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Los resultados de Midoriya habían salido negativos, así que Katsuki sintió un poco de alivio, pero aún así, se había ilusionado un poco con tener otro cachorro.

Una mañana, Kirishima se encontraba sentado en su oficina esperando a que los minutos pasaran ya que tendrían junta con otro empresario que tenía mucho prestigio. Sentía un poco de nervios pero era normal, siempre le sucedía cada que alguien iba a su empresa.

Su secretaria le habló por el teléfono indicándole que aquel alfa había llegado, sin perder más de su tiempo, se acomodó el traje y salió en dirección hacia la sala de juntas.

Al abrir la puerta su vista se dirigió a un señor que por alguna razón le encontraba parecido con Denki; se acercó para extenderle su mano.

—Buenos días, me llamo Eijiro Kirishima, un gusto—sonrió para dar una buena impresión.

—Eijiro—repitió tomando su mano para corresponder al saludo—Kirishima. Tenía ganas de conocerlo—de igual manera sonrió pero apretó su mano.

Kirishima sintió el apretón, pero sólo se limitó a seguir sonriendo. Sabía que aquello era una señal de que no era de su agrado.

—Señor Kaminari—interrumpió su asistente provocando que el nombrado soltara su mano y dirigiera la vista hacia la chica.

Kirishima retiró su mano y desvió la mirada algo incómodo, no entendía el porqué su comportamiento si era la primera vez que se veían. Entonces su mente hizo chispa al recordar como lo habían llamado "Kaminari"; miró de reojo al alfa pensando en la posibilidad de que fuera el padre de Denki. Algo dentro de él le decía que era muy obvio el parecido, pero luego estaba la opción de que solo era casualidad. Podrían existir más Kaminaris, así que optó por la última opción.

Después de eso cada quien tomó asiento para escuchar atentamente la junta, se trataba de una alianza para que ambas empresas salieran beneficiadas. Kirishima prestaba atención, pero en ratos sentía la mirada del alfa, así que varias veces sus miradas cruzaron pero el contrario solo le sonreía provocando que Kirishima sintiera escalofríos. Aquella sonrisa no era normal, hasta sentía que estaban en guerra, pero seguía sin comprender el porqué.

Al finalizar la reunión se despidieron pero seguía sintiendo ese toque de amenaza, solo pudo sonreír al no saber que hacer o decir.

Los meses siguieron pasando y todo transcurría con normalidad; el señor Kaminari seguía vigilando a su hijo desde lejos. Kei se volvía cada vez más cercano a Denki, ambos salían a pasear y en Kinder pensaban que el rubio era su mamá.

El pequeño seguía sacándoles fotos cada vez que estaban distraídos en su propio mundo; eran los únicos que no se daban cuenta en la forma en que se miraban o actuaban cada vez que estaban juntos. Ya hasta tenía su álbum lleno, pero no era capaz de enseñárselos.

Se ruborizaban cada que tenían contacto intencionalmente, no dejaban de pensarse ni un segundo, cada que estaban lejos se mandaban mensajes con alguna excusa. Por las tardes, siempre salían con Kei y ante la vista de los demás eran una familia feliz.

Denki siempre ayudaba a Kei con sus tareas, lo bañaba, lo arropaba e incluso antes de dormir le contaba un cuento, técnicamente hacia el labor de una madre.

Navidad se acercaba y sería la primera vez estando juntos; se encontraban arreglando el arbolito, Kei estaba más alegre de lo normal, ayudaba a colocar las esferas y al final, Kirishima lo cargó para que colocara la estrella.

—¿Seguro que no irás con tus padres?—preguntó Eijiro quien aún tenía entre sus hombros a Kei.

—No—respondió mirando al árbol—No creo me necesiten.

—Pero son tus papás—comentó Kei.

—Lo sé y por eso mismo lo digo.

—Bueno, nosotros si te necesitamos—sonrió—será nuestra primera navidad juntos. Papá siempre me compra muchos regalos, es muy divertido estar con él.

—Me imagino, te la debes de pasar muy bien—correspondió a la sonrisa.

—Papá quiero que usemos pijamas a juego.

—¿Compartir pijamas?—se quedó pensando—Bueno, si Denki está de acuerdo—Kei miró al rubio esperando su respuesta.

—De acuerdo, me parece buena idea.

—¡Dijo que si papá!—bajo la mirada para verlo—¿podemos ir a comprarlas?

—Vaya, parece que alguien está emocionado—comentó divertido—claro, vayamos.

—¡Sí!—alzó los brazos moviéndolos de un lado a otro.

Kirishima y Kaminari solo se miraron entre sí para sonreírse, había algo que adoraban mucho, y eso era ver la felicidad de Kei.

Salieron de la casa para encaminarse al centro comercial, era fin de semana y había mucha gente, además de que el clima estaba frío, caminaban tomando de la mano a Kei, el pequeño se encontraba en medio de ambos, aunque llevaban guantes el frío traspasaba.

Entraron tranquilamente a una tienda para ver sus opciones, el que elegiría sería Kei y ninguno era de su gusto. Después de algunos atuendos más, finalmente se decidió por uno, primero se lo midió él y después los mayores.

Compraron las pijamas y salieron para ir a una cafetería, el pequeño al no poder tomar cafeína aún, optó por un chocolate, los tres convivían tan armoniosamente. Pero no se percataban que a lo lejos estaban siendo vigilados, aquel hombre era muy cuidadoso para no ser visto, pero Kei más de un vez lo logró ver, pensaba que era cualquier persona así que no le tomó importancia.

Al terminar sus bebidas, decidieron pasar a comprar más arreglos para la noche navideña, ya tenían cosas pero Kei estaba muy emocionado que quería más. Navidad era su época favorita, además de disfrutar de la nieve, este año la pasaría con su "mamá" lo que siempre soñaba.

Mi Nueva Mamá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora