Los días en Incheon parecían oscilar entre la calma y la tormenta, entre el silencio y los susurros. Jake, que había llegado al pueblo en busca de una historia para sus escritos, ahora sentía que aquella historia lo envolvía a él mismo. Pasaba las noches leyendo las cartas de Dominic y Jhon, una tras otra, hasta que las palabras parecían fundirse con sus propios pensamientos, con su propia vida.
El dilema que lo atormentaba era cada vez más claro. Las cartas de Dominic y Jhon no eran solo el testimonio de un amor prohibido, sino también una ventana hacia el dolor, la resistencia y el miedo de dos almas atrapadas en un tiempo y lugar que no les permitía ser quienes realmente eran. Jake sabía que revelar su historia sería un acto de justicia para ellos, una manera de honrar sus sentimientos. Pero también sabía que hacerlo traería consecuencias, que reviviría heridas que la gente de Incheon había preferido olvidar.
Aquel día, después de una noche en vela, Jake decidió salir a caminar para despejar su mente. El cielo estaba nublado, y una fina llovizna caía sobre las calles empedradas del pueblo, dándole un aire melancólico que parecía reflejar sus propios sentimientos. Caminó sin rumbo fijo, intentando aclarar su mente, cuando de repente se encontró frente a la antigua iglesia, el lugar donde Dominic y Jhon habían sellado muchas de sus promesas.
Se detuvo en el umbral de la iglesia, sintiendo el peso de la historia que allí se había escrito en silencio, en miradas furtivas, en besos robados. El silencio del lugar lo envolvía, y en su interior comenzó a gestarse una sensación de paz, una paz que no había experimentado en días. Pero también era un recordatorio doloroso de que, para Dominic y Jhon, aquel silencio había sido su único refugio.
—Jake.
La voz de Heeseung lo sacó de sus pensamientos. Se dio la vuelta y lo vio allí, de pie bajo la llovizna, mirándolo con una mezcla de preocupación y ternura. Había algo en la expresión de Heeseung que le recordaba a Dominic, un destello de valentía y vulnerabilidad que se escondía tras su fachada de serenidad.
—Estaba preocupado —dijo Heeseung mientras avanzaba hacia él—. Has estado tan absorto en las cartas... y en sus secretos.
Jake asintió, incapaz de articular todo lo que sentía. Sin embargo, en la presencia de Heeseung encontraba una claridad que no hallaba en ningún otro lugar. Era como si, junto a él, las preguntas se volvieran menos pesadas, menos urgentes. Pero ahora, el dilema que lo atormentaba se hacía aún más evidente.
—No sé qué hacer, Heeseung —confesó finalmente, su voz quebrándose—. Si publico esta historia, honraría la memoria de Dominic y Jhon, y su amor ya no permanecería oculto. Pero, ¿a qué precio? Incheon tiene secretos que no quieren salir a la luz. Quizá... quizá esta historia solo debe quedarse en el pasado, en silencio.
Heeseung lo miró fijamente, y en su expresión había una mezcla de comprensión y tristeza. Jake sintió que, de algún modo, él también compartía el peso de aquella decisión.
—A veces, los secretos son una carga demasiado pesada para quienes los guardan —dijo Heeseung en un tono suave—. Dominic y Jhon eligieron amarse en silencio porque sabían que era su única opción. Pero quizás, ahora, alguien necesita escuchar su historia para entender que el amor no debería ser algo que deba ocultarse.
Las palabras de Heeseung resonaron en el interior de Jake, como un eco profundo que iba despertando algo en él. ¿Sería justo revelar la verdad de Dominic y Jhon, exponer su historia al mundo? O tal vez, ¿era mejor proteger ese amor del juicio y la mirada de quienes no podrían comprenderlo?
—¿Tú qué harías, Heeseung? —preguntó, desesperado por encontrar alguna guía.
Heeseung guardó silencio, como si también estuviera buscando una respuesta dentro de sí mismo. Finalmente, dijo:
—Si fuera mi historia... creo que querría que alguien la recordara. Pero no todos piensan igual, Jake. Algunos creen que el olvido es el único refugio.
El dilema de Jake se hacía cada vez más complejo. ¿Qué haría si Incheon reaccionara mal a esta historia, si despertara resentimientos o envidias del pasado? Las palabras de Heeseung le recordaban el valor de los recuerdos, pero también la amenaza que suponía traerlos al presente. Quizá su papel no era revelar el amor prohibido de Dominic y Jhon al mundo, sino mantenerlo como un secreto precioso, como una promesa silenciosa que nadie más debía romper.
Entonces, una idea cruzó su mente, una posibilidad que quizá podría ofrecerle algo de paz.
—¿Y si escribo su historia... pero la guardo en silencio? —propuso Jake—. Puedo escribirla para ellos, para que no queden en el olvido. Puedo preservar su historia sin romper el equilibrio que existe aquí. Así, estarán en paz, y yo también.
Heeseung lo miró, y en su mirada apareció una leve sonrisa de aprobación.
—Quizá, Jake, esa sea la manera de honrar lo que vivieron sin destruir lo que el pueblo ha construido. Alguien que los recuerde, sin necesidad de proclamarlo al mundo. Una verdad compartida en silencio.
Jake sintió que, por primera vez, había encontrado una respuesta que lo satisfacía. Escribiría la historia de Dominic y Jhon, pero sería un homenaje privado, algo que no necesitaría de aplausos ni de aceptación pública. La guardaría para sí mismo, como una promesa de que el amor que ellos compartieron no se perdería en el olvido.
La lluvia comenzó a arreciar, y Jake sintió que las gotas que caían sobre su rostro eran una especie de bendición, un lavado de sus dudas y temores. Sin decir nada más, Heeseung se acercó a él y, en un gesto que hablaba más que cualquier palabra, colocó su mano sobre el hombro de Jake, transmitiéndole un calor que fue más reconfortante que cualquier respuesta.
Jake asintió, respirando hondo, y miró una última vez hacia la iglesia, hacia el lugar donde Dominic y Jhon habían compartido sus últimos momentos de esperanza y miedo. A partir de ese instante, él sería el guardián de su historia. No se lo contaría al mundo, pero tampoco dejaría que el amor de Dominic y Jhon muriera en la oscuridad del pasado.
La historia se quedaría en él, viva, vibrante. Una verdad silenciosa, que existía solo para quienes tuvieran el corazón para entenderla.
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el secreto de las cartas de amor; heejake!ღ
Historical FictionJake , un joven escritor coreano, llega a Incheon, un pequeño pueblo andino envuelto en misterio, para investigar el antiguo convento del lugar. Entre los viejos libros de la biblioteca, descubre un paquete de cartas secretas que narran un romance p...