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Los días pasaban y Kei cada vez se hacía más apegado a Denki, siempre quería estar abrazado con él, cuando salían al parque nunca le soltaba la mano.

Kirishima empezó a notarlo ya que algunas veces que llegaba de su trabajo, los encontraba dormidos en la habitación del pequeño, Denki lo abrazaba mientras tenía en su otra mano el cuento que suponía que le contaba antes de dormir. Esos eran días en que llegaba muy tarde a su hogar debido al trabajo inmenso que tenía. Siempre le pagaba el taxi a Denki, ya que no podía llevarlo debido al pequeño.

No solo Kei empezaba a acostumbrarse a la compañía del rubio, si no que también Kirishima; sentía algo dentro de él que jamás en su vida había experimentado. Pero había un problema, tenía miedo de que su celo llegara, no quería hacerle daño, por eso tomaba sus pastillas para que las feromonas de Denki no le afectaran.

Se encontraba en la oficina revisando algunos papeles cuando entró cierto peliverde, alzó la vista y traía el rostro fruncido, se sentó en la silla de enfrente cruzándose de brazos.

—Me voy a divorciar.

Kirishima suspiró y dejó caer su peso en su silla, entrelazó sus manos para mirarlo—No me digas—dijo con algo de sarcasmo. Pues ya conocía a sus amigos y sabía que no lo decía en serio.

—Mi matrimonio con Kacchan ya no está funcionando—seguía cruzado de brazos mientras miraba a otra dirección.

En eso la puerta se abrió de golpe dejando ver a un rubio que se veía irritado, sus pisadas eran pesadas.

—Pelos de mierda, dile algo a Deku—y si que estaban enojados, ya que no solía llamarlo así. —Quiere divorciarse solo porque no le quise comprar una figura de All Might—se paró a lado de pecoso y lo señaló—y solo por eso dice que ya no lo amo.

—Es que ya no me amas.

—¿Cómo que no? ¡Yo te amo con toda mi vida!

—¡Si me amaras me comprarías la figura!—se puso de pie y empezaron a discutir.

Kirishima suspiró mientras los observaba, esperó pacientemente a que esa discusión se convirtieran en besos, cuando vio que se comían delante de él, tomó su celular para marcarle a Denki.

—¿Hola?—respondió del otro lado de línea.

—Hola Denki, perdón que te moleste pero, ¿crees que podrías recoger también a Tsubomi? Es el día libre de su niñera y sus papás no estarán disponibles por un tiempo—los miró de reojo mientras seguían besándose tan apasionadamente.

—Sí, no hay problema.

—Bien, avisaré a la guardería y gracias, nos vemos hasta la tarde. —colgó la llamada.

—Pelos de mierda—dijo con la respiración agitada—¿puedes cuidar de...—fue interrumpido.

—Lo sé. Lo sé, no se preocupen por Tsubomi, ya pueden irse a reconciliar—dijo sin mirarlos.

—Gracias Kirishima, te debemos una—comentó el pecoso antes de salir.

Solo escuchó la puerta cerrarse, rodó los ojos divertido por el comportamiento de sus amigos; le recordaba esas épocas cuando eran universitarios. Y de pronto, el recuerdo de cierta chica pelirosa apareció.

Mi Nueva Mamá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora