Capítulo 39

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La tranquilidad se vio afectada por la prensa y los detalles que empezaron a salir a luz. Aún hoy, luego de cinco días de la primera crónica, no sé si fue una buena o mala idea.

Daryll seguía en silencio, los detalles sobre su tía y su padre eran cada vez más escabrosos. Empiezo a sentir pena por Daryll, la persona que tiene a cuestas el peso de los pecados de su familia. Todos quieren una exclusiva de él, sus hermanas o madre, pero han obtenido silencio. Reforzaron la seguridad, su madre y sus hermanas se encerraron en su mansión en donde no salen desde hace cinco días.

—¿Qué esperabas? —se queja mi padre, viéndome servir otra copa —¿Cuántas llevas? — Miro la copa, luego a la botella.

—No lo sé —confieso —, pero sabe bien y no tiene mucho alcohol.

—Lo que debe importarte es que lo tiene —corrige —, no importa en qué cantidad.

—Me siento bien —insisto.

—Estás mareado —refuta.

—¿Por qué cambias de conversación? —le digo viéndolo —. Hablamos de la prensa y lo intrincado que se volvió todo.

—La chica se juega su ascenso, no iba a quedarse en lo que le dijiste y no te ha nombrado, un punto a su favor. —señala la copa —. Ni una más. —advierte.

—No creí que se iría tan al fondo de las cosas —confieso dejando la copa a un costado gesto que le hace liberar el aire y a mí sonreír —, o que fuera tan profesional.

—¡Pues lo es! —responde de buen humor —, tanto que tiene a Daryll contra las cuerdas y haciendo cacería de brujas.

—En este punto debe saber quién fue —papá afirma y me mira serio —, solo busca pruebas.

—Es demasiada verdad por digerir, tú debes saber más que nadie cómo se siente —comenta dejando a un lado el grupo de documentos pendientes por firmar.

—¿No ha regresado de vacaciones? —preguntó señalando el sitio de su asistente y niega. —¿Cuánto le diste?

—Llevaba mucho tiempo sin ellas, las pidió todas y no tuve más opciones que darlas —responde de mal humor, lo que acaba por intrigarme.

—Si es demasiado tiempo —empiezo a decir —. ¿Por qué no buscas una provisional?

—¡Porque no la necesito!

La respuesta fue violenta, acompañada de un golpe seco en el escritorio que me deja en silencio y contemplando sus facciones endurecidas.

—¿Quieres hablarlo? —ofrezco —¿Renunció?

—¿No tienes otra cosa que hacer? —explota señalando la puerta —. Tienes una casa que verificar y una hija a la que convencer de ir al jardín.

—¿Por qué estás de mal humor? —insisto curioso —. Y Jackie ya va a la escuela.

—Fue un solo día y de allí no ha vuelto —escupe de mal humor —. No es posible que seas tan idiota, no puedes hacer que una niña de tres años te obedezca.

—Fue una prueba, que logró pasar sin problemas —le digo sin que me afecte su mal humor —. No me importa que me insultes, Senna me hizo inmune.

La mención de la que fuera mi madre lo hace bajar la guardia, pero no suavizar su rostro. Las arrugas en su frente están allí, junto con los labios apretados y la respiración irregular.

—Estás distraído, de mal humor, bebes todas las noches cuando antes no lo hacías —enumero en voz baja, inclinando mi cuerpo hacia el escritorio —. No me pidas que lo ignore, papá, tú no lo harías de ser yo.

Un príncipe Bastardo 3er Libro Rancho Mallory Donde viven las historias. Descúbrelo ahora