Jaken
—¿Sabías que la muñeca de Jackie fue encontrada? —me dice Gisella viéndome calzar el pantalón.
—¿Cuándo? —ingreso la primera pierna y capto el primer problema.
Esta no es mi talla.
—En la parte de atrás del jardín, —sonríe —le dijo a su abuelo que se lo dio al duende y no lo asocié.
—¿A qué? —retiro la pierna y alzo la prenda —mi trasero no entrará aquí —me quejo.
—Si lo hará —corrige —. Mariana mandó a instalar duendes en el jardín del lado de su apartamento —sus ojos se iluminan como pocas veces al nombrar a la mujer. —Estaba convencida de que el tenerlo allí le darían dinero. Le dejaba ofrendas, cigarros y comida. Hunter y yo nos burlábamos de ella.
—No los he visto —le digo volviendo al ataque.
—Los mandé a retirar. Lo hizo domingo y allí vio a la muñeca. —continúa —supongo que Jackie recordó al verlos y quiso hacer lo propio.
—¿Lo has hablado con ella?
Me toca dar saltos para que pueda ingresar mi cuerpo en la prenda, acabo agotado, con la respiración irregular y la certeza que los testículos se han subido a mi garganta.
—Me dijo que no lo recuerda —responde viéndome con preocupación —¿Te sientes bien? —me pregunta.
—Por fortuna hemos decidido no tener más hijos —le lanzo una mirada al vaquero y suspiro —. Después de este día quedaré estéril.
La risa de Gisella inunda toda la habitación y acaba por contagiarme. No puedo entender en qué momento logré que me convencieran para hacerlo, pero aquí estaba. Cargando un atuendo que asfixiaba mis partes nobles y me impedía caminar con tranquilidad.
—Creo que me dieron una talla menos —insisto —. Si Travis está detrás de eso, es muy posible.
—Lo compró Alice —me calma —. Lo que sucede es que estás acostumbrado a los trajes y no sueles llevar los vaqueros tan ajustados.
Se incorpora de la cama y gira en torno a mí en círculos, con una mano en su cintura y la otra en su mentón. Lo que hace después, hay que admitir que lo esperaba, aunque no con esa intensidad. Pellizca mi trasero lo que acaba por hacerme saltar y mi sobresalto hacerla reír.
—No pude evitarlo —me hace un guiño —. Hay espacio allí, es lo diferente, lo que te hace sentir incómodo.
Guardó silencio, tomando el sombrero dispuesto en la silla y lanzándome una última mirada al espejo. Quise decirle que no era la primera vez que usaba ese atuendo y que, por eso, estaba seguro de que era una talla menos. Decirlo era que ella preguntara cuándo lo hice y eso me llevaría a nombrar espacios de nuestra vida que deseaba dejar atrás.
Usaba este atuendo cuando recibí una bala por órdenes de los Sanders. Un asalto que iba dirigido a mi hermano, con quien mi madre solía caminar por ese sendero. Mi vestimenta y el parecido hizo que el tirador se confundiera y saliera herido.
Recibí tres ataques ese día, cada uno de ellos con una importancia alta. No era hijo de Senna como siempre creí, mi prometida me había mandado al diablo y alguien había querido asesinarme.
—Le preguntaré a Alice si puede existir una equivocación.—Gisella malinterpreta mi silencio y sale de la habitación lanzando besos en mi dirección.
Me enfrenté a una batalla que no sabía si podía ganar, desconociendo a mis enemigos y lo que estaban dispuestos a hacer por no perder.
Salí vencedor, pero no fue un logro solo mío. Si esto fuera una competencia, los que alzáramos el trofeo seríamos muchos. La imagen de los ganadores del súper bolw de este año, me llega con los rostros de Nikolái Borch y sus hermanos, Patrick, mi madre, mi padre, Malcolm, Rogers, Los Wells y domingo alzando el preciado trofeo, me saca una sonrisa.
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Un príncipe Bastardo 3er Libro Rancho Mallory
عاطفيةJaken nunca imaginó lo que su curiosidad sobre su pasado pudiera traer a su vida, ciertamente Gisella, tampoco. Ninguno de los dos estaba preparado para lo que el destino les tenía deparado, ni los enemigos que surgieron con esas revelaciones. Él hu...