día 10 - falso embarazo

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Era una mañana tranquila en el apartamento de Eddie y Buck, el sol se filtraba a través de las cortinas, llenando el espacio de luz dorada. Sin embargo, Eddie no podía disfrutar de la calma. Desde hacía unos días, había estado sintiéndose extraño: náuseas constantes, mareos y una fatiga que no podía sacudirse. Buck, siempre atento a las necesidades de su compañero, notó que algo no estaba bien.

—Eddie, ¿estás seguro de que te sientes bien? Pareces pálido”, preguntó Buck con preocupación mientras preparaba el desayuno.

Eddie intentó sonreír, pero la sensación en su estómago lo traicionó. —“Solo es un poco de malestar estomacal. No es nada grave”. Sin embargo, en su interior comenzó a considerar la posibilidad más aterradora: ¿y si estaba embarazado?

Buck se acercó a él y le puso una mano en la frente para verificar si tenía fiebre.— “Esto no parece solo un malestar estomacal. ¿Has pensado en ver a un médico? Podría ser algo más serio”.

Eddie se quedó en silencio por un momento, sintiendo cómo su corazón latía más rápido. —“Buck… hay algo que debo decirte”, murmuró finalmente. La idea de abrirse a Buck sobre sus sospechas lo llenaba de ansiedad.

—¿Qué es? Puedes decírmelo”, le animó Buck, mirándolo intensamente.

—Creo que podría estar… embarazado”, confesó Eddie, sintiendo cómo el color se le subía a las mejillas.

Buck frunció el ceño durante un segundo antes de que una expresión de preocupación se apoderara de su rostro. —“¿Estás seguro? No hemos tenido… ya sabes… desde hace tiempo”.

—“Lo sé”, respondió Eddie con un susurro. —“Pero estos síntomas son extraños”.

Buck tomó una profunda respiración y decidió actuar. —“Deberías hacerte una prueba de embarazo. Es lo mejor que podemos hacer para aclarar esto”.

A regañadientes, Eddie aceptó la sugerencia. Fue al baño y se hizo la prueba con manos temblorosas. Mientras esperaba los resultados, su mente corría a mil por hora: imágenes de un futuro juntos como padres llenaron su cabeza.

Finalmente, vio la línea aparecer en la prueba y su corazón se hundió al notar que no había dos líneas; solo una. Salió del baño con expresión abatida.

—No está positivo”, dijo Eddie en voz baja.

Buck lo miró con compasión y preocupación. —“No te preocupes aún. A veces puede ser complicado. Tal vez deberíamos ir al médico para asegurarnos”.

Después de un rato de deliberación y muchas palabras reconfortantes por parte de Buck, decidieron visitar al médico. La sala de espera era silenciosa y tensa; Eddie jugaba nerviosamente con sus manos mientras Buck lo sostenía cerca.

Cuando finalmente entraron al consultorio, el médico los recibió con amabilidad y les pidió detalles sobre los síntomas de Eddie. Después de realizar algunas pruebas y examinarlo detenidamente, el médico finalmente les dio una respuesta.

—“Eddie, puedo entender por qué estás preocupado, pero las pruebas indican que no estás embarazado”, dijo el doctor con una sonrisa tranquilizadora. —“Sin embargo, creo que lo que experimentas podría ser resultado de una intoxicación alimentaria”.

Eddie frunció el ceño mientras procesaba la información.
—¿Intoxicación alimentaria? Pero… ¿cómo puede ser eso?”

El médico asintió comprensivamente. —Es posible que hayas comido algo que no te cayó bien; por ejemplo, mariscos o camarones pueden causar este tipo de síntomas en algunas personas”.

Buck miró a Eddie con alivio pero también con preocupación por su bienestar. —“Entonces no es nada grave”, dijo intentando calmarlo.

—“No debería serlo”, confirmó el doctor mientras les daba algunas recomendaciones sobre cómo llevar una dieta más cuidadosa y qué hacer para aliviar los síntomas.

De regreso en casa, Buck ayudó a Eddie a acomodarse en el sofá con una manta suave y le preparó té de jengibre para calmar su estómago revuelto.

—“Me alegra saber que no estás embarazado”, dijo Buck mientras se sentaba junto a él y le acariciaba suavemente el cabello. —“Pero me preocupa verte así”.

Eddie sonrió débilmente, sintiéndose agradecido por tener a Buck a su lado en esos momentos difíciles. —“Gracias por estar aquí conmigo”, respondió sinceramente.

—“Siempre estaré aquí para ti”, prometió Buck mientras se recostaba junto a él, ambos disfrutando del momento tranquilo después del torbellino emocional del día.

A medida que pasaban las horas y los síntomas comenzaban a ceder lentamente, Eddie se dio cuenta de lo afortunado que era al tener a alguien como Buck en su vida: alguien dispuesto a apoyarlo sin importar las circunstancias.

La noche caía suavemente sobre Los Ángeles mientras ambos compartían risas suaves y susurros cómplices en el sofá, sabiendo que cualquier desafío podría enfrentarse juntos.

un Dulce beso (Buddie )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora