En las afueras de una ciudad tranquila, circulaba una historia que pocos se atrevían a contar después del atardecer. Decían que en las noches, cuando la niebla cubría las carreteras y los caminos estaban vacíos, un coche negro, alargado y brillante, comenzaba su cacería. No era un vehículo ordinario; parecía más bien una criatura retorcida y viva, una especie de serpiente mecánica que susurraba con el motor y se deslizaba en las sombras, esperando una víctima desprevenida.
Este "coche serpiente" no dejaba testigos, y aquellos que habían escuchado sobre él sabían que no había forma de escapar a su velocidad ni de esconderse en los campos oscuros. Los faros parecían dos ojos ámbar que se encendían de golpe, y una vez que miraban a alguien, no soltaban su rastro. El monstruo rodante se acercaba con una sed implacable.
La única manera de sobrevivir al ataque era, irónicamente, aprovecharse de su propio combustible. Al parecer, esta criatura no se alimentaba de gasolina común. Su adicción era el alcohol. Con cada botella que arrojaban o vertían en la carretera, la criatura se detenía, como si inhalara su "alimento" y se desorientara momentáneamente. Solo aquellos que lograban "emborrachar" al coche lograban escapar, pues el monstruo metálico comenzaba a moverse de manera errática, con el motor rugiendo como un lamento entrecortado.
Dicen que más de una vez el coche serpiente se ha detenido, su motor rugiendo con desesperación al no encontrar el combustible de su adicción. Pero en cuanto recupera fuerzas, vuelve a las carreteras, buscando a quienes no conozcan su secreto.
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La Casa de las Historias de Terror.
Paranormalson muchas historias de terror en un solo libro, pero puede haber historias que se conecten. Pero recomiendo leer como lo he puesto