Guerra

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(Días después)

Me desperté por la luz del sol y los llantos de Judith. Decidí ir con los demás, no había dormido mucho la noche anterior. Salí y encontré a Glenn y Carl haciendo un mapa en el suelo.

— Iremos con Carl a revisar el perímetro -dijo Glenn-. Si entraron el grupo de Tyresse, lo harán los caminantes.

— Necesitarán ayuda, iré con ustedes -dijo Michonne, seria-.

—No, si pasa algo, te necesitamos aquí -dijo Carl, serio.

—Entonces yo iré, quieran o no -dije, con firmeza-. No necesito permiso de nadie.

Glenn aceptó. Nos colocamos armaduras, llevamos pistolas y, por supuesto, no podía faltar mi daga.

- Vamos, y Kat, no te alejes -dijo Carl

- No te preocupes -dije, con una sonrisa seca-. Puedo cuidarme sola.

Íbamos en fila, Carl primero, yo en medio y Glenn detrás. Había caminantes, no muchos, pero sí más que nosotros. Mataban a los caminantes con armas y yo con mi daga. Es peligroso, pero tal vez así pueda estar en paz.

- Genial, nos llenaremos de mordedores -dijo Glenn, enojado-.

- Regresemos -dijo

- Pero... -empecé a decir.

- Vámonos -me interrumpió Glenn.

Frustrada decidí hacerle casi y nos dimos la vuelta
Llegamos al bloque repleto de sangre.

- El subsuelo está lleno de caminantes -dijo Carl, antes de ir de guardia.

Decidí salir. Michonne se encontraba afuera, con Carol, Axel y Carl.

- Hola -dije

- Hola -dijeron Carol y Axel.

Carl me miró, pero no dije nada.

Seguimos a Carol y Axel. Axel nos contó su historia.

- ¿Por qué paraste en este lugar? -preguntó Carl.

- Tu papá está besando... su mano -dije evitando la pregunta

Rick estaba fuera de la prisión, en el estanque que está después de la última reja. Carl agachó la cara quizá Con frustración y un poco de vergüenza

Fue algo gracioso de ver, sin evitarlo Axel y Carol soltaron unas risas por lo bajo

Pero se callaron cuando Hershel salió y fue donde Rick.

Decidimos dejarlos solos. Rick está pasando por un gran trauma.

Michonne había salido ya para irnos, le dije que la alcanzaría en un momento.

Seguimos hablando con Axel.

- ¿Extrañas a tu hermano? -preguntó Carol.

- No -dijo Axel.

- ¿Por qué no? -preguntó Carl.

- Tenía problemas con el dinero -dijo Axel.

- como cuales ? - preguntó Carl

- No quería prestarme - dijo con gracia

Haciendo que soltarnos una pequeña risa

- Si una vez... -empezó a decir Axel, pero recibió un disparo en la cabeza, salpicándonos de su sangre.

- ¡AL SUELO! -gritó Carl

Carol usó el cuerpo de Axel como escudo. Nos empezaron a disparar.

Maggie salió con armas, corriendo hacia nosotros.

Empezaron a disparar. Era el Gobernador y sus hombres. Nuestros corazones se aceleraron mientras nos escondíamos detrás de las barricadas. La guerra había comenzado.

Aunque no veíamos a nuestros atacantes, sabíamos que debíamos defendernos. Nuestros disparos respondían a los suyos, en una batalla a ciegas.

De repente, ambos bandos dejaron de disparar. El silencio era tenso.

Y entonces, escuchamos un ruido extraño. Un auto se acercaba a toda velocidad.

Nos escondimos aún más, mirando con atención. ¿Qué estaba pasando?

Un autobús apareció en nuestra vista, y nuestro asombro creció. ¿Qué estaba haciendo allí?

El autobús se estrelló contra las rejas del patio, destrozándolas completamente.

No entendíamos qué estaba sucediendo.

Pero entonces, vimos salir del autobús a una horda de caminantes.

Nuestros ojos se abrieron de terror.

Había demasiados. Demasiados para contar.El Gobernador nos había tendido una trampa.
Había llenado el autobús de caminantes y lo había lanzado contra nosotros.

Estábamos en peligro.

La batalla había cambiado. Ya no era contra el Gobernador y sus hombres.
Era contra la muerte misma. Y no sabíamos si podríamos sobrevivir.

- ¡Vamos! -gritó.

Corrí para ayudarle a Rick.

- ¡No! -grité, al ver que era demasiado tarde.

Era una frustración tan grande que se convertía en Irá, estábamos pasándola tan bien.

- ¡Maldita sea! -grité.

Glenn llegó en el picop.

- ¡GLENN!! -gritó Michonne.

La camioneta nos salvó, pero Rick....

- ¡No! -grité, corriendo hacia él.

Pero era demasiado tarde.

No me rendiría.

No sin luchar.

Y así, seguí adelante,

Hasta el fin/ Carl Grimes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora