--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El amanecer en Incheon apenas lograba iluminar las paredes del convento, ahora teñidas de una tristeza que se sentía en cada rincón. Jake y Heeseung habían pasado la noche sin dormir, ocultos en la pequeña sala secreta del convento. El eco de los pasos de los desconocidos que los perseguían aún resonaba en sus mentes. Las sombras del pasado parecían haber cobrado vida, persiguiéndolos con una intensidad que ninguno de ellos había imaginado.
—No podemos quedarnos aquí para siempre —murmuró Heeseung, con la voz baja y preocupada. Había estado en silencio durante horas, mirando al suelo como si tratara de resolver un dilema imposible.
Jake asintió, pero en su corazón sabía que no podía huir. Todo lo que había descubierto, todo lo que había sentido desde que encontró las cartas de Dominic y Jhon, lo impulsaba a quedarse y enfrentarlo. Cada palabra escrita en esas cartas le había revelado una historia de amor que merecía ser conocida, una historia que nadie debía enterrar.
—No quiero irme, Heeseung —susurró finalmente—. No puedo dejar que la verdad se quede oculta. No después de todo lo que hemos descubierto.
Heeseung lo miró, sus ojos llenos de una mezcla de frustración y algo más profundo, algo que parecía un temor desgarrador.
—Jake, no entiendes lo que estás pidiendo —dijo, su voz temblando levemente—. Lo que estamos haciendo aquí va en contra de todo lo que este pueblo ha querido proteger. Si seguimos adelante, no solo nos ponemos en peligro a nosotros mismos; pondremos en riesgo también el nombre de las familias que construyeron este lugar, de todos los que juraron mantener esto en secreto.
Jake sintió una punzada en el pecho. Entendía la lealtad de Heeseung hacia su familia y sus tradiciones. Sabía que, para él, revelar la historia de Dominic y Jhon era casi como traicionar su propio linaje. Pero, al mismo tiempo, ¿cómo podía ignorar la historia de amor que había descubierto? ¿Cómo podía seguir adelante sin hacer justicia a esos sentimientos olvidados?
—Sé que esto te duele, Heeseung —dijo Jake, acercándose a él y tomando su mano—. Pero... ¿no crees que el amor de Dominic y Jhon merece ser conocido? ¿No sientes que ellos también merecían ser libres, ser recordados?
Heeseung apartó la mirada, incapaz de enfrentar los ojos de Jake. Parecía debatirse entre el deseo de proteger su pasado y la necesidad de ser honesto con sus propios sentimientos. Después de un largo silencio, finalmente habló, su voz quebrada.
—Lo que siento por ti... no es diferente a lo que ellos sintieron alguna vez —admitió, apenas un susurro—. Y quizás por eso me aterra tanto. Porque sé lo que les hicieron, sé cómo terminaron sus vidas... y no quiero que lo mismo nos pase a nosotros.
Jake lo miró, y su corazón se llenó de una mezcla de tristeza y ternura. Quería proteger a Heeseung, pero también sabía que la verdad podía herirlos. En ese instante, comprendió que revelar la historia de Dominic y Jhon podría destruir todo lo que él y Heeseung habían construido juntos.
—¿Estás diciendo que deberíamos olvidarnos de todo esto? —preguntó Jake, con la voz temblorosa.
Heeseung lo miró, sus ojos llenos de una tristeza profunda.
—Lo que estoy diciendo es que a veces, para proteger lo que amamos, debemos dejar ciertas cosas en el pasado —respondió Heeseung, y Jake sintió como si un abismo se abriera entre ellos—. No quiero que nos arriesguemos. No quiero perderte.
El silencio que siguió fue desgarrador. Jake sabía que Heeseung hablaba desde el amor, desde el miedo a perderlo. Pero también sabía que no podía renunciar a la verdad, no después de todo lo que había descubierto, de todo lo que había sentido. En su interior, una lucha se desataba, y sintió como si estuviera atrapado entre su deseo de hacer justicia y su amor por Heeseung.
—Si guardamos silencio... entonces, ¿de qué sirvió todo esto? —preguntó Jake, con la voz rota—. ¿De qué sirvió que ellos amaran, que sacrificaran todo por ese amor, si nosotros no somos capaces de honrarlo?
Heeseung cerró los ojos, y Jake vio cómo una lágrima se deslizaba por su mejilla. Al abrirlos nuevamente, sus ojos reflejaban un dolor que Jake nunca había visto antes.
—Entonces, haz lo que creas que es correcto —dijo Heeseung, en un tono que parecía un susurro ahogado—. Pero entiende que, a veces, el precio de la verdad es más alto de lo que podemos pagar.
Jake sintió que su corazón se rompía. En ese momento comprendió que su decisión no solo afectaría el destino de Dominic y Jhon, sino también el suyo y el de Heeseung. Al quedarse en Incheon, al sacar la historia de Dominic y Jhon a la luz, corría el riesgo de perder al único ser que le había devuelto la esperanza.
La luz de la mañana comenzaba a filtrarse por las ventanas, iluminando la sala con un brillo tenue. Jake miró a Heeseung, quien le devolvió la mirada con una mezcla de amor y desesperación. Sabía que, cualquiera que fuera su elección, esa decisión cambiaría todo para siempre.
Finalmente, respiró hondo y tomó la mano de Heeseung, apretándola con fuerza.
—Voy a luchar por nosotros —dijo, su voz firme—. Pero también voy a luchar por ellos. No dejaré que esta historia muera. No dejaré que su amor quede en el olvido.
Heeseung asintió lentamente, aunque Jake podía ver el miedo y la incertidumbre en sus ojos. Ambos sabían que, al enfrentar el pasado, también estaban desafiando su propio futuro.
Y mientras los primeros rayos de sol iluminaban el convento, Jake y Heeseung se quedaron en silencio, conscientes de que, a partir de ese momento, nada volvería a ser igual.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
ESTÁS LEYENDO
el secreto de las cartas de amor; heejake!ღ
Historical FictionJake , un joven escritor coreano, llega a Incheon, un pequeño pueblo andino envuelto en misterio, para investigar el antiguo convento del lugar. Entre los viejos libros de la biblioteca, descubre un paquete de cartas secretas que narran un romance p...