestos a comunicarse y apoyarse mutuamente.