Confiar

6 0 0
                                    

La comunidad de Alexandría estaba al borde del pánico. Una gigantesca horda de caminantes había sido descubierta atrapada en una cantera cercana, y Rick sabía que debían actuar rápido para evitar que se escaparan y pusieran en peligro a la comunidad.

—Tenemos que alejarlos de aquí —dijo Rick, su voz firme y decidida—. Daryl, ¿puedes acarrearlos con tu motocicleta?

Daryl asintió, su rostro serio.

—Sí, puedo hacerlo. Sasha y Abraham me acompañarán.

Kat, una mujer fuerte y valiente, se ofreció a unirse a la misión.

—Quiero ir con ellos —dijo, su mirada firme—. Puedo ayudar.

Daryl la miró, impresionado por su determinación.

—Está bien —dijo—. Ven con nosotros.

La misión comenzó sin problemas, pero pronto se complicó. Por  el inesperado ruido de una bocina lejana puso en riesgo toda la operación.

—¿Qué fue eso? —preguntó Kat, tensa.

—No lo sé —respondió Daryl—, pero debemos seguir adelante.
.
.
.
.
.

Kat se aferró a la cintura de Daryl mientras conducía su motocicleta hacia Alexandría.

Un auto nos empezó a disparar, Daryl se desvió e hizo que derrapara la motocicleta, haciendo que cayera.

—¿Estás bien? —preguntó Daryl, preocupado.

Asentí, aún atónita.

—Subete —dijo Daryl, volviéndose a subir a la motocicleta.

A Abraham y Sasha también les habían disparado desde otro auto.

—Sujetate y agáchate —dijo Daryl.

Lo abracé cuando dio la vuelta para escapar del auto, pero pronto nos encontramos rodeados de caminantes. Pasamos entre ellos, y Daryl aceleró y se metió al bosque.

Vimos pasar al auto que nos seguía, así que Daryl cruzó la calle y se adentró en el bosque.

Ya ahí, Daryl y yo nos tiramos de la motocicleta, respirando profundamente. Eso había estado muy cerca.

Cerrando los ojos, tirados en la tierra, de repente escuchamos un ruido que nos asustó.

Era un caminante con un casco de motociclista.

—Bueno, parece que tienes un fan —dije, sonriendo— Deberías sentirte halagado.

Daryl me miró, sonriendo ligeramente.

—Cállate —dijo, pero no pudo evitar reír.

Me reí también, sintiendo un momento de alivio en medio del caos.

.
.

Íbamos empujando la motocicleta a través del lodo y los arbustos quemados, intentando evitar a los caminantes que nos rodeaban. La situación era desesperada.

—Sasha, Abraham, me copian? —dije Daryl por medio del radio, pero no hubo respuesta.

¿Qué había pasado con nuestros amigos?

De repente, la motocicleta resbaló en el lodo y cayó. Daryl se levantó, con el brazo sangrando

Lo ayudé a cubrir la motocicleta con arbustos para ocultarla.

—Vamos —dijo Daryl, sacando su ballesta—. Tenemos que seguir adelante.

Yo saqué mi cuchillo y nos pusimos en marcha, intentando encontrar un lugar seguro.

Hasta el fin/ Carl Grimes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora