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La sombra en la casa no era solo el eco de los crímenes cometidos por Alex, sino que parecía estar conectada a un legado mucho más oscuro, algo más allá de su comprensión. Alma entendió que las paredes de la casa, con sus grietas y marcas, no solo habían guardado secretos de su familia, sino que probablemente eran elepicentroDe todo. Algo más grande que Alex estaba detrás de todo esto.

El miedo y la curiosidad comenzaron a fusionarse en su interior. El verdadero rostro de la amenaza aún no se había mostrado, pero ella sabía que estaba cerca. La grieta en la pared no solo revelaba una foto, sino también un camino a una verdad aún más oscura.
Con un temblor en las manos, Alma supo, con terror creciente, que el juego nunca había terminado... solo había cambiado de forma. Y el siguiente movimiento ya estaba en marcha.

Alma había pasado por un largo proceso de reconstrucción desde los terribles eventos que marcaron su vida. El tiempo, aunque curó algunas heridas físicas, no logró borrar las cicatrices invisibles que se habían hecho profundas en su corazón y en su mente. La confianza que alguna vez había depositado en las personas a su alrededor se había desmoronado, dejando atrás una sensación de vacío que nada parecía llenar. Las dudas sobre los secretos que aún podrían estar ocultos la acompañaban cada día, un peso constante sobre su conciencia.

La verdad había salido a la luz, sí. Alex había sido detenido, y las piezas del rompecabezas se habían unido, pero el precio que pagó Alma fue alto. Cada parte de su ser se había visto tocada de manera irreversible, y aunque había logrado la libertad, algo dentro de ella sabía que nunca sería completamente la misma. Había encontrado una leve paz al saber que ya no vivía en la mentira, pero esa paz era efímera. En los momentos de quietud, las preguntas sin respuesta emergían, siempre al caer la noche: ¿habría algo más por descubrir? ¿Podría haber hecho algo diferente?

El silencio que llenaba su hogar la hacía sentir como si las sombras de su pasado aún no la dejaban descansar. Las noches parecían más largas, y en la quietud de la oscuridad, su mente se llenaba de pensamientos inquietantes. Cuando todo parecía tranquilo, cuando pensaba que podía empezar de nuevo, escuchaba extraños ruidos que se filtraban a través de las paredes: crujidos, susurros lejanos, como si alguien estuviera esperando ser encontrado. Como si los secretos del pasado todavía tuvieran algo más que revelar. Aunque intentaba ignorarlos, la sensación persistía, un eco lejano que nunca se desvanecía por completo.

En una ocasión, mientras se encontraba limpiando el salón, Alma encontró un objeto olvidado. En lo profundo de un cajón, entre papeles viejos, apareció una fotografía rasgada. En ella, Alex y Antonio se abrazaban, pero el rostro de Alex estaba marcado por una sombra extraña, como si algo o alguien lo estuviera observando en ese instante. Alma sintió un nudo en el estómago y, aunque intentó apartarlo de su mente, la imagen la siguió durante días. ¿Era solo un recuerdo más distorsionado, o había algo más detrás de esa foto?

Un día, mientras caminaba por la casa, el sonido familiar de su teléfono interrumpió sus pensamientos. Alma miró la pantalla, y su estómago se retorció al ver un número desconocido. Un mensaje. Lo abrió con manos temblorosas y leyó las palabras:
"No ha llegado a la final".

Un estremecimiento recorrió su cuerpo, y en su mente, los recuerdos de todo lo vivido cobraron un nuevo significado. El miedo, siempre presente, se aferró a Alma una vez más. ¿Qué quería decir ese mensaje? ¿Fue una amenaza, o una advertencia? ¿Había algo más detrás de todo esto? El peso de la duda se instaló en su pecho, y un sentimiento inquietante se apoderó de ella, como si todo lo que había vivido hasta ahora hubiera sido solo el principio de algo mucho más oscuro.

El terror psicológico se apoderaba de Alma cada vez que el silencio la rodeaba. Cada crujido de las paredes, cada susurro en la oscuridad, hacía que se preguntara si realmente estaba a salvo o si había sido marcada para siempre. ¿Era su mente la que la traicionaba, o había algo más en juego? Había sobrevivido a Alex, pero había algo en ella que no podía escapar. La sensación de estar siendo observada nunca desaparecía.

En el último mes, Alma había comenzado a soñar con un edificio antiguo, uno que no reconocía, pero que le parecía extrañamente familiar. En estos sueños, veía a Alex y a Antonio en una habitación oscura, con la luz titilante de una lámpara antigua. Los veía discutir, pero nunca alcanzaba a oír sus voces. Solo veía sus gestos agitados, como si estuvieran atrapados en una pelea eterna, pero sin poder escapar. A menudo, al despertar, Alma se encontraba sudando, con el corazón acelerado, y el miedo a que los sueños fueran algo más que una simple manifestación de su mente atormentada.

Los días se sucedían, y Alma intentaba reconstruir su vida. Pero siempre, en los rincones más oscuros de su hogar, sentía que no estaba sola. A veces, mientras se miraba en el espejo, creía ver una figura en las sombras, un rostro que desaparecía en el momento en que la miraba fijamente. Los susurros que creía escuchar se intensificaban en las noches más profundas, y a veces, cuando se giraba en la penumbra, veía formas extrañas moviéndose entre las paredes. ¿Eran visiones?¿O había algo sobrenatural atrapado en la casa, en su vida, que no podía ver claramente?

Alma no podía estar segura. El paso del tiempo no trajo la paz que tanto había esperado. En el fondo de su ser, algo la mantenía alerta, consciente de que los ecos del pasado no se habían ido, y que la historia que había vivido con Alex y Antonio quizás nunca había terminado. Tal vez no importaba cuántos secretos desenterrara, cuántas respuestas encontrara. Alma entendió finalmente algo que la aterraba profundamente: algunos misterios no solo eran imposibles de resolver, sino que podían perseguirla por siempre.Tal vez esa era la verdadera naturaleza de su destino. No escapar de lo que ocurrió, sino aprender a vivir con lo que no podía entender. El final nunca llegó, y tal vez nunca llegaría.

Pero mientras miraba el teléfono en sus manos, sintió que las sombras la rodeaban una vez más.Y supo que, aunque ella ya no podía entenderlo, el juego estaba lejos de haber terminado.

La imagen de Alex, su rostro lleno de incertidumbre, apareció en su mente, y Alma comprendió que en algún lugar, él aún la observaba.

SIEMPRE VIGILADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora