La puerta de Alex se cerró con un clic sordo detrás de ellas, y Alma sintió una presión en el pecho, como si terminaran de cruzar un umbral del que no habría retorno. El aire en la casa era denso, cargado de algo que no sabía cómo definir, como si el lugar estuviera impregnado por una sensación inquietante que no podían ignorar. El salón estaba débilmente iluminado, las luces cotillando de forma irregular, como si algo estuviera interfiriendo con el flujo normal de la electricidad. Las sombras en las paredes parecían crecer y moverse, distorsionadas por la penumbra.Alma miró a su alrededor, un escalofrío recorriéndole la espalda. Había algo extrañamente vacío en el lugar, como si la casa de Alex ya no fuera su hogar. La atmósfera era pesada, como si alguien los estuviera observando desde las sombras.
Alex, sentado en un sillón, las observó fijamente, su mirada fría y distante. Ya no había rastro del hombre cálido que ella conoció. En su lugar, solo quedaba una máscara vacía, incapaz de ocultar todo el mal que se respiraba en el ambiente. Alma tragó saliva, sintiendo cómo cada segundo que pasaba parecía acercarla más a una verdad aterradora.
Mientras Alex hablaba, Alma notó que los objetos en la sala parecían cambiar de forma sutil. Un cuadro que colgaba en la pared parecía torcerse, las líneas de la mesa de madera adquirían formas inquietantes en la luz baja. Alma se preguntó si estaba empezando a ver cosas que no existían, pero la sensación era demasiado real. El aire se volvió espeso, y sus propios pensamientos parecían estar siendo absorbidos por algo más grande, algo que ella no podía entender. ¿Era solo su miedo, o la casa misma se estaba volviendo parte de esa historia oscura que Alex había comenzado a revelar?
Alma intentó aferrarse a su racionalidad, pero las palabras de Alex seguían retumbando en su cabeza. "Antonio no es quien ustedes creen", "Traicionó a uno de los nuestros", y lo más inquietante de todo: "Yo también estoy siendo perseguido". En su mente, las piezas comenzaban a encajar de forma extraña, pero el rompecabezas era demasiado aterrador para que su mente lo aceptara por completo.
De repente, un ruido extraño irrumpió en la habitación, un sonido ahogado que no lograba identificar. Alma se tensó, los latidos de su corazón resonando en sus oídos. El ruido venía de algún lugar cercano, tal vez detrás de las paredes o del piso. ¿Era el viento, o algo más? ¿Alguien estaba fuera de la casa, escuchando?
Alex dejó escapar un suspiro, como si una carga que llevaba mucho tiempo sobre sus hombros finalmente fuera a liberarse. Y en ese instante, lo hizo.
—Hace años, Antonio y yo pertenecíamos a un grupo... éramos cercanos, inseparables, hasta que él hizo algo que destruyó nuestras vidas. Traicionó a uno de los nuestros y lo entregó a la policía para salvarse de algo mucho peor. Desde entonces, dejó todo atrás, incluso su nombre. Se convirtió en "el buen amigo Antonio", pero yo nunca lo olvidé.
Alma, a medida que escuchaba, se dio cuenta de que Alex no solo hablaba de un pasado oscuro, sino de una organización o grupo al que él pertenecía. ¿Qué tipo de personas eran? ¿Y por qué había tanto secreto alrededor de ellos? En su mente, las preguntas comenzaban a multiplicarse, cada una más inquietante que la anterior. La traición de Antonio parecía apenas la punta del iceberg, y la historia de Alex solo servía para sumergirla más en la oscuridad.
Mientras Alex hablaba, Alma no pudo evitar notar que, por un segundo, las sombras de la habitación parecían alargarse aún más, como si tomaran forma, como si de alguna manera el mismo lugar estuviera tomando conciencia de lo que estaba sucediendo. El rostro de Alex, ahora más sombrío, reflejaba una fría determinación. Alma dudó si lo que veía era real o si el miedo le estaba jugando un mal rastrate. Pero entonces, algo más la sorprendió: en el reflejo de una ventana cercana, vio una figura borrosa, una sombra que no pertenecía a ninguno de ellos. ¿Era su imaginación, o realmente había alguien más en la habitación?
—Pero hay algo más —continuó Alex, sus ojos fijos en Alma, como si finalmente hubiera decidido revelar la última pieza de este rompecabezas—. Yo también estoy siendo perseguido, Alma. Los mismos enemigos que buscaban a Antonio ahora me buscan a mí. Y te juro que te están vigilando a ti también. Si sigues con esto, te van a encontrar.
El mundo de Alma se desmoronó ante esa última revelación. ¿Estaba en peligro por su relación con Alex? Todo lo que había creído saber sobre él, sobre Antonio, todo lo que había descubierto, ya no parecía ser suficiente para protegerla de las amenazas que ahora se cernían sobre ella. La conexión entre Alex y Antonio no solo era personal, sino que también implicaba algo mucho más peligroso, algo que ni ella ni Iris podían comprender completamente.
Alma miró a Iris, con los ojos llenos de incertidumbre. La confusión y el miedo se reflejaban en su rostro, pero también había una chispa de algo más, algo que Alma no podía identificar. ¿Era miedo? ¿Desconfianza? Todo lo que creía saber sobre su amiga y sobre su propia relación con Alex estaba siendo desmantelado pieza por pieza. Las sombras no solo se cernían sobre Antonio o Alex, sino también sobre ella misma.
Un peso abrumador la invadió, como si cada revelación fuera una carga demasiado pesada para su mente. Las preguntas se multiplicaban sin respuestas, y cada vez que creía estar cerca de una verdad, esta se desmoronaba y la arrastraba hacia un abismo aún más oscuro. ¿Cómo podía confiar en Alex ahora? ¿Y qué era todo esto de lo que había hablado sobre la persecución y los enemigos?

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SIEMPRE VIGILADA
Mystery / ThrillerAlma, una joven atrapada en una red de secretos y sombras. Tras la misteriosa desaparición de su amigo Antonio, la vida de Alma se convierte en una serie de eventos desconcertantes y aterradores. Mientras explora el misterio que rodea a Antonio y lo...