—¡¿Que?!—exclamo la chica pelimorada—No juegues con eso, ¿de verdad?
—No estoy jugando—comentó ruborizado.
—Amigo, técnicamente eres como su nuevo esposo—se acercó a su popote para beber la malteada. —Listo, ya ganaste. Pudiste conquistar al alfa.
—Cállate—su rostro se ruborizó más—no es así.
—¿Qué sigue? ¿Van a coger?
—¡Kyoka!—ya parecía un tomate.
—Pues qué. Estarán solos en casa, tú eres omega y él un alfa, ¿qué esperas? Algún día les llegará el celo.
—Pero tomo mis supresores.
—Vivirás con un alfa y no con uno cualquiera, se nota que es dominante, dudo que tus supresores funcionen con él.
—De todas maneras no, está Kei.
—¿Y eso que? Él puede dormir o si quieres yo lo cuido. A lo que me cuentas parece un niño bueno.
—No Kyoka, ya deja de pensar en perversiones. Consíguete una novia o yo que sé.
—No gracias, ya te dije que el amor no es para mí. Y no me cambies el tema—lo señaló—estamos hablando de ti, de cómo en estos días tendrás a tu propio cachorro.
—¡Kyoka ya!—se cubrió la cara por la vergüenza que su amiga lo hacía pasar.
—Vamos, no te hagas el inocente, sabemos que no lo eres—de nuevo le dio un sorbo a su bebida—te encanta el sexo rudo.
—Esas cosas no se dicen en público—aún mantenía sus manos en su rostro. —Además, sabes que no me meto con alfas.
—Será tu primera vez entonces. Quien lo diría, mi amigo dejara de ser virgen—dijo en un tono sarcástico acompañado de una risa.
—Ja ja ja—dijo sarcástico—que risa—se dejó de tapar y la miró serio. Cállate que tú eres más virgen que yo.
—¿Quién te dijo?
—Por favor, te la pasas diciendo "el amor no es para mi" —dijo haciendo entre comillas con sus dedos—es tan obvio querida.
—Pero eso no significa que no haya tenido mis aventuras, y te dije que no me cambiarás de tema—lo volvió a señalar.
—Además, solo viviré con ellos. No quiere decir que seré su nuevo esposo, yo adoro a Kei, pero... No lo sé.
—Seamos sinceros, el niño también te adora. Yo creo que ya hasta te considera parte de la familia—se encogió de hombros—y el único que aún no se decide es el papá, pero, no lo entiendo. Tan solo mírate, eres un omega lindo, un poco tonto y estúpido, pero tienes tus atributos.
—Gracias por ayudarme, eh—la fulminó con la mirada.
Siguieron platicando hasta que se hizo más tarde, se despidieron y cada quien tomó su recorrido a su casa. Denki se sentía ansioso, pero aún así empezó a empacar, no tenía tantas cosas después todo.
Después pensó en su papá, se supone que él lo ayudó a conseguir ese pequeño cuarto, obvio se daría cuenta si lo deja o simplemente ni lo notaría.
A la mañana siguiente Eijiro se encontraba delante del pequeño cuarto, ya que minutos antes le había mandado la ubicación, cuando abrió la puerta pudo notar al pelirrojo pero no solo a él, si no también al pequeño.
—¿Kei? ¿No fuiste al kinder?
—No, decidí faltar para estar contigo—comentó muy emocionado—¿Puedo entrar?
—Claro, adelante—se hizo a un lado para que pudiera entrar.
—Perdón—dijo algo nervioso Eijiro—se enteró de que vivirías con nosotros y quiso venir a ayudar, espero no te moleste.
—¿Y por qué me molestaría?—sonrió.
El pequeño tomó una caja chica y se acercó a ellos. —Vamos papá, no te quedes ahí parado—salió para dirigirse al coche—ambos se miraron entre sí para reír ante la acción del niño.
Y así Eijiro empezó a cargar las maletas que contenían cosas del rubio, cuando terminaron Denki miró por última vez aquel cuarto solitario; recordó la vez que llegó ahí sin saber nada, de pronto se visualizó a él mismo.
Un chico que no sabía hacer nada, aquel chico inmaduro que tuvo que sobresalir por su cuenta, un chico que quería hacer sentir orgulloso a su papá, aunque este ni siquiera se preocupara en llamarlo. Se vio a sí mismo haciendo un desastre en la pequeña cocina, esa vez que se intentó hacer de comer terminó en caos.
—¿Denki?—escucho una voz familiar, así que se giró para ver al pelirrojo quien lo miraba—¿Todo bien?
—Sí—movió la cabeza ligeramente—todo bien—finalmente cerró la puerta. Dejando atrás ese pesado para iniciar una nueva vida.
Denki estaba a punto de subirse en la parte trasera cuando el pequeño se adelantó—Tú ve adelante con mi papá—cerró la puerta y a Denki no le quedó de otra más que obedecer.
Eijiro espero a que se subieran para luego también entrar, encendió el carro y arrancó. En el transcurso del camino Kei iba platicando con Denki de lo contento que se sentía por vivir juntos los 3.
Cuando llegaron a la casa, el pelirrojo bajo las cosas y subieron hasta el segundo piso, abriendo la puerta de una de las habitaciones disponibles.
—Esta será tu habitación.
—Sí, gracias—observaba todo. Parecía tan reluciente como siempre.
—Papá y yo limpiamos ayer—comentó Kei quien se sentó en el colchón de la cama—mi habitación está a lado, así que serás mi vecino—sonrió.
—¿De verdad? —se acercó para tomarlo de las mejillas y apretarlas—Pues que vecino tan encantador tengo.
—Y papá estará enfrente.
—Bueno, te dejamos para que te instales. Vamos Kei—dirigió la mirada a él, aún se encontraba en el umbral de la puerta.
—Si papá—se bajo de la cama para acercarse a él.
—Cuando termines puedes bajar a comer con nosotros—comentó masajeando los hombros de su hijo.
—Te estaremos esperando Denki—de nuevo esbozó una sonrisa.
—Claro, prometo que no tardaré.
Vio cómo salían de la habitación cerrando la puerta, fue entonces que dio un largo suspiro, para después empezar a desempacar.
Después de algunos minutos bajo, Kei ya se encontraba sentado en el comedor mirando hacia su papá, se giró al escuchar sus pasos y le sonrió.
—¿Ya terminaste?
—Sí—se acercó a la mesa.
—Eso fue muy rápido—dijo Eijiro acercando el plato del pequeño.
—Bueno, no tenía tantas cosas.
—Bien, entonces lávate las manos para comer juntos.
Denki se levantó para irse al fregadero; volvió a la mesa y ya estaba listo todo. Empezaron a comer y en todo momento Kei permanecía a su lado con esa sonrisa enorme, le agradaba mucho el hecho de que ya viviría con ellos.
Era un ambiente tan armonioso y único; Eijiro empezaba a sentir que su corazón se aceleraba con cada sonrisa que el rubio le regalaba. Empezaba a darse cuenta sobre sus sentimientos, era tan obvio, sin duda aquel omega le gustaba.

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Mi Nueva Mamá
ФанфикKirishima un alfa que cuida a su cachorro de 6 años, decide contratar un niñero ya que por su trabajo le es imposible cuidarlo siempre. El pequeño se encariña mucho con él que quiere que sea su nueva mamá y no se va a rendir hasta conseguirlo.