Chapter 28

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Lisa

Pasado

Roseanne no apareció.

Esperé todo el día pero no hay rastro de ella.

Las cadenas tintinean detrás de mí mientras recorro la longitud de la habitación.

Miro la flecha que dibujó a un lado de mi brazo y está empezando a desvanecerse. Quiero mantenerla. Cada vez que la veo, recuerdo la expresión concentrada en su rostro cuando la dibujó. La línea entre sus cejas. La contracción de su nariz.

Quizás ella ya no venga más.

Tal vez la mujer roja la lastimó.

Te salvaré. Su suave voz hace eco en mi cabeza. Lo prometo.

Mi ritmo se acelera. Prometió no dejarme aquí y sé que no lo hará.

Me siento de nuevo, mi mirada fija en la puerta.

Me duele la herida y tengo calor y sofoco. La transpiración me cubre la sien y la espalda. No sé si es por la herida o por el clima.

Mi cabeza descansa en la pared fría, con los ojos cerrados. Solo un segundo. Me quedaré así por un segundo.

Sacudo la cabeza.

¿Qué pasa si Roseanne viene cuando estoy dormida?

Ella puede venir ahora...

O ahora...

Debo haberme quedado dormida porque alguien me está sacudiendo los hombros. Me tenso, pensando en la mujer roja.

No.

Sus manos son suaves y pequeñas. Huele a algodón de azúcar y a Maltesers.

En el momento en que abro los párpados, el rostro sonriente de Roseanne me saluda. Su diente perdido está empezando a crecer.

Se inclina, me pasa los brazos por los hombros y me abraza. Su alegría corre como espadas entre nosotras. Aunque duele y estoy a punto de colapsar, su energía es contagiosa. No puedo evitar sonreír a pesar de no saber por qué está tan feliz.

¿Es extraño que su felicidad me haga feliz?

—¡Papá llegó a casa!—dice entusiasmada—Esperaré hasta que mamá se vaya a la cama y luego le contaré sobre ti ¡Te va a ayudar!

Mi sonrisa cae.

Ella frunce el ceño.

—¿No estás feliz?

—Lo estoy.

—Entonces, ¿por qué te ves triste?

Porque si su papá me ayuda, no la volveré a ver.

Mamá nunca pasó un día sin mí y ahora que he estado fuera por mucho tiempo, no me permitirá salir de nuevo. Mi padre también hará eso. Es decir, no veré a Roseanne pronto.

—Sonríe—Coloca sus dedos índices a cada lado de mi boca y tira.

—¿Quieres que vaya?—pregunto.

Asiente frenéticamente.

—No quiero verte sangrando y con frío.

—Si me voy, no volveré.

—¿Por qué no? Puedes volver. Somos amigas—Le tiembla el labio inferior—¿Correcto?

—No creo que pueda volver.

Deviant Queen III (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora