Kyoka regresaba del baño y pudo percatarse de que su amigo estaba atendiendo a un alfa, era atractivo pero no para su gusto, además. Ambos eran alfas.
Se quitó los auriculares y se acercó. Cuando el alfa se marchó escuchó que su amigo soltó un suspiro.
—¿Enamorado?—dijo provocando que el contrario sobresaltara.
—¡Maldita!—se llevó la mano a la altura de su corazón—casi me matas del susto.
La pelimorada no mostró alguna reacción.
—¿Donde estabas? Tuve que atender yo—le reprocho.
—Fui al baño. Pero ve el lado positivo, atendiste a un cliente guapo.
—Bueno si—sus mejillas se ruborizaron un poco—pero, lo volveré a ver. Vendrá a dejar el cuento que se llevó.
—¿Cuento? Entonces es para su hijo supongo, lo cuál significa que está casado.
—Pero, yo no conozco a su pareja. Así que, no hay problema—guiñó.
—¿Serías un roba maridos?—cruzó los brazos—Bueno, si te creo capaz.
—¡Oye! ¡Lo decía de broma!—se hizo el sentido.
—Sí ajá. Bueno, ¿ya terminaste? Para cerrar temprano.
—Ya hubiera terminado si alguien no se hubiera ido al baño—la fulminó.
—Como dicen, el hubiera no existe—lo tomó de los hombros—anda, vete a terminar—lo empujo.
—Si—dijo pesado y se fue a terminar de acomodar los libros.
Kirishima llegó a la casa de su amigo, estacionó el auto y ahora se encontraba caminando por los pasillos para llegar a la sala donde su hijo estaba.
Los encontró viendo televisión y Katsuki ya estaba casi dormido. Se acercó y se sentó a lado mientras su mirada se dirigía al programa que estaban pasando.
—Papá—dijo Kei cuando se dio cuenta de su presencia—¿Ya nos vamos?—se levantó del suelo y se acercó, Katsuki al escuchar hablar a Kei, se reincorporó para voltear a ver a su amigo.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí?
—Casi acabo de llegar, ¿cómo se encuentra Izuku?
—Ya está un poco mejor—se froto los ojos.
—Papá, ayude a tío Bakugou a prepararle té y sopa—dijo muy animado.
—¿En verdad?—despeinó el cabello de su hijo—Es es genial—el pequeño disfruto del contacto de su padre y sonrió. —Bueno—se puso de pie—muchas gracias por cuidar de Kei.
Después de despedirse de su amigo y de la pequeña niña, salió con su hijo entre sus brazos. Lo llevo con cuidado para sentarlo en el lado del copiloto, le puso el cinturón de seguridad y cerró la puerta para ahora pasarse a su lugar.
En el transcurso a su casa Kei le iba contando a Kirishima que tanto hizo en el kinder y sobre la tarea que su tío Bakugou le ayudó a hacer.
Cuando llegaron a su casa, Kirishima colocó su mochila en el sillón y se fue a preparar el agua para que se bañara, a pesar de que aún era un niño de casi 6 años, ya no quería ser bañado, él lo hacía por si solo.
Preparo su pijama y lo dejo sobre su cama, solo tomó la toalla para dejarla en un estante. Kei se desvistió y entró a la bañera, le gustaba mucho porque así se relajaba, Kirishima le dejó algunos juguetes para que estuviera un rato divirtiéndose.
—Cuando termines me gritas, ¿entendido?
—Sí papá—sonrió y tomó el barco de juguete.
—Ten cuidado por favor, no te sumerjas mucho, ¿entendido?—el pequeño solo asintió—confiaré en ti, preparé la cena, ¿qué te gustaría?
—Omuraisu.
—De acuerdo. Si necesitas algo ya sabes, grítame—dijo para después salir sin cerrar la puerta.
Aunque se quedaba preocupado, temía a que ocurriera un accidente, pero se había vuelto rutina para ambos. Así aprovechaba para hacer la cena y si alcanzaba, a hacer otras cosas como por ejemplo, echar a lavar la ropa de ambos.
Bajo a la cocina y se dispuso a cocinar lo que su querido hijo le pidió, o sea, omuraisu; que se trata de un pedazo de tortilla de huevo, rellena de arroz, verduras y algunos fideos.
