Mushoku, kono subarashī sekai ni tensei shimashita

№93 ¡Bendito sea este inicio para el tercer año universitario!

Okey, comencemos otra vez.

Ya saben lo que sucedió está mañana.

Me desperté y fui a mi estudio secreto, regresé a la cama junto a Roxy, dormí, volví a despertar, una pelea más tarde y justo acabo de terminar de vestirme.

Sí, un buen resumen de lo que pasó está mañana, no quería ser demasiado detallista ni nada similar.

Finalmente bajé las escaleras y pasé directo hacia la sala principal, la estancia, como quieras llamarlo.

“Oh, buenos días, Sara” saludé a Sara, quien ya estaba amamantando a nuestro hijo.

“Sí, buenos días, con todo y los gritos de está mañana, se que te dije que le dieras una buena bienvenida, pero me despertaste más temprano de lo normal” se quejó ella.

“No es para nada lo que crees, créeme, me hubiera gustado que sea lo que estás pensando” me quejé, probablemente mi cara esté reflejando mi decepción.

“¿Eh?” murmuró ella, confundida.

Si, ella probablemente pensó que los gritos de está mañana no eran gritos de una pelea.

Sino más bien el resto de la bienvenida matutina de Roxy, pero no, para mí desgracia, no.

Aunque la conversación que tuvimos sí fue un poco más explícita de lo necesario, no pasó nada.

De hecho, probablemente fue por culpa de eso que ella gritó, bueno, eso y el comentario que hice.

“Como sea ¿Cómo amaneció hoy mi pequeño traidor?” pregunté.

“¿Eh? Sigo sin saber el porqué de ese apodo”

“No lo entenderías”

Horus tan solo tenía unos meses de edad, pero el hasta el momento parecía ser fuerte y saludable.

Sara y Silph también estaban en buena forma, y gracias a dios Lucy también.

La única diferencia que sentía era que Silph de alguna forma se había vuelto más femenina.

¿Quizá era debido a que se había dejado crecer el cabello?

¿O todo ese asunto del aura de madre primeriza?

¿O era solo el hecho de que había madurado aunque fuese solo un poco?

Sea cual sea el caso, ella estaba floreciendo en una belleza de estilo Hollywood.

Sara pensaba igual, ambos estábamos genuinamente embobados por la belleza que había nacido de ella.

Claramente ninguno de los 2 se lo dijo, no queríamos que regresase a una actitud egocéntrica o narcisista.

Lo mejor era ocultarle el hecho de la mejora notable de su apariencia, al menos por ahora.

Aun así, cada vez que le hablo sigue siendo la misma Silph que conozco.

Algo egocéntrica y bastante engreída, pero linda y siempre anhelando atención y afecto.

La misma de la que me había enamorado, por alguna razón.

“Bueno, el día de hoy Horus está con bastante energía” dijo Sara, sonriendo hacia mi.

Miré abajo hacia nuestro bebé, quien actualmente estaba succionando furiosamente el pecho de su madre.

El lo estaba haciendo tan vigorosamente como yo lo . . . Bueno.

De tal padre, tal hijo, supongo.

Horus era un bebé saludable, pero era un poco tranquilo.