— Así que, no tuve teléfono por todos esos días y es por eso que no pude avisarte. — Concluyó Atsumu con los desafortunados relatos del miércoles. Sakusa lo hubiera mirado con la boca abierta de no ser porque estaba estaba llena de postre en estos momentos. Sin embargo, al quedarse en silencio observando el rostro de Atsumu no pudo evitar empezar a reír.
— ¿En serio les dijiste a todos que se desnudaran para hacer una cuerda de ropa? — Le preguntó Sakusa completamente divertido por la ridiculez de la situación.
— ¡No te rías! Estaba desesperado, Omi. — Lloriqueó, sin embargo su puchero fue reemplazado por una sonrisa cuando vio que Sakusa no paraba de reír. — Entonces... ¿Me perdonas?
— Con una condición.
Atsumu se puso alerta enseguida:
— ¿Cuál?
Sakusa le brindó una sonrisa tan tierna que Atsumu sintió como su corazón se detuvo por un momento.
— Que me invites a otra cita. — Soltó en un susurro casi inaudible. Atsumu sintió un montón de mariposas hacer de las suyas en en su estómago.
"Dios, ¿ser podía ser más adorable?"
Conociendo a Sakusa, probablemente sí.
Atsumu se acercó a él, siendo casi imposible para él estar alejado del pelinegro por más tiempo.
— Claro, ¿a donde quieres que te lleve? — Le respondió Atsumu de la misma forma, con un susurro gentil y dulce, solo que este busco la mano de Sakusa para entrelazarla con la suya.
— Quiero que me lleves al lugar más caro que conozcas. — Le exigió Sakusa con un tono demandante, pero una expresión divertida que hacía contraste. — Que te pongas tus mejores ropas y me vengas a buscar a mi casa con un ramo de flores. — Se acercó del mismo modo que el rubio se le había acercado antes.
— Claro, ¿que más? — Preguntó un sonriente Atsumu, mientras tenía su vista posada sobre la sonrisa de Sakusa, quién a su misma vez tenía posada su vista sobre la sonrisa del otro.
— Quiero comer carne, mucha carne, toda la carne que pueda, la más cara del menú. — Atsumu se hecho a reír ante la demanda de Sakusa.
— Me la estas cobrando, ¿no es así? — Sakusa rió culpable al ser descubierto.
— Tal vez. — Susurró mientras se encogía de hombros.
Era ridículo pensar lo mucho que sus mejillas dolerían después de tanto sonreír, lo peor de todo es que ninguno de los dos podía parar, sin importar cuánto quisieran, aun que siendo honestos, eso ni siquiera les importa ahora, estaban demasiado hipnotizados el uno con el otro que ninguno se daba de la embobada expresión de sus rostros. Sin embargo, la sonrisa de Atsumu se fue disminuyendo lentamente siendo reemplazada por una expresión un tanto ansiosa, cosa que Sakusa notó.
— ¿Qué pasa? — Le preguntó Sakusa mientras acariciaba la mano de Atsumu con su pulgar, este no pudo si no soltar un suspiro débil ante el contacto del pelinegro.
— Omi... — Dudó en si decir sus palabras. — ¿Puedo abrazarte? — La sonrisa de Sakusa se extendió ante la susurrante suplica de Atsumu.
— Sí.
Aun que al principio, Atsumu se acercó con una lentitud y duda que hizo creer a Sakusa que el abrazo sería uno débil y breve, el agarre de Atsumu una vez estando sobre él fue tan fuerte que se dio cuenta que sería lo contrario, un abrazo largo e intenso. Ambos se mantuvieron en esta posición por más tiempo del que les gustaría admitir.
Extra:
Después de estar por varias horas charlando, ya era de madrugada y ahora Atsumu estaba dejando a Sakusa en su casa, esto le entristecía inmesamente, tenía miedo de que el momento acabara, que de repente despertara y que todo fuera un sueño. Afortunadamente, no sería así, pero eso no le quitaba el miedo al rubio.
— Bueno, ya debería irme. — Dijo Sakusa, pues llevaban ya varios minutos aparcados frente al edificio de Sakusa y este aún no se había bajado por estar intercambiando miradas tímidas con Atsumu sin decir otra palabra mas.
— Oh.. sí. — Dijo Atsumu demasiado triste como para pasar desapercibido por Sakusa quien rió enternecido. — ¡Espera! Antes de que te vayas... — Atsumu empezó a urgar entre sus pertenencias en el carro hasta dar con un bolígrafo. — ¿Me das tú número? — Le pidió mientras extendía el bolígrafo y su antebrazo junto a este.
Sakusa tomó el bolígrafo casi enseguida:
— ¿Ya tienes teléfono? — Le preguntó curioso, mientras escribía su numero en el antebrazo de Atsumu.
— No, comprare uno mañana a primera hora.
Finalmente, Sakusa por fin se bajó del auto, no sin antes girarse para levantar una mano en señal de despedida hacía Atsumu, quién no se fue hasta que Sakusa entrara al edificio.
Extra 2:
Al llegar a casa Atsumu se quedó mirando el teléfono de Sakusa escrito sobre su brazo. Era real. Tomó rápidamente un bolígrafo y papel y comenzó a escribir el numero de Sakusa sobre este, le hubiera gustado dejárselo, es más, le hubiera gustado tatuárselo, pero si no se lo quitaba, mañana probablemente Sakusa pensaría que no se bañaba y eso si que no lo podía permitir.
— Tiene bonita letra. — Dijo dándole un ultimo vistazo a su brazo antes de irse a duchar.
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Dulce como Mocca - Sakuatsu
FanfictionSakusa, un barista que prefiere la tranquilidad de su cafetería vacía, ve su rutina interrumpida cuando un cliente peculiar, Atsumu Miya, comienza a frecuentar el lugar. (Historia corta)