En ratos lo llamaba para estar seguro. Cuando terminó de preparar la cena, subió hacia el baño.
—¿Terminaste?—tomó la toalla del estante.
—Sí papá—se puso de pie y Kirishima se acercó para secarlo, después le enredo la toalla para así cargarlo y llevarlo a su habitación.
Lo secó y lo empezó a arropar, el pequeño solo se dejaba mientras cantaba, era su manera de demostrar que se sentía feliz.
—Ve a la cocina—dijo tomando la toalla—iré a limpiar la bañera, ¿bien?—el pequeño asintió.
Kirishima le respondió con una sonrisa, amaba que su hijo era tan accesible. Después de limpiar la bañera bajo para servir la cena y así ambos disfrutar de lo que preparo.
—Entonces, dices que te ganaste otra estrella, ¿verdad?—servia jugo de naranja.
—Sí papá, pero creo que se me quedó en casa de tío Bakugou—se llevó la cuchara con comida a la boca.
—Siempre ganas estrellas por lo que veo.
—Sí, es que participo mucho, la maestra me dice que soy muy inteligente—sonrió.
Siguieron platicando en lo que terminaban de cenar, al finalizar Kirishima recogió los platos y los lavo. Dejó un rato a Kei en la sala para que viera la televisión en lo que él se duchaba; cambió el traje por una cómoda pijama que hacía juego a la de su hijo.
Regresó con Kei para ambos irse a lavarse los dientes, después lo llevó a su habitación y se recostaron.
—Bien, ahora te leeré este libro—lo llevaba entre sus manos.
—¡Sí! ¡El cuento que te pedí!—se acomodó en su cama listo para escuchar a su papá.
Kirishima revolvió el cabello de su hijo y se dispuso a leer, el pequeño se acurrucó mientras escuchaba la lectura, al paso de los minutos iba cerrando los ojos completamente hasta que finalmente se quedó dormido.
Cuando el pelirrojo lo notó, cuidadosamente se levantó para no despertarlo, lo terminó de cobijar y le dio un beso en la frente. Salió de la habitación para irse a hacer un poco de aseo, miró el reloj y marcaban las 10 pm, suspiró algo agotado.
Realmente necesitaba a alguien que lo ayudara con el mantenimiento de su casa, pero las que contrataba al final terminaban renunciando porque sus intenciones siempre eran coquetearle, pero al ver que no mostraba interés se cansaban y se iban.
Ahora se encontraba planchando su ropa para el día siguiente y prepara el lonche para su hijo, además de también sacar su uniforme.
Cuando terminó todo eso, se dejó caer al sillón a descansar un rato, pero se reincorporó al instante ya que veces anteriores se había quedado dormido allí.
Ser padre soltero era un trabajo muy difícil, era ser padre y madre a la vez, daba lo mejor de él para que no le faltara nada a su razón de vivir.
Subió las escaleras pesadamente, antes de entrar a su habitación echó un vistazo para ver cómo se encontraba su hijo, al confirmar que estaba bien, cerró la puerta y se adentro a su habitación que estaba enfrente.
Pensó mucho en hacerle la propia habitación de Kei, él siempre lo quería a su lado, pero su hijo a veces tenía comportamiento de un niño grande, demostraba ser alguien valiente.
Admiraba eso de él.
Dejó su celular en la mesa de noche que estaba a un lado de su cama y se acostó para finalmente descansar, mientras miraba al techo la imagen de un rubio con un mechón negro, vago por su mente.
Sonrió sin pensarlo.
—Que lindo—mantuvo la sonrisa hasta que se dio cuenta, movió la cabeza ligeramente—pero en que estoy pensando—se regañó a sí mismo.
Miró el reloj y ya marcaban las 12 am, se dio la vuelta para apagar la lámpara y finalmente cerrar los ojos.
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Mi Nueva Mamá
Fiksi PenggemarKirishima un alfa que cuida a su cachorro de 6 años, decide contratar un niñero ya que por su trabajo le es imposible cuidarlo siempre. El pequeño se encariña mucho con él que quiere que sea su nueva mamá y no se va a rendir hasta conseguirlo.