Nuevas Oportunidades

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El salón estaba cargado de tensión mientras, mi madre quien también estaba preocupada por lo que había pasado, estaba junto a mi tratando de mantener la calma, luego apareció la pequeña silueta d Arcadion que se posicionaba ante la corte, observando a los nobles, quienes ya lo llenaban de preguntas sin descanso, sus voces al borde del pánico.

—¿Qué fue lo que ocurrió, Arcadion? —exigió Lord Thalren de Eldris, su voz reflejando inquietud—. ¿Cómo es posible que algo tan terrible haya sucedido sin que nadie lo previera?

—¿Y quién o qué podría ser el causante de este desastre? —interrumpió Lady Venara de Solstice, su rostro pálido de angustia.

Arcadion permaneció en silencio, esperando a que las preguntas se disiparan antes de hablar.

—Mis señores, entiendo su preocupación —comenzó con gravedad—. Lo que enfrentamos es una amenaza que se ha mantenido oculta, pero que ahora se hace presente con una intención clara. No se trata de un simple enemigo; estamos ante una fuerza ancestral, una oscuridad que no hemos visto en años... hablamos de magia oscura.

Tomó una pausa, mirando a cada uno con intensidad.

—Brujas.

El salón se sumió en un silencio gélido, y luego explotó en murmullos y exclamaciones de temor y desconfianza.

—¡Brujas! —exclamó Lady Venara, su voz llena de alarma—. Son portadoras de desdicha y caos. ¡Si esto es obra de ellas, estamos en gran peligro!

—Nunca debiron seguir con vida después de la guerra de lunas —agregó Lord Thalren de Eldris, su mirada fija en Arcadion, cargada de preocupación y repulsión—. ¿Cómo podemos enfrentar algo así?

Las palabras de los nobles aumentaban en volumen, los prejuicios y temores ancestrales tomando fuerza, y el pánico comenzaba a adueñarse de ellos. Me di cuenta de que, si no intervenía, la situación pronto se saldría de control.

Dando un paso al frente, alcé la voz, fuerte y clara.

—¡Silencio! —exclamé, haciendo que todos se quedaran en absoluto mutismo, sus miradas fijas en mí—. Entiendo el miedo que provoca la palabra "bruja", pero ahora no es el momento de dejarnos llevar por temores infundados o supersticiones. Es el momento de unirnos y recordar quiénes somos y lo que cada uno representa para este reino.

Los murmullos cesaron, y continué, mirando a cada uno de los nobles, recordándoles sus virtudes y contribuciones.

—Lord Thalren de Eldris —dije, dirigiéndome a él con respeto—, tú controlas los vientos, que han sido nuestra primera línea de defensa. Tus habilidades han salvado nuestras tierras de amenazas innumerables. Hoy, necesitamos que esos vientos protejan a Lunaris una vez más.

Él asintió lentamente, el miedo en sus ojos reemplazado por una chispa de determinación.

—Lady Venara de Solstice —proseguí—, tu fuego ha guiado a Lunaris en los momentos de mayor oscuridad. Tu luz es nuestra esperanza y nuestra fuerza. Sé que hoy, más que nunca, nos ayudarás a brillar.

Vi cómo Lady Venara se enderezaba, recobrando su aplomo.

—Lord Kaelis de Veridia —continué, mirando a otro noble que nos había servido bien—, tu visión ha mantenido a Lunaris un paso adelante frente a nuestros enemigos. Nos has alertado de cada amenaza antes de que nos alcanzara. Confío en que esta vez también descubriremos juntos la raíz de esta oscuridad.

Uno a uno, mencioné a cada noble, destacando sus talentos y contribuciones, viendo cómo la determinación comenzaba a reemplazar la incertidumbre en sus rostros. Finalmente, me detuve ante Alanna. Mis ojos se posaron en los suyos durante unos segundos, y ella sostuvo mi mirada con un aire de desafío.

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