capítulo 30

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Después de asegurarse de haber revisado cada entrada y salida de aquel imponente edificio, Jimin y Jungkook se prepararon para salir hacia la casa de la madre de Jimin, quien los esperaba con la cena lista. El ambiente entre ellos era tenso, pero el calor de su compañía hacía que todo se sintiera menos abrumador.

Jungkook metió algo de ropa en una mochila junto con los implementos necesarios para el día siguiente. Antes de salir, fue a buscar a Jimin, quien estaba frente al espejo, aplicándose un poco de crema en el rostro y arreglando cuidadosamente su cabello. Jungkook se detuvo un momento, admirando cómo incluso en la sencillez Jimin lograba deslumbrarlo.

Sin resistir más, se acercó por detrás y lo envolvió con sus brazos firmes alrededor de la cintura, apoyando su mentón en el hombro de Jimin mientras le susurraba suavemente al oído:
—¿Estás listo, amor?

Jimin sonrió y dejó el frasco de crema en el tocador. Se giró despacio, rodeando el cuello de Jungkook con sus brazos y quedando lo suficientemente cerca como para que sus alientos se mezclaran. Sin decir palabra, se inclinó para darle un beso apasionado, un beso que no solo transmitía amor, sino también seguridad y deseo. Sus labios se movieron en una sincronía perfecta, una danza que decía más que cualquier palabra.

Cuando el beso terminó, Jimin rozó la nariz de Jungkook con la suya en un gesto tierno antes de susurrar con una sonrisa traviesa:
—Estoy listo, héroe.

Jungkook soltó una suave carcajada, su mirada cargada de ternura.
—Pues andando, bonito.

Desde la mente de Jungkook, la voz de Venom irrumpió con un tono burlón:
—Oye, ese soy yo... yo soy el héroe

Jungkook rodó los ojos mientras Jimin lo observaba divertido. Agarraron sus cosas y salieron del apartamento abrazados, dejando tras de sí los sonidos de sus risas. El frío nocturno los envolvía, pero la calidez entre ellos hacía que todo lo demás desapareciera.

Al llegar a la motocicleta, Jungkook tomó el casco de Jimin y, como siempre, se aseguró de colocárselo con cuidado. Sus dedos rozaron suavemente la mandíbula de Jimin mientras ajustaba la correa, y ambos compartieron una sonrisa antes de que Jungkook subiera al asiento. Jimin se acomodó detrás de él, rodeando su cintura con sus brazos mientras apoyaba la mejilla contra su espalda.

La moto arrancó y se adentraron en las calles iluminadas por las luces de la ciudad. El aire frío los envolvía, pero no importaba. Jimin dejó escapar un suspiro lleno de satisfacción y dijo
—¿Sabes? Aunque tal vez estemos en peligro y cualquier cosa pueda pasar, me encanta estar contigo en todo esto.

Jungkook, concentrado en la carretera, apretó suavemente el manubrio antes de responder con voz firme
—Jamás dejaré que te pase nada, bonito. Tenemos un as bajo la manga, y mientras esté aquí contigo, nada te pasará.

Desde la mente de Jungkook, Venom intervino con su típico tono
—Nada les pasará.

—Nada nos pasará —corrigió Jungkook, enfatizando la inclusión de su simbionte.

Jimin sonrió bajo el casco, sintiendo cómo su corazón se llenaba de amor. Se inclinó un poco más hacia Jungkook, dejando que el ruido del motor y el viento frío se llevaran cualquier duda o temor.
—Te amo —murmuró contra su espalda, lo suficientemente fuerte para que él lo escuchara.

Jungkook sonrió, y aunque su mirada seguía fija en la carretera, respondió con sinceridad:
—Te amo más, bonito.

La motocicleta aceleró, dejando tras de sí el eco de su risa y la promesa silenciosa de que juntos enfrentarían cualquier cosa que estuviera por venir.

La motocicleta aceleró, dejando tras de sí el eco de su risa y la promesa silenciosa de que juntos enfrentarían cualquier cosa que estuviera por venir

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