Capítulo 9: Verdades y decisiones

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La mañana siguiente, Gala llegó temprano a la oficina, con la mente aún enredada en lo ocurrido la noche anterior. El beso con Karime había dejado una marca profunda, algo que ni siquiera ella, con todo su autocontrol, podía negar. Había cruzado una línea que se había prometido no cruzar, y aunque parte de ella estaba emocionada, otra parte temía las consecuencias.

Su mente estaba ocupada con estos pensamientos cuando Bárbara entró en su oficina, con esa sonrisa cálida que siempre le ofrecía. Gala sintió una punzada de culpa. Recordó el momento en que Bárbara se le había confesado semanas atrás. Bárbara era su amiga, su confidente, alguien que había estado a su lado en momentos difíciles. Ella también tenía sentimientos por Gala, pero Gala nunca había podido corresponderle de la misma forma.

—Buenos días, Gala. Te traje un café, como siempre —dijo Bárbara, dejándolo sobre el escritorio y notando la expresión ausente en el rostro de su amiga—. ¿Todo bien?

—Sí, Bárbara. Gracias —dijo Gala, tratando de sonar convincente mientras le dedicaba una sonrisa rápida.

Pero Bárbara la observó con detenimiento, percibiendo que algo andaba mal. Conocía a Gala mejor que la mayoría y sabía que aquella mirada lejana significaba que algo la inquietaba.

—¿Es Karime, verdad? —preguntó suavemente, su voz teñida de una mezcla de comprensión y resignación.

Gala se quedó en silencio, sorprendida por la intuición de Bárbara. No había mencionado a Karime, y menos aún lo que había pasado entre ellas, pero Bárbara había notado el cambio. Era inútil negarlo.

—Sí… Es complicado, Bárbara —respondió finalmente Gala, buscando las palabras adecuadas—. Ayer hablamos sobre el proyecto y… hubo un momento que no planeé.

Bárbara asintió lentamente, como si ya supiera lo que había ocurrido. Tomó aire y, en lugar de mostrarse dolida, se acercó al escritorio y se sentó frente a Gala, su expresión seria pero cálida.

—Gala, sé que hemos tenido esta conversación antes. Sé lo que sentí… y lo que te dije. No quiero ponerte en una situación incómoda, pero tampoco quiero que te guardes cosas de mí. Si entre tú y Karime hay algo, algo real, quiero que lo sepas. Y quiero que lo digas, aunque sea difícil.

Las palabras de Bárbara eran sinceras y llenas de una ternura que hizo que Gala se sintiera aún más en conflicto. Bárbara había sido clara sobre sus sentimientos, pero también le había dado el espacio para decidir.

Gala respiró profundamente, sintiendo la mirada de su amiga sobre ella. No podía mentirle, no después de todo lo que había pasado entre ellas.

—Bárbara… anoche besé a Karime —confesó finalmente, con la voz baja pero firme.

Bárbara cerró los ojos por un momento, como si procesara la noticia. Luego los abrió, su expresión calmada, aunque sus ojos reflejaban una tristeza que trataba de disimular.

—Lo imaginaba —dijo con una pequeña sonrisa triste—. Karime tiene algo, algo que la hace… imposible de ignorar. Entiendo por qué te sientes atraída por ella.

Gala sintió el peso de la sinceridad de Bárbara, y el momento se volvió aún más doloroso. Bárbara no estaba enojada, pero la decepción en su voz era clara. Aún así, se mantenía fuerte, como siempre lo había hecho.

—Bárbara, no quiero que esto nos afecte —dijo Gala, tratando de expresar la importancia de su amistad—. Tú eres alguien especial para mí, y nunca querría lastimarte.

Bárbara asintió, pero había un brillo de vulnerabilidad en sus ojos que era imposible de ignorar.

—Gala, yo siempre estaré a tu lado, como amiga, como lo que necesites. Pero necesito saber si tengo alguna posibilidad, si puedo albergar una mínima esperanza —dijo suavemente—. Porque si no es así, si no hay lugar para mí en tu corazón, prefiero saberlo ahora y poder seguir adelante.

"CEO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora