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-Soy Tyresse y ella es mi hermana Sasha- dijo el hombre afroamericano del grupo dr 4 personas - por favor no tenemos donde ir

Rick solo los miraba serios, negaba repentinamente

-Podemos quedarnos en otro bloque, no los molestaremos y..- dijo Tyresse pero Rick lo interrumpio

-QUE TE LARGUES !!! DEJAME EN PAZ!!-Rick Saco el Arma , todos se alarmaron

-Okey okey ya nos vamos, Tranquilo- dijo  Tyresse asustado y se fueron con ayuda de Hershel

Carl le arrebata el arma a su papá

- Estas loco??! Quieres matar a personas que solo quieren sobrevivir al igual que nosotros-Dijo Carl Molesto

-NO! Era ella... ¡ERA LORI!!- Dijo Rick el cuak lloraba desesperadamente

-Ella esta MUERTA! Murio hace meses... MESES!- dijo Carl Con Frialdad, tiro el arma y se dirigio a su celda

Carol se llevaron a Rick para que se tranquilizara

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Estaba sentada en las escaleras con Michonne,  Carl seguia en su celda y Rick salio a " pensar"

-Kat cierto?- dijo una chica rubia con una gran sonrisa, yo asenti- Soy Beth

-hola beth- dije  y ella rio bajo

- Ven conmigo- dijo de forma dulce

Yo le  dirigi una mirada a Michonne y ella asintio de forma de aprovacion

Segui a Beth a su celda y me senete en su cama en la cual habia un bebe

- Tu eres la mamá de la bebé?

-No, Ella es Hija de Rick y Hermana de Carl- dijo con una sonrisa- te quedaras con nosotros?

-No lo se.. por mi si pero no se la decision que tome   Michonne

Seguimos Hablando en su celda y Beth es una chica muy linda, tiene 17 años es hija de Hershel y hermana de Maggie. me cae bien.

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La luna llena brillaba en el cielo nocturno, iluminando el jardín donde me senté para escapar de mis pensamientos. La cena había sido tensa, demasiados recuerdos y preguntas sin respuesta. Necesitaba aire, espacio para reflexionar.

¿Qué hubiera pasado si ella estuviera viva?La pregunta me acosaba cada noche, como un fantasma que no me dejaba descansar. Las imágenes de su cuerpo ensangrentado y golpeado volvieron a mi mente, y las lágrimas comenzaron a caer. El dolor y el rencor me consumían.

Un susurro detrás de mí me sacó de mi tormento interior.

-¿Estás bien?- La voz de Carl era suave, preocupada.

Me limpié las lágrimas rápidamente y asentí, sin mirarlo. No quería que viera mi debilidad.

Carl se sentó a mi lado, su presencia cálida y reconfortante. La luna iluminaba sus ojos azules, y su mirada me hizo sentir vulnerable.

-Quería ser astronauta cuando era pequeño -dijo, rompiendo el silencio-. Quería ir a la luna.

Una sonrisa se escapó de mis labios.

-Yo quería comérmela -respondí.

Carl rio, y yo ignore su risa esperando que se fuera

Carl no se rindió. Se quedó a mi lado, mirándome con una mezcla de curiosidad y preocupación.

-¿Qué te pasa, Kat? -preguntó, su voz baja y suave-. ¿Por qué siempre estás tan lejos?

Me encogí de hombros, intentando deshacerme de su mirada intensa.

-No hay nada que hablar, Carl -respondí, mi voz firme pero baja.

Carl se acercó un poco más, su rostro cerca del mío.

-Sé que hay algo -dijo-. Puedo verlo en tus ojos. ¿Qué te ha pasado?

Me levanté, alejándome de él.

-No es nada -repetí, mi voz más firme ahora.

Carl se levantó también, siguiéndome.

-No te creo -dijo-. Kat, por favor, háblame.

Me detuve, girándome hacia él.

-¿Por qué insistes? -pregunté, mi voz llena de frustración.

Carl se detuvo, mirándome fijamente.

-Porque creo que puedes confiar en mí -dijo-. Y quiero ayudarte.

Su mirada era sincera, y por un momento, me sentí vulnerable. Pero me recuperé rápidamente.

-No necesito ayuda -dije, girándome y alejándome.

Carl no se rindió. Siguió siguiéndome, su presencia constante.

-¿Por qué insistes? -pregunté, mi voz llena de frustración.

Carl se detuvo, mirándome fijamente.

-Porque creo que puedes confiar en mí -dijo-. Y quiero ayudarte.

Me crucé de brazos, mirándolo con escepticismo.

-No te conozco ni tú a mí -dije-. Ni siquiera sé si me quedaré en tu grupo.

Carl frunció el ceño, sorprendido por mi respuesta.

-¿Qué quieres decir? -preguntó.

-Me refiero a que no sé nada de ti -dije-. Ni de tus intenciones. ¿Por qué debería confiar en ti?

Carl respiró profundamente, como si estuviera considerando sus palabras.

-Entiendo -dijo-. Pero ¿no crees que podríamos conocernos mejor? ¿Que podríamos ser amigos?

Me reí, sin humor.

-Amigos -repetí-. No sé si puedo permitirme tener amigos en este mundo. Tú padre quiere que nos vayamos.

Carl no se rindió. Siguió mirándome, su expresión determinada.

-Quiero ayudarte, Kath -dijo-. Quiero que sepas que puedes confiar en mí.

Me encogí de hombros.

-No lo sé -dije-. Pero ¿qué obtendrías de ayudarme?

Carl sonrió, débilmente.

-Tal vez -dijo-, pueda obtener una amiga.

Su respuesta me pilló por sorpresa. Nadie me había ofrecido amistad en mucho tiempo.

Hasta el fin/ Carl Grimes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora