№86 ¡Maldita sea la exploración de este molesto Laberinto!

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Un campo de batalla se extendía frente a mí, cráteres y fuego por todas partes.

La sangre inundaba el lugar.

El terreno rocoso me lastimaba los pies descalzos con el simple hecho de estar parado.

Lágrimas corrían por mis mejillas.

Una pequeña parte alrededor de mi vista se veía empañada o distorsionada de alguna forma.

Esto pareciá ser un sueño.

No entendía que estaba haciendo aquí.

No, en serio ¿Que mierda es todo esto?

¿Una pesadilla?

Eso explicaría porque no me siento yo mismo, y porque todo se siente tan irreal.

Las sensaciones que tengo en este momento son muy falsas.

Se nota que claramente es un sueño.

Miré mis brazos, completamente negros por alguna razón.

En cuanto a mis piernas, ambas estaban en su lugar.

Sip, es un sueño, para empezar, me falta la pierna izquierda, al menos un buen pedazo de la parte inferior.

Y la que tenía ahora mismo en ese lugar era carne y hueso.

Raro

También tenía una extraña sensación de dolor e incomodidad por todo mi cuerpo.

Mis ojos, ambos, se sentían extraños, distintos.

No podía ver de la misma manera en que lo hacía normalmente, todo para mí era más lento.

Podía ver con precisión la danza de las llamas del lugar.

Y parecía que era capaz de ver a través del fuego, y de las enormes rocas que estaban por todo el sitio.

En especial, a una persona.

“¿Lo entiendes ahora?” un eco se escuchó frente a mi.

Cuando miré, de entre las llamas salia quien parecía ser un adolescente.

No era mayor de veinte años.

Cabello de un color completamente negro salia de su cabeza con el mismo corte que utilizaba Rayman.

Una piel morena, marcas negras como Sukuna por la cara, y unos ojos, sus cuatro ojos, de un color morado muy intenso de apariencia eléctrica.

Chispas y rayos de energía morada salían desde todo su cuerpo, danzando de manera errática.

Esta misma energía se expandía por todo el lugar, aparentemente absorbiendo las llamas que había por el sitio.

Al mismo tiempo, un frío infernal se extendió en el lugar, creando una sensación sumamente desagradable.

Pero, por alguna razón, este hielo no se sentía que fuera de un origen mágico, era distinto a lo que se esperaría.

No había mana en el hielo que emanaba de su cuerpo.

Y, hablando de cuerpo, me centraré en una parte de su cuerpo.

Su brazo, el cual sostenía otro brazo, uno blanco con garras brillantes de un color plateado.

¿Que hacía con eso?

En un movimiento rápido, lo lanzo frente a mi, pero fue extraño, parecía que su brazo se deformó como goma cuando lanzo el brazo plateado hacia mí.

“¿He?” fue lo único que pude decir.

“Si, tu eres lo que eres, tienes que aceptarlo, ahora, no tienes más opciones, sin voz, sin voto, una Virtud, Mahō” su voz, gruesa y ominosa.

Mushoku, kono subarashī sekai ni tensei shimashitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora