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Cuando el pelirrojo se fue, Denki busco a los pequeños y los encontró sentados viendo televisión por lo cual se acercó a ellos para tomar asiento a su lado.

—¿Qué miran?

—Winnie Pooh—respondió la pequeña rubia.

—Oh, claro. Ya veo, ¿quieren que les prepare algo?—los miró.

—No tengo hambre, acabo de terminar—respondió Kei.

—Ni yo, gracias Denki—el mencionado se sorprendió un poco, eran niños muy bien portados y educados.

—Bien, si se les ofrece algo solo háganmelo saber—se puso de pie para ver que hacer, no podía permanecer quieto porque sentía ansiedad, necesitaba hacer algo para no aburrirse.

Pero no había nada que limpiar, al parecer el pelirrojo mantenía la casa en orden además de cuidar de su pequeño.

Regresó al lugar donde estaban las fotografías, para observarlas detenidamente, ver el crecimiento del pequeño hacía que su corazón se sintiera feliz y su omega interior deseara tener un cachorro.

—¿Un cachorro?—se dijo a sí mismo—No, no. No estoy listo, además, ni pareja tengo—se regañó.

Con el único que había tenido intimidad era Hitoshi, pero él al ser un beta, era imposible que quedará embarazado. Ha decir verdad, sus antiguas relaciones siempre eran con betas, nunca con alfas y eso que tenía a muchos detrás de él.

Tal vez ningún alfa le llamaba la atención o por el simple hecho de que podía quedar embarazado.

Para la tarde les hizo una merienda, aunque era su primera vez, le salió a la perfección; se sintió orgulloso de si mismo. Desde que se mudó solo, tuvo que aprender a cocinar ya que antes tenía a su mamá para que le cumpliera sus caprichos.

—Pequeños, les hice Dorayaki—dejó el plato en la mesita que estaba delante de ellos.

—Gracias Denki—dijo muy alegre Kei para tomar uno—a papá no le salen—lo llevo a su boca para morderlo—¡sabe muy rico!—sonrió entrecerrando los ojos. Sus mejillas estaban llenas y parecía una ardilla que comía sus bellotas.

—Denki, quiero ir al baño—se puso de pie la niña y lo jalaba de su camiseta.

—¿A-al baño?—se sintió nervioso. Jamás había cambiado pañales.

—Sí, acompáñame—lo tomó de la mano—me da miedo ir sola—con su otra mano disponible, llevo uno de sus dedos a su boca.

—Claro princesa—reforzó el agarre de su mano y empezó a caminar, pues ya sabía a que dirección ir ya que había explorado un poco la casa. Había un baño en ese mismo piso y arriba otro, así que optó por el primero para que la pequeña no subiera escaleras.

Llegaron al baño y la pequeña entró, cuando Denki quiso ayudarla a levantar su vestido, ella solita lo hizo; hasta se subió a la taza del baño sin su ayuda.

—¿No usas pañal?—preguntó confundido.

—No, ya no uso.

En ese momento llegó Kei quien traía la mochila de la pequeña, por si en dado caso la llegara a necesitar.

—¿Quieres que te ayude en algo?

—No, muchas gracias—se bajo de la taza para tomar papel y limpiarse sola—Mami me ha enseñado a hacer las cosas solita.

—Vaya... —entonces recordó su infancia, tal vez y su padre tenía razón cuando le dijo que estaba muy mimado.

La pequeña se acercó a lavamanos para abrir la llave y tomar jabón. Denki se sorprendía cada vez más, a pesar de ser niños ricos podían valerse por sí solos.

Mi Nueva Mamá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora