SIEMPRE VIGILADA

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Un escalofrío recorrió su cuerpo mientras observaba los rostros en las fotos. Había una sensación de conexión en todo eso, pero no podía entenderla. ¿De verdad Alex tenía control sobre todos esos hombres y mujeres? ¿Había manipulado sus decisiones, sus vidas? Las preguntas se acumulaban sin cesar en su mente, y cada respuesta parecía abrir más puertas hacia un abismo de locura y terror.

Iris, que había estado mirando los papeles en silencio, levantó la vista. Sus ojos reflejaban una comprensión aterradora.

—Esto es peor de lo que pensábamos —susurró, su voz temblorosa—. Alex no solo está buscando venganza contra Antonio. Él ha estado manipulando a todos los involucrados, y ahora nos está manipulando a nosotras.

Alma miró a Alex, que permanecía en silencio, observándolas desde la entrada del sótano.

La sensación de cautiverio era insoportable. El lugar, con sus paredes que parecían cerrarse, el aire pesado, las fotos inquietantes, los papeles manipulados... todo apuntaba a algo mucho más siniestro de lo que jamás había imaginado.

La verdad se desmoronaba ante ella, y lo único que Alma podía hacer era desesperarse ante la creciente oscuridad que la rodeaba. ¿Hasta dónde llegaría Alex para ocultar la verdad? ¿Qué tan profundamente había corrompido la realidad en la que vivían todos? Sin embargo, una pregunta aún más aterradora rodeaba su mente: ¿Y si ella misma estaba siendo manipulada desde el principio? Cada pensamiento, cada recuerdo reciente de su relación con Alex comenzaba a perder su claridad. ¿Era su percepción de todo lo ocurrido una ilusión?

Alma miró a su alrededor, los papeles en la mesa comenzaron a desdibujarse ante sus ojos. La luz amarillenta del sótano parecía hacer que todo se desvaneciera, como si las paredes comenzaran a ceder. En un momento de paranoia extrema, pensó que podía oír susurros a su alrededor, voces que parecían hablar de ella, de su destino. Los murmullos crecían, y Alma se preguntó si lo que veía y oía era real o producto de su mente.

De repente, Alex dio un paso hacia ellas, sus ojos vacíos de emoción.

—Es inútil, Alma. Estás tan atrapada como todos los demás.

El sentimiento de terror total invadió a Alma, como si el sótano y todo lo que había descubierto estuvieran tragando. La verdad sobre Alex y todo lo que estaba detrás de esos oscuros secretos ya no parecía tener importancia. Lo que importaba era la sensación de que ella también había sido parte de todo esto desde el principio.