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Llegamos a Georgia antes de lo que pensaba, cuando aterrizamos sentí mi estomago dar mil vueltas, no sabía exactamente porque, estaba a punto de llegar a casa y estar con los que amaba, pero algo me decía que no sería como lo esperaba, solo quería estar en un error y disfrutar en paz con ellos, ya que hace mucho que no los veía, fui en busca de mi maleta junto con Alisson, nadie sabía de nuestra llegada, era una sorpresa, tomamos nuestras respectivas maletas y nos retiramos del aeropuerto, de inmediato nos subimos a un taxi y nos marchamos a nuestras casas, éramos amigas desde siempre, así que nos dirigimos hacia la misma dirección, cuando nos bajamos nos dimos un fuerte abrazo y camino hasta su hogar cinco casas más allá de la mía, yo observe la infraestructura de mi vivienda, creo que hasta la había olvidado, dentro de ella estaban los recuerdos más hermosos y a la vez los más dolorosos, tome las fuerzas que en alguna parte ocultaba, y caminé a paso firme, no vería a nadie desconocido dentro de ella, solo a mi mamá y hermanos, abrí la puerta con mis llaves, las cuales aun conservaba conmigo, las deje caer sobre la pequeña mesa que estaba a la entrada de ella, y a su lado mi equipaje, caminé hacia la sala y lo primero que vi, fue una fotografía familiar y a su lado la de papá conmigo, la acaricie en silencio y me permití sonreír, avance un poco más y llegue hasta lo que era su despacho, ya no estaba ahí frente a la computadora, ni sonriendo ante mi presencia y diciendo "entra cariño", como extrañaba al único hombre que de verdad me ha dado su amor incondicional sin esperar nada a cambio.

-¿Mad? -escuche que preguntó una voz ronca detrás de mi, me voltee y sonreí al ver a mi hermano.

-Matt, cariño ¿cómo has estado? -pregunte lanzándome a sus brazos y acariciando su espalda.

-bien gracias, ¿cuando llegaste? -pregunto sonriendo y alejados de apoco de mis brazos.

-hace unos minutos -comente- era una sorpresa -dije sonriendo.

-Matt, ¿por qué te demoras tanto?, la cena esta servida -escuche la voz de mamá cerca de mi, ella camino hasta donde mi hermano acariciando su hombro, levantó la mirada y se encontró con mi sonrisa, ella se tapo la boca por la impresión, corrió a mi y me rodeo en sus brazos fuertes y cariñosos, me sentía de nuevo en casa- cariño -musitó con una sonrisa- ¿por qué no llamaste que vendrías? -pregunto aún rodeándome con sus brazos- te hubiese preparado lo que tanto te gusta -murmuro.

-era sorpresa mamá, y lo mejor de todo, es que ya estoy en casa -me aleje de sus brazos tan afectivos para mirarla- estoy con los que amo -dije sonriendo.

Asintió en silencio y volvió abrazarme, y yo me aferre a ellos, cuanto he necesitado a esta mujer, si bien estudio psicología, los mejores consejo que podría obtener siempre vendrían de ella, ya que, lo único que quería para mi era mi felicidad. Llegamos al comedor y nos sentamos para cenar, pero algo me faltaba, la ternura de la pequeña Grace, no la veía por ninguna parte, quizás ya se había ido a la cama, pero lo descarte de inmediato, ella jamás se iba a dormir antes de las diez, de lejos la divise, venía bajándose las mangas de su camiseta, provenía de lavarse las manos, sonreí al verla, cada día estaba más grande, su mirada se encontró con la mía, al verme corrió y se lanzo a mis brazos, la acomode en mis piernas y acariciaba su cabello.

-te extrañe demasiado -logro decir, después de largos minutos.

-yo también cariño -dije sonriendo.

Mamá sirvió la cena, y todos conversábamos animados, había extrañado compartir con ellos, ya no llegaba a casa y alguien corría a mis brazos, y tampoco se escuchaba los video juegos de Matt, a veces no sentía vida, otras solo me hubiese gustado haber hecho las cosas de otra manera.

-¿qué tal Nueva York? -pregunta mamá.

-bastante bien, no me quejo -mentí. Porque si estaba bien, pero no como yo lo había imaginado.

Inevitable desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora