Noche Inesperada

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Terminé de ajustar los últimos detalles de mi vestido, dejando que el suave tejido cayera en ondas hasta mis pies. Respiré profundo, intentando calmar la mezcla de nervios y emoción que sentía. La noche estaba llena de expectativa, y en el fondo, una parte de mí se preguntaba cómo me vería Caelum esta noche.

Caminé hacia el salón, donde la música ya comenzaba a sonar y el murmullo de las conversaciones llenaba el aire. A medida que me acercaba, reconocí las voces de mis hermanas que ya estaban conversando con algunos de los invitados. La decoración era impresionante; las luces parpadeaban cálidamente, y el salón estaba adornado con flores y velas que daban un toque mágico al ambiente.

Cuando por fin crucé la entrada, vi a Caelum al otro lado del salón. Estaba rodeado de amigos y nobles, riendo y celebrando su reciente triunfo. Vestía con una elegancia que resaltaba su porte y su aire decidido. Nuestros ojos se encontraron por un instante, y me di cuenta de que él también se había dado cuenta de mi llegada. Una leve sonrisa se formó en sus labios, y yo sentí cómo un calor subía a mis mejillas.

Sin embargo, justo antes de que pudiera acercarme, Seren apareció a mi lado, interrumpiendo mis pensamientos.

—¿Liora? ¿Te sientes bien? —preguntó, con una sonrisa traviesa—. Pareces… distraída.

Solté una risa nerviosa y miré a mi hermana, tratando de disimular.

—Solo estaba observando todo. Esta noche es realmente hermosa, ¿no crees?

Seren me miró con una ceja levantada, como si entendiera exactamente lo que estaba pasando en mi mente.

—Claro, "observando todo" —respondió, dándome un pequeño codazo—. O quizá observando a alguien en particular…

Antes de que pudiera responder, Dalia llegó junto a nosotras, llevándome del brazo con entusiasmo.

—¡Vamos, Liora! La mesa está casi lista y necesitamos verificar que todo esté en orden —dijo, señalando el área donde se serviría la cena.

Agradecí el cambio de tema y dejé que Dalia me llevara hasta la mesa, donde los cocineros terminaban de colocar los últimos platillos. La comida se veía deliciosa, y el aroma era irresistible. Me aseguré de que el postre especial estuviera en su lugar, sonriendo al verlo rodeado de decoraciones cuidadosamente elaboradas.

De pronto, sentí una mano en mi hombro y al voltear, me encontré con Caelum, quien había logrado escapar de su grupo de amigos. Su sonrisa tenía una mezcla de diversión y calidez.

—Liora, el banquete se ve increíble —dijo, mirándome con sinceridad—. Gracias por ayudar a prepararlo. Estoy seguro de que será una noche inolvidable.

Lo miré a los ojos, sintiendo cómo el nerviosismo volvía a aparecer.

—Era lo mínimo que podía hacer —respondí, tratando de sonar natural—. Además, me gusta cocinar, ya sabes. Aunque no tanto como… otras cosas.

Caelum soltó una risa ligera y asintió.

—No me sorprende. Tienes una habilidad especial para hacer que todo parezca… único.

Dalia, que estaba junto a nosotras, intercambió una mirada divertida conmigo, pero no dijo nada. Sin embargo, Seren, quien había seguido la conversación de cerca, se acercó y nos miró con una sonrisa pícara.

—Bueno, creo que esta noche todos tenemos algo que celebrar —dijo ella, rompiendo la tensión con su entusiasmo—. ¡La victoria de Caelum y la hermosa comida que Liora ayudó a preparar!

Caelum me lanzó una mirada agradecida, y sentí una chispa de conexión entre nosotros, aunque fuera solo por ese breve momento. Seren y Dalia nos miraron con una mezcla de picardía y complicidad, como si estuvieran al tanto de algo que yo misma apenas comenzaba a entender.

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