Unos meses más tarde, Denki se encontraba llegando a su pequeño cuarto donde rentaba, habían sido largos y duros meses para él; sus padres no tenían contacto con él, bueno, algunas veces su madre le escribía.
Su vida cambió de la noche a la mañana, hasta sus amigos en cuanto se enteraron de que su padre lo corrió, dejaron de hablarle poco a poco hasta por fin distanciarse.
Aún recuerda que esa última vez en que salieron; pero al decir que no llevaba dinero para pagar sus bebidas, simplemente dijeron que ese día estaban ocupados por lo cual sería mejor salir en otra ocasión.
Unos hipócritas.
En realidad solo eran sus amigos por puro interés; en cada una de sus salidas el que pagaba la cuenta era él; lo único que les interesaba era el dinero de su padre.
Incluso, creyó que Shinso sería diferente, pensó que había algo romántico entre ellos, pero se equivocó.
Lo bueno que ya había terminado la universidad y eso era una gran ventaja; ya que el dinero que ganaba era para vivir su día a día y no tendría otros gastos.
Como su padre le había dicho, solo lo ayudó el primer mes y de ahí se las tuvo que arreglar.
¿Cómo lo hizo?
No él sabía.
Se desplomó en su pequeña cama para cerrar los ojos lentamente y así quedar completamente dormido; había sido un día muy agotador. En su trabajo tuvo que soportar a clientes insoportables y además se aburría en la biblioteca.
Sin duda, buscaría otro trabajo.
En otro lado, un pequeño pelirosa se encontraba jugando en su propia área de juegos; su padre siempre le daba todo, pero había un problema.
Nunca estaba presente.
Ese día estaba temprano en su casa ya que era el día libre de su padre, había pasado por él a la guardería y en cuanto llegaron comió algo para irse a jugar. Su padre se quedó un rato con él hasta que recibió una llamada.
Se levantó de donde estaba sentado y se alejó para responder el teléfono, unos minutos después y en su portón estaba una chica que suponía era omega.
Ella al ver a su padre lo saludo y le sonrió. El pequeño sabía que sucedería después, así que se levantó del columpio e intento entrar a su casa, pero justo antes de poner un pie adentro, escuchó la voz de su padre.
—Kei—se detuvo de golpe y se giró—ven acá hijo, quiero presentarte a alguien.
La omega que estaba abrazada a lado de su padre, lo miró con extrañeza para después dirigirle la mirada al pequeño.
—¿Hijo?—detuvo su caminar.
—Sí, mi hijo—bajo la mirada para observarla—sí vamos en serio, es correcto que lo conozcas—el pequeño pelirosa se acercó hacia su padre y este al tenerlo cerca, posó su manos sobre los hombros del menor.
El infante no quería ver a la chica, temía a ver la reacción.
—Me da mucho gusto conocerlo, es un niño muy bonito—sonrió algo forzada y poco a poco empezaba a alejarse—sabes, recordé que tenía algo por hacer.
—Entiendo. Que te vaya bien—respondió con una sonrisa amplia.
La omega miró al pequeño por última vez y sonrió hipócritamente para después salir a paso veloz. Kirishima la despedía aún con esa sonrisa tan cálida para después bajar su mano.
—Perdón papá... Yo n-no quería que-...
—Tranquilo Kei—apretó su agarre sobre su hombro sin lastimarlo—sabía que esa chica no quería nada serio, solo me buscaba por el dinero.
El pequeño no respondió y seguía triste; él sabía que era la razón por la cual su papá no conseguía pareja, todo por que en una ocasión cometió un error.
Un grave error.
Kei se encontraba con su tío Izuku, aunque verdaderamente no lo era. Le decía así porque era la pareja de su tío Katsuki, quien era el mejor amigo de su papá; lo llamaba así por la amistad que existía entre ellos.
Izuku lo cuido desde que era un bebé, no tiene recuerdos de su mamá, no sabía nada acerca de ella, ni fotos había. Siempre convivió con el pecoso que le brindaba amor, así que lo quería como a una madre.
A pesar de que Izuku tenía a su propia hija, nunca lo dejaba aún lado. Lo hacía sentir amado e incluido.
Hasta lo sacaba a sus viajes con su familia, siempre celebraba sus cumpleaños, le hacía galletas, lo arropaba y cuando podía lo bañaba.
Ese día su padre llegó, pero se percató de que venía con alguien más. Su mirada se dirigió hacia ellos y en cuanto vio a aquella omega, salió corriendo con una sonrisa enorme.
—¿Me conseguiste una mamá?—dió saltos de felicidad, pues era uno de sus sueños. Tener a alguien que lo amara mucho, así como Izuku lo hacía.
Lo que al pequeño le pareció buena idea, fue todo lo contrario.
Aquella omega se giró muy enojada hacia su padre para darle una cachetada, se veía demasiado molesta que provocó pánico en el pequeño pelirosa. Le gritó cosa que a Izuku no le pareció y empezó a defenderlo, lo rodeó entre sus brazos para cubrir su cuerpo y taparle los oídos.
Eso fue un trauma para el cachorro, ya que después de ahí, cada que su papá llegaba con un omega, estos no tardaban en dejarlo.
Así que supuso que todo era por su culpa y jamás dejaría que su papá encuentre a alguien más. Kei quería que tuviera un omega que lo amara, justo como sus tíos se amaban.
Kirishima le explicó que no era su culpa, que a él no le importaba quedarse solo, después de todo lo tenía a él y con eso era feliz.
Pero aún así, Kei cada vez que veía que alguien llegaba a su casa, corría a esconderse. Cosa que Kirishima no permitía, si alguien quería estar a su lado, tendría que aceptar y querer a su hijo.
No era obligación, nunca obligo a nadie a hacerlo y no lo haría. Siempre que conocía a alguien dejaba en claro que era un alfa con un hijo, aunque al inicio nadie le creía hasta que lo veían.

ESTÁS LEYENDO
Mi Nueva Mamá
FanfictionKirishima un alfa que cuida a su cachorro de 6 años, decide contratar un niñero ya que por su trabajo le es imposible cuidarlo siempre. El pequeño se encariña mucho con él que quiere que sea su nueva mamá y no se va a rendir hasta conseguirlo.