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Eijiro un alfa de 20 años de edad, esta enamorado perdidamente de una omega llamada Mina, el problema es que, al ser muy tímido le es imposible acercarse a ella. Ambos estudian en la misma universidad, pero ella siempre está rodeada de chicos y chicas, ya que era muy alegre y todos querían ser sus amigos.

El alfa se desanimaba, pensaba que no era lo suficiente para acercarse, pero su amigo Katsuki, siempre lo animaba, a su manera, pero lo hacía.

Pasó por la mitad de su carrera así, solo la miraba de lejos y se conformaba, se había rendido completamente sin al menos intentarlo.

Hasta que un día todo cambió. Aquella omega se había percatado de que este siempre la miraba, así que al ver que él no se decidía, fue ella quien dió el paso.

— Hola—dijo provocando que el pelirrojo se sobresaltara— perdona, no era mi intención asustarte.

Eijiro al ver de quien se trataba, solo se puso rojo como un tomate, podía sentir que hasta sus orejas lo estaban.

Aquella acción se le hizo tierno a la pelirosa, solo sonrió cálidamente, ese chico siempre le pareció muy atractivo, pero lamentaba que nunca tomó la iniciativa.

Desde aquel día, Mina siempre se la pasaba con él y se podía decir que sus sentimientos iban creciendo; todos en la universidad podían notarlo debido a las feromonas que ambos dejaban salir.

Para su último semestre al fin decidieron formalizar una relación; todo era color de rosa, como un cuento de hadas. Eijiro siempre trataba de darle lo mejor, le compraba cosas caras, flores, peluches, algunas joyas e infinidad de cosas.

Eijiro estaba muy enamorado que podía jugar que se casaría con ella, pero, su amigo Katsuki no estaba del todo seguro, algo lo alertaba; ya que Mina no era la misma, se había vuelto muy ambiciosa.

Cuando se graduaron, Eijiro le regalo su propio auto, el padre de este y su único amigo no estuvieron de acuerdo, pero el pelirrojo no hacía caso.

— Esto ya fue mucho—se quejó un rubio cenizo—debes de parar de comprarle cosas caras. —La estas malacostumbrando.

— Sí me da la oportunidad de comprarle lo que ella me pida, lo haré— dijo algo molesto. Empezaba a hartarse de que todos a su alrededor querían que dejara de comprarle cosas de ese tipo. —No es mi problema que tú no le compres cosas así a Midobro.

— Oye—bufó— mi omega no es tan avaricioso. Además, no estamos hablando de mí, si no de ti.

— Pues entonces déjame hacer lo que quiera.

1 año después y la omega anunció que estaba embarazada, pero en ese transcurso ella empezó a irritarse por todo, se quejaba porque decía que Eijiro no tenía tiempo para ella.

Su razón era, el padre del alfa lo estaba entrenando para ya ser el nuevo heredero de su empresa, debido a eso dejaba de pasar tiempo con ella.

Pero aún así Mina salía a divertirse, después de todo Eijiro nunca se enteraba de esas salidas y si lo hacía, no le diría nada.

Cuando le dijo al alfa que estaban esperando un cachorro, este se quiso casar, pero ella simplemente se negó. Mejor quería esperar a que su embarazo pasara y como siempre, Eijiro cumplió su capricho.

En su embarazo el alfa siempre la acompañó, estaba allí para darle sus antojos y demás cosas. Nunca se despegaba de ella, incluso si se encontraba en la empresa, si Mina lo llamaba; salía corriendo para verla.

Cosa que a su padre molestaba, claro que después de regresar lo terminaba regañando por su falta de profesionalismo.

Había un problema, Mina no estaba marcada por Eijiro, ella decidió que lo mejor sería el día en que se casaran, así que el pelirrojo ansiaba ese momento, al fin tendría una familia con la omega que amaba más que a su propia vida.

Mi Nueva Mamá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora