epilogo!

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Los años habían pasado, y aunque la vida de Jake se había encaminado en nuevas direcciones, Incheon seguía siendo un recuerdo imborrable, un lugar que, por más que intentara, nunca pudo dejar atrás. Los paisajes del pueblo, las montañas cubiertas de niebla, los murmullos de la gente que conoció, todo permanecía guardado en un rincón especial de su corazón. A veces, cuando cerraba los ojos en medio del bullicio de la ciudad, podía oír el sonido del viento acariciando las hojas, el eco de las risas en la plaza central y, sobre todo, la voz suave de Heeseung, sus palabras cargadas de significados no dichos.

Jake había seguido con su vida, como todos lo hacen después de un gran cambio. Había viajado, escrito y conocido nuevas historias, pero en lo profundo de su ser, Incheon permanecía como un tatuaje invisible. Lo que había comenzado como una simple investigación sobre el pasado de dos amantes que nunca pudieron estar juntos, había cambiado su vida de formas que nunca imaginó.

Había aprendido de la vida, de las pasiones ocultas y de las conexiones profundas que existen entre las personas, más allá de lo que los ojos pueden ver. Incheon le había dado algo invaluable: la comprensión de que las historias de amor no siempre se viven de la manera que esperamos, ni se desarrollan en el tiempo que deseamos, pero que eso no las hace menos valiosas.

En la ciudad, donde la luz siempre parecía más brillante y los días se deslizaban rápidamente, Jake sentía el peso de sus decisiones. Había escrito libros que hablaban de historias antiguas, de secretos ocultos, de amores imposibles, pero había algo que faltaba. No estaba completo. La verdad era que, sin importar cuánto hubiera cambiado su vida, una parte de él seguía anclada a Incheon. Y a Heeseung.

No era solo la historia de Dominic y Jhon lo que lo ataba al pueblo, sino todo lo que había vivido en ese lugar: las conversaciones profundas con sus amigos, los momentos compartidos con Heeseung, la conexión que, aunque breve, había sido más significativa que cualquier otro amor que había conocido.

De vez en cuando, Jake se encontraba pensando en cómo habría sido la vida si las cosas hubieran sido diferentes. Si él se hubiera quedado en Incheon, si Heeseung hubiera decidido acompañarlo a la ciudad o si, de alguna manera, el destino hubiera hecho que sus caminos no se separaran. Pero la vida no se construye sobre "si", sino sobre lo que elegimos hacer con lo que tenemos.

Un día, mientras Jake caminaba por un parque de la ciudad, un pensamiento lo detuvo. Recordó una de las cartas de Dominic, esa en la que hablaba sobre las decisiones que definen nuestra vida, sobre cómo, a veces, el amor no es un destino, sino un viaje. Fue en ese momento cuando entendió algo profundo: quizás, Incheon no había sido solo el lugar donde encontró una historia, sino el punto de inicio de su propio viaje. Un viaje que le permitió crecer, aprender, enamorarse de nuevo de la vida, y sobre todo, aceptar que algunas historias, aunque no lleguen a un final feliz, no dejan de ser importantes.

La vida nunca sería como él había planeado. Eso lo sabía bien. Pero el amor, la amistad, las historias vividas, todo eso seguía siendo suyo. Aunque Incheon estuviera a miles de kilómetros de distancia, ese pequeño pueblo seguiría siendo un lugar al que siempre podría regresar en sus pensamientos y en su corazón. El recuerdo de Heeseung, de Sunno, Sunghoon, Minho, y Seungmin sería parte de su identidad, y esa historia, aunque no continuara de la forma que Jake había imaginado, seguiría siendo parte de él.

Quizás no podía cambiar el pasado, ni borrar la distancia que los separaba, pero sí podía llevar consigo las lecciones aprendidas. Y algo dentro de él sabía que, aunque no estuvieran físicamente juntos, todos aquellos que cruzaron su vida seguirían siendo parte de la historia que Jake contaba con cada palabra que escribía.

Años después, una llamada rompió el silencio de la noche, una llamada que Jake reconoció sin siquiera mirar el identificador de la llamada. Era de Incheon. Heeseung había vuelto a contactar con él, no para cerrar la historia, sino para decirle que el pueblo, aunque envejecido, seguía esperando su regreso. Y aunque la vida había cambiado tanto para ambos, había algo entre ellos que ni el paso del tiempo ni la distancia podían borrar.

Jake sonrió al colgar el teléfono. El viaje que comenzó en Incheon no había terminado. En realidad, nunca había tenido un final. El amor, las historias, las conexiones, todo eso era eterno. Porque, al final, lo que hace que una historia sea memorable no es el destino, sino el impacto que deja en el corazón.


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el secreto de las cartas de amor; heejake!ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora