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Alguna vez escuchaste que cuando estas apunto de morir tu vida pasa por tus ojos?

Yo no solo lo escuche.

Lo viví, para mi fortuna o desgracia no mori.

Estar entre la vida y la muerta te cambia.

O cosas así dijo mi profesora de Pedagogía Sistemática.

Entre la vida y la muerte o también conocido como el limbo lugar donde tu alma batalla por ir un lugar, yo hubiera preferido que la mía se rinda y se muriera pero pues es lo que toca.

El aire parecía denso, casi irreal.

Namjoon sentía que su cuerpo pesada y que su alma nisiquiera estaba realmente en el presente pues su mente tenia una sucesión de imágenes que corría frente a sus ojos, como si alguien proyectara una película de su vida.

Un destello de su niñez: risas inocentes, la calidez del regazo de su madre y el aroma de arroz recién cocido que siempre llenaba su hogar. La felicidad, pura y sencilla las risas de su hermano menor como amaba jugar con sus padres.

Luego, los recuerdos oscurecieron. Su adolescencia llegó como un golpe: reglas estrictas, sermones interminables sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal. Se vio a sí mismo, con el rostro apretado de rabia contenida, mirando por la ventana de su habitación mientras su padre le gritaba desde el pasillo.

Los veinte años fueron un escape, aunque imperfecto. Recordó las mañanas en aquella panadería del barrio, donde un chico de sonrisa dulce y ojos brillantes le daba un pan extra con su café aquel chico que aunque Nam trabajara allí el lo atendía. Ese chico le hacía sentir algo que Namjoon siempre a tesoro con toda su vida Amor verdadero y su primer amor algo que el jamas olvidaria. Pero esos días se desvanecieron tan rápido como llegaron.

Y luego, la oscuridad total. La noche en que escapó de su casa para una cita con el dulce pastelero y como a rastras lo llevaron hasta aquella iglesia que había sido un hogar durante años convirtiéndose en su propio infierno. Namjoon recordó los ojos llenos de odio de los hombres que lo persiguieron, y cómo uno de ellos lo golpeó con el látigo hasta casi la muerte en el suelo de la iglesia. El mundo giraba y giraba mientras sentía que la vida se le escapaba rabia era la emoción que lo dominaba en ese momento.

Un sonido seco, como un latigazo, lo arrancó de sus pensamientos.

—¿Namjoon? —la voz de su compañera lo devolvió a la realidad. Frente a él, la enfermería estaba tan iluminada como siempre, pero las luces fluorescentes parecían mucho más fuertes en ese momento.

Ella lo miraba preocupada, con una carpeta en las manos.

—Te ves fatal. Creo que deberías tomarte unas vacaciones. Has estado muy ido últimamente, casi como cuando entraste por primera vez aquí.

Namjoon parpadeó, tratando de aterrizar del todo en el presente. Su cabeza todavía estaba llena de ecos de su pasado, pero logró asentir débilmente.

—Tienes razón, he trabajado demasiado. Tal vez... tal vez lo haga.

Con esa excusa, decidió que era momento de irse a casa. Había cubierto demasiados turnos en la última semana, y su cuerpo le pedía descanso a gritos. Caminó por los pasillos del hospital, despidiéndose con un gesto rápido de sus compañeros, hasta que finalmente salió al aire fresco de la noche.

Cuando llegó a su departamento, apenas tuvo tiempo de quitarse los zapatos antes de dejarse caer en la cama. Estaba listo para desconectarse del mundo, pero su teléfono comenzó a vibrar sobre la mesita de noche. Era Taehyung.

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⏰ Última actualización: 4 hours ago ⏰

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