nineteen

8 0 0
                                    


--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


La neblina matutina cubría el pequeño pueblo de Incheon, difuminando las formas conocidas y haciendo que cada rincón pareciera una imagen borrosa de un sueño. Jake miraba por la ventana de su habitación, las montañas a lo lejos recibiendo los primeros rayos del sol, pero su corazón no estaba tan sereno como la vista que tenía frente a él. Incheon ya no era el lugar al que había llegado, curioso, buscando una historia para contar. Había dejado algo aquí, algo que lo había cambiado profundamente, y la idea de irse lo llenaba de una mezcla de tristeza y gratitud.

Había aprendido tanto en tan poco tiempo. No solo sobre Dominic y Jhon, las cartas, y el antiguo convento, sino sobre él mismo, sobre su capacidad de amar, de ser vulnerable y de conectar con los demás. En Incheon había encontrado más que una historia; había encontrado un pedazo de su propio corazón, allí en medio de aquellos secretos antiguos.

En la habitación de al lado, Heeseung había estado esperando. Sabía que el momento de la partida de Jake se acercaba, y con él, una despedida que ninguno de los dos había planeado. Aunque no podían prever lo que el futuro les depararía, el amor que habían compartido, aunque breve, había dejado una marca indeleble.

Jake se levantó de la silla frente a la ventana y comenzó a recoger sus cosas. Cada objeto que metía en su maleta parecía llevar consigo una parte de lo que había vivido. La historia de Incheon ya no era solo una investigación, sino una parte de él mismo.

La puerta se abrió suavemente, interrumpiendo sus pensamientos. Era Heeseung, quien entró sin decir palabra, pero la mirada en sus ojos lo decía todo. Jake sintió un nudo en el estómago, sabiendo que este era el último momento que compartirían en este pueblo que los había unido.

—¿Listo para partir? —preguntó Heeseung, su voz suave pero cargada de una emoción contenida.

Jake asintió lentamente, sin poder encontrar las palabras adecuadas. Era como si todo lo que había vivido aquí tuviera que encajar en unos simples "gracias", pero sabía que eso no era suficiente. En lugar de responder, Jake caminó hacia Heeseung, acercándose sin prisas, como si el tiempo hubiera dejado de existir entre ellos. Cuando estuvieron frente a frente, Jake sintió la necesidad de hablar, de contarle todo lo que había aprendido de sí mismo gracias a él y a las personas que había conocido.

—Heeseung... —dijo Jake con la voz entrecortada—, Incheon... tú... has cambiado todo.

Heeseung lo miró fijamente, como si estuviera tratando de leer sus pensamientos.

—Nunca fue solo este lugar —respondió Heeseung, con una pequeña sonrisa triste—. Fueron ustedes, las personas que llegaron a él, que me hicieron ver las cosas de otra manera.

Ambos se quedaron allí en silencio, sabiendo que lo que compartieron no necesitaba más palabras. Jake se inclinó y abrazó a Heeseung, un abrazo que contenía todas las emociones que no podían expresar en ese momento: la gratitud, la tristeza, el amor y la despedida.

A través de la ventana, veía a lo lejos cómo los otros se reunían en la plaza, preparándose también para la despedida. Sunno y Sunghoon, Seungmin y Minho, todos sabían que este momento estaba por llegar, y aunque ninguno de ellos quería enfrentarlo, la inevitable despedida era parte del proceso.

Jake y Heeseung salieron de la habitación, caminando juntos hacia la plaza. Al acercarse, vieron a los otros esperando. Sunno, siempre tranquilo, pero con una ligera expresión de tristeza en su rostro. Sunghoon lo miró desde donde estaba, un gesto silencioso de entendimiento entre ellos. Seungmin y Minho también se acercaron, Seungmin con su típica sonrisa burlona, pero Minho con una mirada más seria, sabiendo lo que implicaba esta despedida.

El aire estaba denso, pesado con las palabras no dichas. Aunque todos trataban de mantener una actitud ligera, el peso de la separación los envolvía. Cada uno sabía que, aunque sus caminos se separaran ahora, algo en sus corazones cambiaría para siempre.

—No puedo creer que ya te vayas —dijo Sunno, con su tono de siempre, pero con algo de melancolía—. Parece que fue ayer cuando llegaste buscando una historia.

Jake sonrió débilmente.

—Sí, y resulta que esa historia se convirtió en parte de mi vida.

Sunghoon dio un paso adelante, su mirada suave pero firme.

—No te preocupes, Jake —dijo con una sonrisa—, Incheon siempre estará aquí para ti. Y si alguna vez decides volver, nosotros estaremos esperándote.

Seungmin, con su tono más ligero, se acercó a Jake y le dio un suave golpe en el hombro.

—Recuerda lo que te dije: si alguna vez necesitas que te saquemos de un aprieto, solo tienes que llamarnos. Aunque sea para un café, ¿eh? —dijo Seungmin, guiñándole el ojo.

Minho, un poco más reservado, extendió la mano hacia Jake. El gesto era sencillo, pero lleno de significado.

—Te deseo lo mejor, Jake. Espero que encuentres lo que buscas, y que lo que has aprendido aquí te acompañe siempre.

Jake estrechó su mano con gratitud, sintiendo la conexión entre ellos, una amistad nacida en medio de secretos y revelaciones. Luego, todos se volvieron hacia Heeseung, y hubo un silencio. Sunno levantó una ceja y sonrió.

—Parece que no somos los únicos que nos vamos a extrañar —comentó, y todos miraron a Jake y Heeseung con una sonrisa cómplice.

La risa ligera que siguió alivió la tensión, aunque el dolor de la despedida aún estaba presente. No importaba cuántas bromas pudieran hacer; sabían que esta despedida marcaba el fin de una etapa, pero también el comienzo de algo nuevo para todos. La historia de Incheon, aunque terminada, seguiría viva en sus recuerdos.

Jake se despidió de cada uno de sus amigos con un abrazo, una palabra de agradecimiento, y finalmente, con una sonrisa triste pero sincera. No era un adiós definitivo, porque en sus corazones sabían que, en algún momento, Incheon los llamaría de nuevo.

Al subirse al tren, Jake miró una última vez a la estación, donde Heeseung lo observaba desde la distancia. Sin palabras, pero con todo lo que necesitaban decirse en la mirada, Jake asintió, y el tren comenzó a moverse, llevándolo hacia su próximo destino. Incheon quedaba atrás, pero algo de él siempre permanecería en el pueblo y en las personas que habían tocado su vida.

La historia de amor de Dominic y Jhon, las cartas, los secretos... todo había llegado a su fin. Pero en ese fin, Jake había encontrado algo mucho más importante: su propia historia. Y esa, al igual que su amor por Heeseung, nunca desaparecería.


--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

el secreto de las cartas de amor; heejake!ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora