№88 Tercer Punto de Inflcción - Parte 2

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En el momento exacto que la hidra dejó salir su último aliento, el cristal mágico que había estado protegiendo se volvió líquido, y Zenith cayó hacia el suelo.

Ella estaba viva.

Aunque todavía inconsciente, no había dudas de que estaba respirando.

Había docenas de cristales mágicos en el área, y el suelo estaba plagado de las piedras mágicas que habían formado las escamas de la criatura.

Más adentro también había una gran cantidad de objetos mágicos caídos.

Se venderían por una gran suma.

Pero ninguno de nosotros estaba de humor para comenzar a recolectarlos.

Yo me sentía ligero, mareado, como si estuviera en un sueño.

Si alguien me hablaba, yo respondería, pero mi mente estaba completamente vacía.

Era casi como si alguien más estuviera respondiendo por mí, usando mi boca.

Aun así, para mi propia sorpresa, fui capaz de hacerme cargo fácilmente de las tareas sin terminar que quedaban por hacer después de eso.

Cremamos el cuerpo de Paul en esa habitación.

Parte de mí quería llevarlo a la posada, para que al menos Zenith pudiera ver su rostro incluso aunque él había fallecido, pero, al final, seguí la recomendación de todos para su funeral.

Mi magia de fuego fue suficiente para reducirlo a huesos en cuestión de minutos.

Cuando Elinalise me advirtió que enterrarlo así podría resultar en que él volviera a reanimarse como un esqueleto, hice lo que ella propuso.

Aplasté los huesos, conjuré una jarra con mi magia de tierra, y puse sus restos en su interior.

Él solo había dejado tres pertenencias personales: la coraza que había protegido su torso, la espada mágica que podía hacer gran daño a los oponentes duros, y finalmente, su arma favorita que él había mantenido a su lado desde incluso antes de mi nacimiento.

“ . . . ”

Me sentía extraño.

No podía decir con certeza cuál era esta emoción, pero estaba seguro de que no era tristeza, en todo caso.

Sería ¿Indiferencia?

¿Porque?

“Vamos a casa”

No fui de mucha utilidad en nuestro camino de regreso.

Algo que descubrí durante el camino es que mis ojos demoniacos, ambos, no estaban.

Si tenía mis ojos, pero eran los míos, normales y sin ningún poder.

No sabía si había sido porque los regeneré en la batalla, o si había sido consecuencia de que las escamas de esa cosas pudieran absorber mana.

Pero ya no estaban, no podía ver ni un solo segundo al futuro, y el mana una vez más era imperceptible para mí.

No tenía ninguna de esas 2 capacidades.

Derrotamos a nuestros enemigos y yo fui capaz de usar mi magia, pero mi caminar era errático.

Era como si estuviera flotando en vez de caminar.

Si no hubiera sido por Roxy, quien estaba justo a mi lado, yo podría haber pisado una trampa de teletransportación.

Sin importar cuántos errores cometiera, nadie me regañó por ello.

Mushoku, kono subarashī sekai ni tensei shimashitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora