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Semanas después

Estaba cansada de que todo conspirara en mi vida, así que tomé la inmadura desición de irme del departamento que compartía con Alisson y Tyler, no había vuelto a la universidad, había perdido el contacto con mi familia y con todos en general. Arrendé una habitación en el centro de la ciudad y encontré un empleo de tiempo completo en un restaurante como camarera, así que en eso se había transformado mi vida, en una vida vacía y sin sentido, cada día tenia múltiples llamadas de Tyler, Alisson y Daltón, me daba tristeza tener que alejarme de ellos, pero no podía tenerlos más en mi vida, conmigo, nunca me sanaría, siempre seria una maldita infeliz.

Tomé una nueva orden y la llevé hasta la cocina, me senté en el taburete sin ganas de nada, miraba a todos los clientes felices, ¿qué se sentiría ser así?, sé que en algún momento de la vida lo fui, pero ya no esta, se evaporo por completo, vi entrar a un chico vestido de negro, con sus gafas, mierda, era él.

—Madison ve a atender a ese joven, deja de ser holgasana —regaño mi jefe.

—yo... Yo no puedo —tartamudee.

—¿qué sucede contigo, muchacha? —preguntó mirándome enfadado— no te estoy Preguntando, es una orden —bufo.

No podía, simplemente no, me negaba completamente.

yo iré —dijo Isidora con una enorme sonrisa picara, la quedé mirando seria — ¿qué? —pregunto— es guapo

Negué con la cabeza que errónea estaba no sabía nada con respecto a ese hijo de puta llamado, Derek.

Mi orden estaba lista, acomodé dos platos en una bandeja y el otro lo lleve en mi mano libre con cuidado de no tocar el plato recién repasado con los dedos, intente que no me viese, no estaba dispuesta a que su mirada verde se cruzara nunca más con la mía, serví por la derecha, evitando cualquier forma de me fuese a ver, si me veía estaba arruinada.

—señorita —dijo el chico de los ojos azules— ¿me podría traer la carta de vinos, por favor? —preguntó con una sonrisa en los labios, ¿estaba tratando de ser lindo?, asentí con la cabeza y fui en busca de lo solicitado.

Sus ojos, eran tan parecidos a los de Tyler, sentí una tristeza inundarme, lo extrañaba, pero no podíamos seguir así, no lo iba a meter más en su vida miserable, no denuevo.

Tomé la carta, y me dirigí hasta la mesa de los jóvenes nuevamente, le entregué la carta, pidió el vino que solicitó, me retiré en silencio, y por mera curiosidad me encontré con un numero telefónico.

Debe ser una broma...

Levanté la mirada y me estaba viendo desde la mesa, para notar mi reacción, pero no tuvo una respuesta positiva, pues yo estaba negando con la cabeza, ni de broma saldría con alguien, Tyler estaba aun muy dentro de mí, era el hombre más arruinado del planeta, pero aunque no quisiese reconocerlo, y después de casi un año, lo obvio y lo que menos quería para mi vida había sucedido, lo amaba de la manera más profunda que jamas lo imagine, cuando creí que amaba de la manera más loca y a la vez repulsiva, me di cuenta que nunca antes había amado en toda mi vida.

Regresé a la mesa con el vino solicitado, les regale una sonrisa y me retiré, fui hasta otra mesa aun esquivando lo obvio, esa mirada verde que tanto me atormentaba.

Al terminar mi turno Isidora sonreía, me imaginaba el porque pero no quería ser entrometida, estaba cometiendo el más estúpido error de su vida, me mostró un papel con su número, negué con la cabeza, ella me observo extraña, pues mi reacción desde que entró hasta que se fue totalmente diferente, el temor se hizo presente y no lo pude ocultar, es decir, un día estaba bien, y al otro todo lo que me atormentaba había regresado como si nada, ¿qué se suponía que debía hacer?.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2017 ⏰

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Inevitable desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora