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Esa noche, mientras Alma repasaba las preguntas del inspector, intentando encontrar alguna pista que explicara la desaparición de Antonio, su teléfono vibró. Era un mensaje desde el número de Antonio. "Ayúdame". La frase era simple, pero su impacto fue inmediato. Alma quedó paralizada por un instante, incapaz de procesar lo que acababa de leer. Antonio había desaparecido. ¿Cómo podía estar enviando un mensaje?

Sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras intentaba responder, pero el mensaje no se enviaba. El perfil de Antonio mostraba que estaba desconectado, como si el teléfono de alguna manera estuviera muerto, o como si algo estuviera bloqueando la comunicación. Desesperada, intentó llamarlo, pero la línea fue directa al buzón de voz. La sensación de que algo estaba profundamente mal la invadió. La pantalla del teléfono parecía burlarse de ella, mostrando la ausencia de Antonio mientras algo incomprensible ocurría.

Alma no podía ignorarlo. El miedo y la necesidad de respuestas la empujaron a enviar una captura de pantalla del mensaje a Iris. Minutos después, su teléfono vibró de nuevo. Esta vez, el mensaje de Iris era breve, pero cargado de inquietud: "Yo también recibí un mensaje anoche. Decía 'No confíes en nadie'. Pensé que era una broma..."

El miedo de Alma se transformó en una urgencia inexplicable, una necesidad de actuar. ¿Quién estaba enviando esos mensajes? ¿Y si Antonio estaba realmente en peligro, intentando advertirlas de alguna manera, a través de una fuente desconocida? ¿Qué estaba pasando? Las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar, pero de una manera que la aterraba aún más. Los ruidos extraños en su casa, la visita de la policía, el cambio en la actitud de Alex... Todo comenzaba a cobrar un nuevo sentido, pero seguía siendo un rompecabezas que Alma no lograba completar.

De repente, su teléfono vibró de nuevo, y en la pantalla aparecieron una serie de llamadas fallidas. Alma miró la lista de números desconocidos. Algunas de las llamadas tenían el número de Antonio. Pero algo no estaba bien. Las llamadas no dejaban un mensaje, solo un ruido de fondo extraño. En algunas, pudo distinguir lo que parecían respiraciones profundas y otros sonidos indescifrables, como murmullos distorsionados que se entrelazaban con el silencio. Alma intentó escuchar más de cerca, pero el sonido se desvaneció antes de que pudiera captar algo claro.

En ese instante, comenzó a preguntarse: ¿Qué estaba sucediendo realmente? Esos mensajes y llamadas no podían ser casuales, y todo parecía indicar que había una fuerza externa que manipulaba la situación. ¿Era acaso Antonio quien estaba enviando las señales? O, más aterrador aún, ¿alguien o algo más estaba detrás de estos mensajes? ¿Estaba Antonio intentando advertirlas? ¿O se trataba de algo mucho más siniestro?

La sensación de estar observada se intensificó. Alma comenzó a mirar por encima de su hombro, como si esperara ver algo moverse en la oscuridad de su casa. El eco de sus pensamientos se sentía más fuerte, más opresivo, como si alguien estuviera dentro de su cabeza, jugando con sus miedos y manipulando su percepción de la realidad.

Iris había mencionado que el mensaje que recibió decía "No confíes en nadie", una advertencia críptica que parecía indicar que, de alguna manera, todos los que estaban cerca de Alma, incluso Alex, podrían estar involucrados de alguna manera. O, tal vez, todos ellos estaban siendo observados por algo más grande. Alma se sintió más sola que nunca, como si el mundo entero se hubiera vuelto un escenario extraño e impredecible.

Alma se echó hacia atrás en la silla, con la vista fija en el teléfono. Los murmullos incomprensibles, las sombras moviéndose a través de las paredes, los ruidos distorsionados en sus llamadas. La conexión entre todo parecía innegable, pero las preguntas no paraban de surgir: ¿Quién estaba manipulando todo esto? ¿Por qué el teléfono de Antonio, aún después de su desaparición, seguía enviando mensajes, recibiendo llamadas de números desconocidos, como si algo más estuviera tomando el control?

En ese momento, la casa parecía volverse aún más extraña. Un viento frío, a pesar de la ausencia de corrientes de aire, comenzó a soplar por las rendijas de las ventanas, levantando ligeras motas de polvo en el aire. Alma sentía que algo estaba fuera de lugar. Decidió acercarse a la ventana, pero algo en el reflejo del cristal la detuvo. En el vidrio, vio una figura borrosa, un movimiento fugaz en el borde de su visión. Se giró rápidamente, pero no había nadie. El espacio estaba vacío.

La puerta de la habitación se cerró con un golpe sordo. Alma se levantó, su corazón latiendo acelerado. ¿Era el viento? N.º El aire era demasiado pesado en su casa. No podía ignorar el presagio que se cernía sobre ella. ¿Acaso no estaba sola en su propia casa?
Decidió no esperar más. Si Antonio estaba intentando comunicarse con ella a través de estas señales, Iris tenía razón: había algo mucho más grande en juego. Con el teléfono en la mano, Alma se apresuró a escribir a Iris de nuevo, con la sensación de que algo o alguien las estaba empujando a descubrir la verdad, aunque esa verdad podría ser demasiado peligrosa. Pero antes de enviar el mensaje, la pantalla de su teléfono parpadeó y volvió a mostrar el mensaje original de Antonio: "Ayúdame". Pero esta vez, debajo de la frase, apareció una nueva línea, escrita de manera errática: "Ellos nos están observando".

El teléfono volvió a apagarse sin razón aparente, dejándola completamente desconcertada y aterrada. Alma miró alrededor de la habitación, el frío aumentó, el aire parecía más denso. Se giró hacia la puerta, que nuevamente estaba cerrada, y notó algo en la rendija inferior. No estaba sola. Algo estaba fuera de la puerta, algo que había dejado una marca, una pequeña huella, una huella fresca, como si alguien hubiera estado allí observándola.

Ahora, con el terror apoderándose de su mente, Alma entendió: la desaparición de Antonio y los mensajes no eran lo único que estaba en juego. Algo mucho más oscuro estaba acechando, y no solo Antonio estaba en peligro. Ella también lo estaba.

SIEMPRE VIGILADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora