Capítulo 15: La Herida Abierta

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Karime se fue de la casa de Gala aquella noche sin decir nada más, dejando tras de sí un aire cargado de angustia y una tensión que parecía aplastarlo todo. Gala permaneció sola en su departamento, paralizada, con la imagen del beso rondándole la mente. Aunque apenas lograba recordar el momento, la incertidumbre sobre lo que realmente había sucedido la mantenía despierta, y la culpa no la dejaba en paz.

A la mañana siguiente, Gala intentó comunicarse con Karime. Le envió varios mensajes explicando lo que recordaba de esa noche, asegurándole una y otra vez que no había sido su intención, que no recordaba haber correspondido a ese beso. Sin embargo, Karime leía los mensajes sin responder, todavía devastada por la imagen que seguía recorriendo su mente. No lograba sacarse de la cabeza el recuerdo de esa foto: Gala aparentemente correspondiendo al beso de Bárbara, como si en el fondo, tal vez, hubiera algo más.

Los días pasaron en un silencio que resultaba insoportable. Gala acudía a la oficina cada mañana con la esperanza de encontrarse con Karime y poder hablar con ella cara a cara, pero Karime había decidido trabajar desde casa durante un tiempo. Las constantes miradas de curiosidad de sus colegas y los susurros que empezaban a escucharse a su alrededor solo empeoraban la situación. Bárbara, por su parte, continuaba actuando como si nada hubiese pasado, aunque en secreto disfrutaba de cada uno de los días que veía a Gala desmoronarse por la situación que ella misma había provocado.

El Intento de Explicación

Un día, después de una semana de silencios y mensajes ignorados, Gala decidió ir a ver a Karime a su departamento. Sabía que probablemente no quería verla, pero necesitaba hacerle entender lo que había sucedido. Se armó de valor y, esa tarde, se presentó en su puerta.

Karime abrió lentamente, con una expresión fría y sin intención alguna de hacerla pasar. Gala entendió que esta conversación no sería fácil, pero estaba decidida a aclarar las cosas.

—Karime, por favor, escúchame —empezó Gala, con la voz rota—. No fue lo que parece. Bárbara me embriagó, me hizo perder la noción de las cosas. Yo jamás querría hacerte daño, y mucho menos de esa manera.

Karime cruzó los brazos, mirándola con escepticismo.

—¿Y cómo esperas que crea eso, Gala? —replicó, la voz teñida de dolor—. La foto… la foto no muestra a alguien que está siendo forzado. Parecías corresponderle. ¿Cómo explicas eso?

Gala agachó la cabeza, tratando de encontrar una explicación para algo que ni ella misma entendía completamente.

—Karime, ni siquiera puedo recordar cómo pasó. Todo lo que sé es que me sentía mareada, confundida… y luego ella estaba demasiado cerca. Yo no… —Gala buscó las palabras, pero la mirada herida de Karime la hacía sentirse más culpable con cada segundo que pasaba.

Karime suspiró, desviando la mirada.

—Eso es lo que me duele, Gala. No solo es la imagen… es el hecho de que no supiste mantener tu distancia con alguien que sabías estaba esperando cualquier oportunidad para acercarse a ti. —Karime se pasó la mano por el cabello, frustrada—. Yo confié en que tú sabrías ponerle un límite, pero parece que ella encontró la manera de que tú lo cruzaras.

El silencio se apoderó de ambas. Gala sintió cómo las palabras de Karime se incrustaban en su pecho como una herida abierta. Sabía que lo que decía tenía algo de verdad; había permitido que Bárbara se acercara más de la cuenta, y ahora estaba pagando las consecuencias.

—Karime, sé que fallé en eso, pero te juro que jamás quise lastimarte —insistió Gala, su voz temblorosa.

Karime la miró fijamente, sin dejar que sus emociones se reflejaran en su rostro. Finalmente, suspiró.

"CEO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora